15: El poder de Mónica

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Viktor se dio cuenta quien fue la responsable del ataque. Alzó las manos hacia el cielo, empezando a formarse una gran bola de energía color azul. Yo no iba a dejar que le hiciera algo a Mónica por lo que de inmediato fui hacia él, sin embargo, algo me golpeó con fuerza y me mandó a volar contra una de las paredes de piedra. Me dejó aturdida, pero una fuerte luz me hizo cerrar los ojos.

Al abrir los ojos, vi directo hacia Mónica y con alivio vi que con ella estaba Iván, Lizzie, Samuel, Ileana y otros más. Tras de ellos, también estaban algunos niños, seguro que los estaban protegiendo.

A mi tío lo vi levantarse, pero esta vez iba hacia mi papá.

El poder tronaba por dentro, en las yemas de mis dedos podía sentir los piquetes de que pronto algo saldría.

Otro ataque iba directo hacia mí, no pude reaccionar a tiempo y lo único que hice fue cerrar los ojos con todas mis fuerzas como si eso fuera a detenerlo.

El ataque no llegó a mí y miré, frente a mí estaba Ethan, todavía lastimado, pero con las manos tendidas hacia el frente donde se dibujaba un circulo plateado que nos protegía y noté que ya no nos encontrábamos en la misma ala de hace un segundo. Me transportó.

—Se supone que deberías estar descansando —le dije, no quería admitirlo, pero estaba preocupada por mi guardián.

—Y se supone que tú deberías estar en la zona segura —replicó él sin darme la cara.

Simplemente suspiré, tenía razón.

—Gracias —estaba muy agradecida con él por salvarme.

—No será gratis, Luna —respondió y me miró por un segundo por el rabillo del ojo.

Eso no era nada bueno.

—Un twinkie de chocolate, es mi oferta, la aceptas o la dejas —contesté, tenía que eludir de algún modo sus pensamientos morbosos.

—Necesitaré a una enfermera que esté al pendiente de mí en lo me recupero —Ethan bajó los brazos, se dio la media vuelta y me abrazó.

Los dos flotamos rápidamente para esquivar otros ataques que derribaron la columna de piedra. En el aire, Ethan hizo magia para responder a esos ataques, sin soltarme de la cintura que de lo contrario ya me hubiera roto la cabeza, pero hubo uno que iba a dar directo a mi guardián y por lo que sé, era mortal.

—Ni te emociones —murmuré, tendí mi palma hacia el ataque.

La magia brotó tan natural, tan poderosa... volví a sentirme viva.

Una lanza giratoria de color plata que iba directo a Ethan quedó flotando a poca distancia, la hice dar la media vuelta y la lancé hacia quien la invocó.

—Estamos a mano. Búscate a otra enfermera —le dije a Ethan una vez que escuchamos el grito del brujo que cayó en su propio ataque.

—Oh, qué pena entonces, y yo que ya tenía el uniforme perfecto para ti...

—Póntelo si quieres, depravado —contesté, enfadada.

Los dos bajamos suavemente y un montón de brujos nos rodearon, de hecho, me impresionaba cuantos eran, ni siquiera pude contarlos. Algunos los había visto, eran como los escoltas de mi abuelo.

—Tenemos orden de llevarte de vuelta a casa, señorita Luna —dijo uno de los guardias a quien de inmediato reconocí.

Era Otto. Uno de los más serviciales y también de los más guapos que escoltaban a mi abuelo. Lástima que es gay y que su pareja sea Doug, otro chico también guapo. Eeeen fin, no se puede tener todo en esta vida, ¿no?

Luna Blackwood: Una Bruja RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora