Veintisiete

471 39 13
                                    

Ella alzó la vista y allí estaba él, con la mirada puesta sobre ella y sobre su acompañante, Anna sintió por un momento el impulso de alejar a León, pero no lo hizo, e inmediatamente una culpa voraz se apodero de ella. El chico que estaba a su lado no era responsable del remolino de sentimientos que se estaba gestando en su interior. Su sentimiento de culpa para con León era tal que si alguien le hubiera preguntado justo en ese momento que es lo que sentía, Anna hubiera contestado, contra todo pronóstico, que lo amaba. Así que solamente se quedó allí, inmovilizada, con León a su lado y con el corazón latiendo de prisa por el contacto visual con Piero.

Para Piero encontrarla entre tantos cientos de personas fue, en un primer momento, una especie de milagro, una súbita y extraña alegría lo invadió, pero fue un sentimiento demasiado fugaz, ya que cuando observó con mayor atención se dio cuenta de que la muchacha no estaba sola, y pudo sentir una oleada de celos jamás antes experimentada. Durante un instante, pero solo un instante, la letra de la canción se borró de su mente, y sintió un ligero desequilibrio, miró a su lado, a Ignazio para que fuera a su rescate en la siguiente estrofa, pero este no lo miraba, estaba cantándole a una chica; Gianluca estaba demasiado lejos así que buscó en el suelo, para ver si encontraba la letra pegada allí, y no había nada. Ya había llegado su turno de cantar, y, así como repentinamente la letra se le borró de la mente, volvió. Trató de seguir con el resto de show con la mayor normalidad posible, evitando mirar la sección donde Anna y su acompañante estaban; por más que intentó no pudo disfrutar el resto del concierto, pero tuvo que fingir hacerlo.

Anna se sentía una mala mujer, miraba al chico que tenía a su lado y miraba al chico que estaba sobre el escenario, y allí, en ese momento no pudo evitar compararlos. León – pensaba ella – era el prospecto perfecto para cualquier mujer: era inteligente, dedicado, guapo, responsable y cariñoso, pero, aun teniéndolo a su lado, lo que le hacía sentir no era ni la décima parte de lo que una sola mirada de Piero había provocado en ella.

El concierto por fin terminó, el auditorio comenzó a vaciarse y en su lugar una multitud se aglomeró en la zona donde sería el meet and great. Anna sabía que no podía entrar a tomarse la foto con ellos, además de que le sería muy difícil tener a Piero tan cerca, estaba la cuestión de que si los veían juntos algunas fans podrían comenzar a especular al respecto y revivir las fotografías de aquel beso. Anna no quería eso, no quería que Piero tuviera problemas, y, además, firmói un documento en donde aseguraba que nada de eso volvería a pasar, por lo menos en público.

León no sabía nada de aquello, y ella tenía que hablar con él, tenía que contarle todo y explicarle porque sería mejor que se fueran. Estaba a punto de hacerlo cuando Léon recibió una llamada, era del hospital, había ocurrido un choque de autobuses y necesitaban más gente el hospital.

Anna – dijo él preocupado – tengo que irme, hay una emergencia en el hospital.

- Yo me voy contigo – se ofreció ella viendo egoístamente el pretexto perfecto para no entrar el m&g

No cariño – la interrumpió él – tu disfruta de esta noche, mañana me cuentas todo. ¡Mira ahí está Mónica! Será mejor que tomen un taxi para ir al departamento cuando todo termine. Adiós.

León se despidió de prisa y Anna lo vio perderse entre la multitud. Caminó hacia Mónica quien ya estaba al final de la fila para la pequeña convivencia.

- ¿Por qué estas al final, Móni? – preguntó Anna cuando llego hasta el lugar donde estaba su amiga.

- Ser la última es mejor, los chicos no tienen tanta prisa ni presión como al principio. Así cuando me toque hablar con ellos estarán más relajados... ¿Dónde está León? – contestó ésta.

Il LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora