43: Oscuridad

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Las piernas me flaquearon y sentí el cosquilleo del terror anidarse en mi estómago. Si no fuera porque Mónica me apretó la mano con fuerza, me hubiera caído. Por su tacto supe que ella también le temía a ese hombre. 

No podía apartar mis ojos de ése señor que movió una mano como si estuviera cortando el aire con una espada invisible y al instante se escuchó un grito desgarrador. Volteé hacia atrás al saber de dónde provenía ese grito y con horror vi a Camila flotando en el aire por una fracción de segundo para luego caer con una brutalidad al suelo donde levantó un montón de tierra en el impacto.

Mi corazón se detuvo al momento, apreté con todas mis fuerzas la mano de Mónica y ella la mía. 

—¡Mátala! —gritó James con tanto odio que su voz salió distorsionada.

Retuve el aliento cuando el cuerpo de Camila salió a flote, a su alrededor aparecieron unas lanzas plateadas brillantes.

—No —musité, estaba temblando.

Las lanzas iban directas a ella, no pude ver, cerré los ojos, sólo escuché el grito de Ileana.

Me sentí mareada, sin fuerzas para mantenerme de pie por lo que terminé cayendo de rodillas. El corazón se me hizo un puño, latiendo con tantas fuerzas que resonaba dentro de mi cabeza, no podía creerlo, Camila... ella... lloré amargamente en silencio, sólo yo sabía el gran dolor que me provocaba la perdida de una gran amiga.

—Lástima, besaba muy bien, en fin, la vida continua —habló James sin un ápice de sentimiento—. Vámonos, Luna —sonó rebosante.

—¡Tú, desgraciado! —No sé de donde saqué fuerzas para ponerme de pie y agarrarlo por la solapa para agitarlo.

Él me sonreía de forma socarrona. Mis manos temblaban, mi corazón latía con violencia, lo único que deseaba en ése momento era matarlo.

—No es necesario que se manche sus manos, señorita Blackwood —habló el sujeto muy tranquilo.

Lo miré con ganas de matarlo también. Iba acercando su mano hacia mi rostro.

—No te atrevas a ponerle una mano encima a Luna —Ethan apareció agarrándole la muñeca al hombre antes de que llegase a tocarme.

Solté a James para abrazar a Ethan, me sentí tan agradecida cuando él me puso su brazo en mi espalda y me apretó más a él. Seguía llorando por la pérdida de Camila.

—¿De qué te valiste para ser su guardián? —interrogó el tipo con voz pasiva.

—Una promesa —respondió Ethan con convicción y me apretó con más fuerza.

El hombre bufó.

—Ya termina con esto, mata a todos y trae a Luna —ordenó James.

—¡Que la mate a ella! —exclamó Katie con voz venenosa—. ¡Esa perra no tiene por qué vivir! ¡Mató a tu padre y a Loan! ¡Tiene que morir! 

—No madre, jamás mataría a Luna, y por favor no le digas así —respondió James tranquilo, podía imaginarme una sonrisa malvada curvando sus labios rotos—. Primero te mataría a ti antes que a ella.

Hubo un silencio, lo que me hizo voltear a ver. Katie tenía los ojos engrandecidos y la boca desencajada sin poder creer lo que había dicho su querido hijo. Un segundo después sonrió torpemente.

—No digas tonterías, James, soy tu madre, la mujer que más te ama y te amará toda la vida —replicó ella, sonó tan enfermo como su propio hijo.

Luna Blackwood: Una Bruja RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora