Capítulo 12

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Desperté a causa del sonido repetitivo del timbre llamando a la puerta.

Me puse la bata colgada a la perilla de mi puerta y fui a abrir mientras tallaba un poco mis ojos para terminar de despertar.

-Kris. -dije al verla y abrí mas los ojos.

Tenia mucho sin verla.

-Vanessa -se abalanzó sobre mi y me abrazo. -¿Cómo te atreves a hacer eso? -dijo repentinamente.
-¿Tú también? -bufé.
-Sabia que Katerine no te haría buena compañía.
-Bueno pues ¿dónde estabas tu?
-Tuve que salir de imprevisto de la ciudad y cuando llego me entero de lo que te sucedió.
-Bueno pero ya paso.

La tomo de los hombros y entramos a la sala de estar.

-Gracias a dios no fue algo más grave. -dijo ella.
-Solo deja de preocuparte por eso.
-Quedamos en que todo nos contaríamos.
-Solo deje de verte y Katerine era mi única compañía.
-Lo siento, tienes razón. -se sentó en uno de los sillones.
-Bueno, dejalo ya. Aún así me da alegría verte. -le dedico una sonrisa mientras me siento junto a ella.
-Vengo para desayunar juntas. -dice alegre pero yo inmediatamente hago una mueca.

Todos a mi al rededor han sido así los últimos tres días.

-No tengo ganas de salir. Estos tres últimos días fueron espantosos en casa de mis padres...
-Yo no dije nada de salir. Yo preparare el desayuno. -se puso de pie de inmediato y fue a la cocina detrás de la barra. -Y también tengo algo que decirte. -dijo aún mas calmada.
-¿Qué pasa?
-¿No te han hablado de la casa de modas? -abrió él frigorífico.
-No.
-Al parecer ellos no te han visitado, ¿verdad? -seguía rebuscando entre mis cosas.
-No le tome importancia a ellos. ¿Pero que pasa?

Ella cerro la puerta del frigorífico, restregó sus manos en su cara y exhaló.

-Creen que ingeriste drogas. -soltó de pronto. -Así que quieren despedirte en cuanto te presentes.
-¿Que? Pero si nunca he ingerido droga. De ningún tipo. -levante la voz.

Es increíble lo que uno puede esperar de las demás personas. Me siento un poco indignada.

-La casa apenas esta creciendo así que no quieren nada que les dé mala reputación ya que tu eras modelo interna...
-Esto es injusto. -golpee la mesa de centro con mis palmas.
-Y aun no te digo lo peor.
-¿Aún hay mas?
-Al parecer él día de la pasarela...no sé como tomes esto pero...¡pff! la maldita de Manila...
-No te estoy entendiendo.
-Presento tu creación como proyecto suyo.
-¿Que? ¿Pero como?
-Así de simple y al parecer al mundo le encanto.
-Maldita suerte me cargo.
-Pero oye, si les gustaron ese les gustara todo lo que tienes.
-No, que no entiendes que no sera lo mismo. ¡Joder! ¿Ahora que haré?

Dos terribles noticias en menos de 5 minutos. El cólera es poco a esto que estoy sintiendo.

-Puedes demandarla.
- ¿Qué me voy a ganar? Es su palabra contra la mía. ¡Ayyy maldita hija de perra!
-Tranquila. -vino hasta mi.
-Es que no puedo, me esforcé tanto que no puede ser que alguien llegó y lo hizo a su nombre. -en esto punto tengo ganas de soltar a llorar pero me trago mis lágrimas.
-Oye ¿porqué no empiezas tu propia casa?
-Deja de darme ánimos así, sabes que no tengo el dinero.... ¡Ay! Que tonta tonta fui. -lleve mis manos a la cabeza, comenzaba a doler.
-Deja de tratarte así, no fue tu culpa.
-Claro que si, eso me pasa por ilusa, ahora mi sueño se fue al caño.
-No, no digas eso. Aún puedes hacer algo. -me abraza rodeándome los brazos.
-Sí, voy a a renunciar o que me despidan, lo primero que pase, no me importa.

Me sentía tan fracasada, tan idiota que no creía tener cara de pararme frente a Martín o Manila como si yo fuera toda una perra, pero tenia que.

Te prefiero a ti Cole Sprouse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora