Te prefiero a ti Cole Sprouse

Capítulo 27

Sin pensarlo mucho tiempo decido irme directo a mi departamento. Camino hasta allá y durante el camino
me pasan miles de ideas estúpidas por la mente.

Jamás pensé que podía hacer tanto daño a tantas personas en mi vida.
Siempre apreció un montón a lo que Dios pone en mi camino porque por algo lo hace, pero si la razón era porque los iba lastimar... o tal vez soy demasiado mala.

Joder, que clase de pensamientos son esos Vanessa?

Me concentro un poco más y miro a ambos lados antes de cruzar la calle.

Si voy a casa de mis padres los tendré a todos hostigándome sobre que es lo que tengo o como está todo en el hospital y la verdad es que no tengo ánimos de lidiar con todo eso.

Llego hasta mi apartamento y Marcus está ahí con varias personas en recepción y la dueña del edificio también.

Veo que Marcus levanta la cara y me mira.
Lo saludó con un levantón de cejas y sigo mi camino hasta el elevador.

De repente oigo pasos apresurados y alguien me toma de la mano. Voltee y es Marcus que con sus simple expresión me dice que algo está mal.

—Que pasa? -digo
—No puedes entrar. -hace una mueca
—Que pasó?
—Tu departamento está totalmente destruido. La dueña lo vio antes del accidente y aunque no dijo nada me dijo a mi que te avisará...
—Avisarme?
—Hola señorita Campbell. -escucho una voz a mi derecha.
—Hola señora Rose. -me dirijo a la dueña del edificio.
—Me puedes dejar a solas con ella Marcus, gracias.

Marcus sin decirme nada soltó mi mano y se alejó de las dos.

—Digame. -digo
—Me iré sin rodeos. Vale? Se que el departamento es de usted pero sigue estando dentro de mi propiedad. A la cual daño y afecto tanto sus instalaciones como a los inquilinos vecinos.
—Como? -no podía creer lo que estaba escuchando. —No se si se dio cuenta pero a mi me...
—Los detalles son lo de menos. Todo lo dice el contrato y si usted lo leyó detenidamente antes de comprar el inmueble sabe de todas las cláusulas que se han roto, así que después de tener una larga conversación con los agentes, está usted desalojada de este lugar. -dijo firme e imponente.
—Como? No puede hacer eso.
—Claro que puedo y usted es lista, sabe que puedo hacerlo.
—Pero todas mis cosas están ahí, no tengo a donde más irme.
—Bueno, la mayoría de sus pertenecías tienen un mes en malos daños, pero bueno, le daré dos días para que desaloje el inmueble.
Ya que no hay nada más que tratar, me retiro.

Me dedico una sonrisa más falsa que nada mientras se sacaba unas llaves del bolso y me las extendía, tome las llaves que obviamente eran del apartamento, se dio la media vuelta y  salió del edificio.

Sorprendida, indignada, no lo sé pero me quedo sin palabras para defenderme.

Enseguida dos tipos se acercaron a mi, se presentaron como agentes policiacos y me pidieron que les contestara algunas preguntas.

Acepte sin más que decir y comencé a contarles un poco de lo que pasó.

—Y... a todo esto, porque los siguieron? -pregunto un oficial.
—No lo sé.
—Debe haber alguien cercano a usted. -indagó el segundo oficial.

No puedo decir que todo esto fue por Dylan. No puedo mandarlo a prisión también.

Me comencé a poner un poco nerviosa pero más que nervios era la culpa y las ganas de llorar por todo esto y por la porquería de persona que estoy siendo.

—Señorita, mi compañero le hizo una pregunta... -insistió el primer oficial.
—No, no hay nadie. -negué con la cabeza.
—Esta segura? -insistió.