Diecinueve

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Había sido una noche mágica para ambos, después de aquella canción le siguieron otras y las bailaron casi todas; luego comenzaron las cumbias de nuevo, la gente ya estaba más en ambiente y todo el mundo se puso a bailar, Anna y Piero también, se sorprendieron de lo bien que se acoplaban el uno a los movimientos del otro. No hubo más besos, simplemente disfrutaron de la mutua compañía. La noche se les había ido volando, eran casi las 4 am cuando Piero estaba acompañando a Anna a la hacienda, caminando, el coche lo había dejado en la desviación porque ella tenía miedo de que el ruido despertara a su padre.
Se despidieron en el portón. - ¿Podre verte después? - preguntó él.
- Claro - dijo ella y se despidió con un beso en la mejilla.

Anna pudo llegar sin problemas a su habitación, nadie había despertado y, al parecer nadie se había dado cuenta de su ausencia. Se tiró sobre la cama y con una almohada ahogo su risa, se sentía feliz, como hace mucho no se sentía. Intentó dormir, pero no pudo. Tomó su teléfono y escribió un mensaje:

"Gracias por esta noche. - Anna"

El mensaje había llegado a su teléfono celular antes de que él llegara a la finca, iba concentrado en el camino, había puesto Ángel e intentaba buscarle un sentido diferente a la letra. Estacionó el coche y subió a su habitación, allí leyó el mensaje y de repente, como si antes hubiera estado dormido, despertó.

¡Por el amor de Dios, Piero! - se dijo así mismo - ¿qué estás haciendo?

Se desvistió y acostó sobre su cama. Tenía el celular sobre su cabeza, el mensaje que Anna le había escrito seguía abierto, miró una vez más el mensaje y luego lo aventó lejos de él.

El techo se había vuelto su mejor compañero, lo miraba sin pestañear mientras que las palabras que no quería pronunciar en voz alta rondaban por su cabeza, tenía el sabor de los besos de Anna en los labios y su aroma había quedado impregnado en la camisa que tenía a un lado.

- Yo no me quiero enamorar, no debo hacerlo -.

Apenas pronunció la frase su agitación se tornó en ansiedad. Lo que estaba haciendo estaba mal, por lo menos él así lo creía. Enamorarse así, sin más, sin que existiera un buen motivo para hacerlo, sin que siquiera fuera una mujer de belleza extraordinaria... no podía explicárselo. De un momento a otro se vio así mismo aceptado ante Gianluca e Ignazio que estaba enamorado de la chica que encontraron en el bar. No lograba comprender con exactitud lo que le estaba ocurriendo, pero fuera lo que fuera debía poner sus ideas en orden... quizá estaba creando falsas ilusiones en Anna, y, si era así debía terminarse ya... luego recordó que ella había dicho que estaba enamorada de Gianluca y una punzada de celos seguido de un raro sentimiento de culpa lo invadió...
Se quedó dormido con las ideas rondando su cabeza y sin tener claro que es lo que haría de ahora en más... el resto de esa noche había soñado con ella y el mensaje no lo había contestado.

A la mañana siguiente Anna creyó que la inexistente respuesta de Piero se debía a un problema de señal o cualquier otra cosa, se sorprendió al darse cuenta de que había más de 40 notificaciones en todas sus redes sociales. Abrió de prisa Facebook, entró al Club de Fans de Il Volo y se encontró con la desagradable sorpresa de verse así misma besando a Piero. Eran 4 fotos de mala calidad, no se distinguía bien el rostro de la chica, pero era perfectamente evidente el rostro de él. En menos de 4 horas, desde que las fotos habían sido posteadas por el usuario "GreyDay", Facebook y Twitter había estallado con teorías acerca de quién era la chica, donde estaba Piero, porqué estaban besándose y mil preguntas más.
Ella estaba helada, no podía explicarse lo que había pasado, pero tenía que decirle a Piero que ella no había revelado su ubicación, sólo a su amiga, pero ella jamás diría nada. Marcó a su número telefónico, pero enviaba directo al buzón, sin perder más tiempo y con el corazón a punto de salirse del pecho se vistió y salió corriendo hacia la finca donde Piero y su familia estaban hospedados.

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