Nueve

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La mañana del sábado los chicos tenían un pequeño espacio para una entrevista en un programa matutino muy popular, se juntaron todos en la recepción para irse al foro, aún seguían castigados pero su manager por lo menos ya les dirigía la palabra, Gianluca e Ignazio lucían bastante frescos y descansados, Piero no. Él no había podido conciliar el sueño la noche anterior, solo pensaba en el encuentro que tendría ese día, imaginó mil escenarios posibles, se sentía nervioso y muy ansioso, los chicos al verlo se admiraron, lucía bastante cansado, los tres tomaron un café y se subieron a la camioneta que los llevaría al foro de televisión. Una vez estando allá se encargaron de mejorar su apariencia –sobre todo de eliminar las ojeras de Piero- para después pasarlos con la presentadora.

–¡Aire!– gritó alguien desde el otro lado y la presentadora con una sonrisa de oreja a oreja los presentó, los chicos se mostraron muy agradecidos de tener la oportunidad de estar en el programa y tener la oportunidad de promocionarse desde ahí.

–Y díganme– dijo la mujer –¿Qué ha sido lo más interesante que les ha ocurrido durante el tiempo que llevan en México?–

Los tres sonrieron de manera bastante efusiva, Gianluca e Ignazio pensaron en su pequeña aventura en el bar, y Piero en su encuentro con Anna, pero obviamente no podían hablar de nada de eso ante las cámaras, así que, aunque la presentadora los persuadió a hablar del motivo de su risa, ellos solo se limitaron a decir la calidez de la gente y la comida era algo que no dejaba de sorprenderlos cada vez que regresaban al país.

Anna desde la sala de su departamento estaba viendo la entrevista, ella tampoco había podido dormir bien, en parte por estar nerviosa por su encuentro con Piero y en parte porque tenía miedo de estar sola en el departamento y porque sabía de las negras intenciones de Sergio. Ella también sonreía desde su sofá, no podía evitar suspirar cada vez que Gianluca hablaba, pero de alguna manera inconsciente también lo hacía cuando la cámara enfocaba a Piero y pensaba que tenía una "cita" con él.

La entrevista terminó algunos minutos después con los chicos cantando Grande Amore en español, se despidieron y entro un corte comercial, ellos se dirigieron a camerinos para quitarse todo el equipo que les habían colgado, almorzar y regresar al hotel.

Anna terminó su almuerzo de prisa, apagó el televisor y fue a darse un baño, ya eran casi las 10 de la mañana y a medio día debía encontrarse con Piero lo cual solo le dejaba espacio de hora y media para vestirse. Revisó su celular y no había ninguna novedad, más que notificaciones del club de fans, y alguna que otra publicación de amigos, ella esperaba ver algún mensaje intimidante de Sergio pero no encontró nada, lo cual la tranquilizó pero también la hizo sentirse aún más alerta. Se metió a la regadera disfrutando del agua caliente, se cepilló los dientes y salió con una toalla envuelta en la cabeza y la otra en el cuerpo, se sentó frente al tocador y se secó el cabello, se situó frente a su cama, tenía cinco posibles conjuntos, no sabía que usar, quería verse linda, pero no tan linda, después de todo solo iría a entregarle sus gafas, y después, según las palabras de Piero a tomar un helado, tampoco quería verse tan desfachatada como siempre con unos simples jeans o short cortos, Mónica le sería tan útil en ese momento. Decidió ponerse unos jeans blancos y una hermosa blusa color salmón que le hacía lucir, según ella, adorable pero no tan adorable, se hizo todo el cabello a un lado y puso un maquillaje discreto, guardó en una pequeña bolsa su cartera, celular, llaves, su labial, una manzana y las gafas de Piero, ya estaba lista, solo tenía que llamar al taxi.

Eran las 11:40 am y los chicos aún seguían en el restaurant al que habían ido a almorzar, Piero se estaba impacientando, pero no podía cortar la charla que su manager estaba teniendo con alguien cuyo nombre no recordaba. Miraba el reloj cada dos minutos, algo tenía que hacer para que se regresaran al hotel, y poder llegar a tiempo a su encuentro con Anna. La charla parecía no tener fin.

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