16: La destrucción del refugio

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Ambos me lanzaron el ataque. Extendí mis brazos a los costados y como corriente de un furioso río corrió por todo mi cuerpo, concentrándose en mis manos, cubriéndome por completo y deshaciendo los ataques. Me recordaba a mí misma que esta magia no es mía, que le pertenece a mí papá, sin embargo, sentía que había nacido con ella. Moví mi mano y Loan se elevó unos metros del suelo, lo mandé a azotarse contra una de las paredes y escuché el grito de Viktor, al parecer sí quiere a sus hijos, me insultó con una palabra que no voy a repetir.

No me importó ver como se destrozaba el lindo rostro de Loan, lo azoté una y otra vez contra las piedras del techo, del suelo, de las paredes. Sus brazos estaban caídos y le colgaban como si se trataran de trapo. No sentí el más mínimo remordimiento por lo que le estaba haciendo. En realidad, lo disfrutaba.

—¡No lo mates, te lo ruego! —eran gritos amortiguados que se repetían, hasta que los escuché con claridad.

Viktor estaba de rodillas, llorando y suplicando por la vida de su hijo. Dejé caer a Loan y mi tío corrió a abrazarlo, pegando su cabeza a su pecho, viendo la piltrafa en la que había quedado su hijo.

—Luna —habló Ethan con suavidad, en sus brazos yacía Mónica, inconsciente.

Me observó a los ojos con severidad.

Suspiré, entendí que quería que dejara de usar la magia.

Le di la espalda a mi familia materna. No quería saber nada de ellos, no me importaba nada que tuviera que ver con ellos.

Sonreí. Lo sabía... es un desgraciado.

Una lanza plateada emergió de la palma de mi mano y salió disparada directamente a mi tío quien tenía la mano tendida y en la cual se estaba apagando su ataque. No sólo lo atravesó a él, también a Loan. Viktor pretendía atacarme por la espalda, siempre como un cobarde, pero se acabó.

Mi guardián dejó escapar un suspiro.

Antes de dejar ese lugar donde había varios brujos caídos, tanto como atacantes como los nuestros, me giré para ver a Viktor y a Loan. Alguien se iba arrastrando hacía mi tío, llorando, hasta que soltó un grito.

—¡Me las va a pagar, Luna! ¡Te juro que vengaré la muerte de mi padre y de mi hermano! —me gritó James con voz desgarrada.

—Para qué esperar tu venganza si ahora mismo puedo acabar contigo —rebatí, empezando a caminar hacia él.

James enmudeció al instante y se encogió, buscando refugio en los brazos de su padre inerte, patético a mi punto de vista. ¿Qué no James alardeaba de su gran poder? Y ahora quería esconderse de mí, ¡Miedoso! En mis manos ya empezaba a formar otra lanza plateada.

—¡Suficiente, Luna! —el grito de mi papá me detuvo y no sólo eso, sentí como su magia se iba esfumando de mi cuerpo para regresar a él.

—¡Demonios, papá! ¡Tenía la oportunidad perfecta para acabar con ése idiota! —contesté.

—¡Es tu familia! —replicó Thomas, mirándome con enojo.

—¡Ellos intentaron matarme más de una vez! —vociferé, señalé hacia Viktor y sus hijos.

Ante eso, mi papá enmudeció y miró a James que parecía un ratón asustado.

—Y no estoy mintiendo. Ethan puede corroborarlo —señalé a mi guardián.

—Ah, no, a mí ni me metan en sus problemas familiares, eh —se desligó el muy "valiente" y empezó a caminar para alejarse de nosotros.

—Bien, ahora que ya no tengo poderes, al menos haré algo que siempre quise —volví sobre mis pasos para ir hacia James.

Luna Blackwood: Una Bruja RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora