El cabello cubría mi visión, la cual no era la mejor porque todo estaba borroso, sin embargo, podía enfocar perfectamente las hebras de mi cabello... pareciese que está más corto. Emití un gruñido que salió de lo más profundo de mi garganta, empecé a elevarme sólo un poco, pero mi cuerpo pesaba una tonelada.
Me movieron el cabello para despejar mi cara y me encontré con los azules ojos de Ethan, quien emitió una sonrisa al instante.
—Qué bueno ver esos bellos ojos otra vez —dijo mi guardián.
No dije nada, me sentí muy avergonzada de pronto. No esperaba que la primera persona en ver fuese con quien he soñado tantas veces. El calor invadió mi piel y las mejillas me enardecían de ver a Ethan tan pero tan de cerca. Era endemoniadamente guapo.
—Más te vale no levantarte ni hacer movimientos bruscos —Ethan se alejó un poco—. Debido a tus heridas, tu espalda está completamente descubierta y eso significa que te encuentras sin ropa.
Estuve a punto de saltar de la cama debido a la sorpresa, pero como el cuerpo lo tenía tan pesado que simplemente vibré. Aun así, el hecho de que Ethan me estuviera viendo semidesnuda hizo que una nueva oleada furiosa de vergüenza me sacudiera otra vez.
—Has estado inconsciente casi un mes, Luna —informó Ethan, sentándose en una silla de madera que estaba muy cerca de la cama.
—¿Un m-mes? —interrogué, completamente sorprendida que no me importó que la voz me haya salido tan desafinada y chillona.
Ethan agachó la cabeza, no sabía que pasaba con él, lucía abatido por algo. Se llevó las manos al rostro para cubrírselo y se inclinó hacia delante, apoyando sus codos en los muslos.
—Debí cuidarte... —soltó mi guardián, su voz sonó culposa—. Por mi culpa estuviste a punto de morir.
La sorpresa de haber estado inconsciente un mes me resultó impactante, pero ahora ver a Ethan que se culpaba por lo que había sucedido, me dejó patidifusa.
Un escalofrío me puso la piel de gallina cuando Ethan posó sus dedos sobre mi espalda, a la altura de los riñones, justo en medio. Con su dedo fue dibujando un pequeño círculo que, por Dios, estaba haciendo que yo me estremeciera de una forma que nunca antes había experimentado. Esa pequeña tortura no acabó cuando él quitó su tacto, pues el muy maldito empezó a recorrer mi espalda.
—Debí sacarte de ahí al instante de que Erika y su grupo aparecieron —continuó.
Sus dedos dibujaron unas líneas en mi espalda, y tardé en comprender que se trataba del lugar donde había recibido el zarpazo de una de esas grotescas criaturas.
—¡Mónica! —salté—. ¿Y Mónica? ¿Mi papá? ¿y los demás?
Ethan dejó de acariciar mis cicatrices —que seguro eran enormes y horribles—, y volvió a sentarse. Se quedó callado unos largos segundos y quería lanzármele a él para exigirle respuestas.
—Mónica, tu papá y otros se encuentra bien. De todo el grupo de Erika, pocos sobrevivieron y entre ellos, algunos prefirieron marcharse —dijo al fin.
—¿Dónde están? —quise saber en seguida.
—Mónica fue con tu papá a buscar comida —respondió—. Hace poco que se fueron, si hubieras despertado diez minutos antes, seguro los encontrabas.
Su mirada cambió, volvió a ser como el de antes, esperando una respuesta mía. Suspiré de alivio de saber que las personas que me importaban estaban bien, los otros me daban igual si murieron o no. Luego miré a Ethan y le sonreí levemente, agradecida de que él estuviera conmigo.
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Luna Blackwood: Una Bruja Rebelde
FantasyLIBRO I Luna es una bruja de diecisiete años que se caracteriza por ser alguien indiferente a lo que le rodea, sin tener el mínimo interés de socializar con las personas ni tener cariño hacia su propia familia, de hecho, odia a su familia, pues le h...