Seis

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La sorpresa de Anna al ver a los chicos allí fue más grande que la vergüenza por su embarazosa situación, los tres muchachos miraban en dirección hacia ellas extrañados y por un momento Anna no pudo articular palabra, otro estruendo en el cielo la hizo reaccionar, la mirada de Piero que se posaba sobre de ella no le era desapercibida, incluso, le preocupaba más el hecho de que Piero la viera en esas condiciones que el hecho de que Gianluca también estuviera allí.

El hombre que atendía el bar, al ver que la tormenta amenazaba con hacerse más fuerte, y con autorización de los presentes se dirigió a cerrar, no sin antes percatarse de la presencia de un joven que le pedía que esperara, al parecer también él necesitaba refugiarse de la lluvia. Anna vio con desagradable sorpresa que el nuevo joven que entraba al bar era Sergio. Seguramente las había estado siguiendo. Éste se sentó en un extremo del bar sin decir nada, Anna y sus amigas estaban en otro y en frente de ellas estaban Piero, Gianluca e Ignazio.

A Piero le costaba creer que la mujer que le había estado robando el sueño estuviera en el mismo sitio que él y en ese estado, sugirió a sus amigos irse del bar, pero estos al ver lo voraz de la tormenta lo persuadieron a esperar a que esta se calmara, el chico que había entrado antes de que el dueño cerrara el bar se la hacía perfectamente conocido, era el mismo tipo del que había defendido a Anna la primera vez que la vio y no podía explicarse cómo es que él también estaba en el bar pero no estaba con las chicas, es decir, Piero creía que Sergio y Anna eran novios. Miró la cerveza que tenía sobre la mesa, era apenas la segunda ronda de los chicos, para su fortuna Ignazio y Gianluca no se había percatado de lo que esa chica le estaba provocando, la miró dejar el saco empapado por la lluvia y quedó embelesado ante su imagen, su cabello estaba mojado y le escurría por el rostro, miraba en dirección a ellos, nerviosa, sus amigas parecían estar felices, ebrias y muy felices. Anna  los miraba y después miraba a Sergio que seguía sentado en el mismo sitio, sin moverse y sin despegar la mirada de Anna. Piero tomo su tarro y bebió toda la cerveza que había en él y enseguida pidió otra.

Anna se volvió a sentar después de dejar el saco y tratando de no mirar a Sergio dijo a sus amigas quienes se habían percatado de la presencia de chicos guapos enfrente de ellas pero no tenían la menor idea de que era Il Volo, ni de qué el hombre con chamarra de mezclilla era Sergio.

–Creo que Sergio nos ha estado siguiendo– Andrea, Karina y Rocío miraron en dirección a éste, Karina con una valentía recién adquirida gracias al alcohol dijo: –Sergio, hijo de tu puta m.., ¿Por qué nos has estado siguiendo? ¿Acaso no tienes vida propia?–

Anna y Andrea intentaron callarla, pero ya era muy tarde, Sergio se había levantado de su asiento, furioso porque una mujer le hablara así.

–El asunto no es contigo, zorra borracha– dijo Sergio haciendo bruscamente a Karina hacia un lado y dejando a Anna a merced suyo, la tomó de los brazos y la levantó –tú y yo tenemos una plática pendiente, Anna– dijo y lo hizo tan cerca de ella que pudo percibir el olor a alcohol, él también había estado bebiendo. Anna lo miraba con terror, Sergio tenía esa sonrisa que hacía que Anna sintiera tanto miedo.

–Déjala en paz– Anna escucho una firme voz que se le hacía tan familiar, Sergio volteo y en ese momento Anna se soltó.

Piero antes de que Gianluca e Ignazio pudieran darse cuenta de lo que realmente estaba sucediendo ya estaba gritándole a Sergio. En seguida llegaron Gianluca e Ignazio quienes no podían permitir que frente a ellos se maltratar a una mujer, los ancianos del bar y el encargado también intentaron intervenir.

–¿Otra vez tú?– Preguntó Sergio a Piero con evidente tono de fastidio, y luego dirigiéndose a Anna quien ya estaba detrás de Andrea totalmente aterrada agregó: –¡Otra vez este! Seguramente por eso estas aquí maldita borracha–.

Il LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora