18: Hechizada

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Mi abuela examinó los dos brazos, Samuel no se había apartado de mí desde que llegamos a la casa y esperó junto conmigo a que mi abuela se desocupara.

—Hechizada, sin duda alguna —dictaminó la anciana y me miró a los ojos.

Observé a Samuel quien se encogió de hombros y luego a mi abuela, ¿por qué Iván me hechizaría?

—Esto irá creciendo y hará tu piel tan sensible que no soportaras nada, te va arder como los mil infiernos —explicó mi abuela.

—Bueno, creo que si le pido a Iván que deshaga el hechizo todo se soluciona, ¿no? —dije, estaba alarmada, pero traté de estar calmada.

La anciana miró a Samuel de una forma cómplice, no sé si Samuel sabía de ello o no.

—Necesitas hablar con Iván —instruyó la anciana.

—Okey, ahora mismo voy a buscarlo —no era complicado. Encontrarlo y exigirle que me quitara el hechizo, después de todo se notaba culpable... a menos que siguiera con la tonta idea de que yo era una traidora.

Samuel me dio alcance.

—Entonces no confiar en nadie, ¿eh? —me dijo.

—Ni en tu propia sombra —afirmé.

—Esto es raro —expresó, deteniéndose, yo seguí caminando.

—No cuando lo único que importa es sobrevivir —le dije antes de irme por el pasillo derecho.

• • •

En mi búsqueda encontré un cuarto de lavado y había ropa doblada, todo era de hombre, aunque una playera color verde claro con el estampado de unos bambús me gustó y me la puse, me quedaba holgada, luego me probé unos pantalones que también me quedaron, algo flojos de la cintura y estaban largos, los pisaba con facilidad, por lo que tuve que doblarlos. Ahora andaba limpia y eso me daba otro aire.

La gente ya estaba en el comedor, comiendo, vi a mi papá quien me llamó para que me fuera a sentar a su lado y así lo hice. Nos sirvieron una sopa de hongos que olía bien.

—Luna, en cuanto terminemos de comer, me gustaría dar una caminata contigo por el lugar —me dijo mi papá, apretando suavemente mi hombro.

—Podemos dejarlo más tarde, ahora me urge encontrar a Iván.

—¿Y eso? —Thomas enarcó una ceja.

—Te lo contaré en la caminata —respondí y sorbí lo último de mi sopa, después me levanté y me fui.

• • •

Seguí buscando a Iván por más de una hora, ya empezaba a desesperarme no saber nada de él, incluso, encontré a Camila que todavía se seguía recuperando, ella no podía hablar, pero cuando le pregunté si lo había visto, me negó con la cabeza.

Había recorrido toda la casa, encontrándome con situaciones incomodas porque algunos se estaban cambiando de ropa y los vi en calzoncillos, la imagen del señor peludo no podré sacármela tan fácilmente de la cabeza... ¡Iuhg!

Y cuando estaba por ir a preguntarle a Erika sobre su hijo, vi a la líder, acompañada de varias personas, entre ellas, Iván y Lizzie, que venían hacia la casa. No esperé nada para ir a su encuentro, me dirigí directo a Iván.

—¡Quítame el hechizo! —me levanté la manga de la playera y le mostré lo que me había hecho.

La mancha roja con puntos había crecido y el ardor era insoportable.

Luna Blackwood: Una Bruja RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora