Tres

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Anna llegó a su departamento en un estado de éxtasis total, abrió la puerta de la habitación de Mónica sin siquiera tocar y se aventó a la cama en donde ésta estaba leyendo un libro.

–Mónica– le dijo eufórica –¡jamás me vas a creer lo que ha pasado hoy!–

–No me digas– le contesto Mónica sarcástica –te has encontrado con Gianluca en la calle–.

Sonrió y siguió intentando leer.

Anna se puso de pie. –no– dijo con tono un tanto lúgubre –me he topado con Piero Barone– dijo con un gritillo.

Mónica soltó el libro y la miró. –Estas bromeando–.

–Te juro que no, he chocado con él cuando trataba de huir de Sergio, se portó muy bien y me defendió sin siquiera conocerme, pero se fue muy pronto... pero quizá le cuente a sus amigos sobre nuestro encuentro... así Gianluca ya tendría una idea de mi existencia– dijo Anna hablando demasiado rápido y restándole importancia a Sergio.

–¿Qué? – Decía Mónica - ¿Qué Sergio qué? ¿Por qué huías de él? ¿Cómo fue posible que te encontraras con Piero? ¿Viste a mi novio Ignazio?...–

Ambas amigas siguieron platicando de lo sucedido ese día hasta que Mónica se quedó dormida, Anna no podía creerse lo que había pasado, pensó en postear su encuentro en Facebook, pero se arrepintió en el último momento.

A Piero aquel inesperado encuentro le había traído una extraña sensación de paz, durante un momento se había olvidado por completo de todo lo que lo había estado inquietando las últimas semanas. Ya era bastante tarde cuando despertó de una placentera siesta que Gianluca había interrumpido al brincar sobre su cama.

–No me digas que esto has estado haciendo toda la tarde– dijo Gianluca al verle la cara hinchada de tanto dormir.

Piero sonrió. –No– contesto plácidamente –fui a dar un paseo y...– guardó silencio en el último momento, no estaba seguro de contarle la extraña experiencia que había tenido con aquella chica.

–¿Y? – cuestionó Gianluca.

–Y el clima era insoportable, Ignazio tenía razón, no debí salir a medio día– respondió.

–¡Que yo siempre tengo razón, hombre!– dijo Ignazio que justo en ese momento estaba entrado a la habitación.

Tuvieron una rica cena después, con algunos productores y confirmaron los eventos que tendrían en los próximos días. Se retiraron a sus habitaciones alrededor de las once de la noche. Piero no iba a dormir, no es que no lo quisiera, era porque la gran siesta que había tenido durante la tarde había consumido todo el cansancio que podía tener. Se acostó sobre su cama y puso música en sus audífonos, era un buen momento para revisar todas sus redes sociales, no se le ocurría que mejor cosa podría hacer. Estuvo alrededor de media hora leyendo decenas de mensajes de chicas enamoradas de él, hasta que recordó lo que había sucedido en la tarde, se quedó muy sorprendido cuando el rostro de la chica se le reveló, y, por un momento sintió como que podía volver a perderse en su mirada.

"Anna" escribió en el buscador de Facebook. Aparecieron cientos de miles de resultados. Era obvio que solo el nombre no era suficiente. "Anna – Ciudad de México" rectificó su búsqueda en los datos para búsqueda avanzada. Aquello era absolutamente inútil y lo sabía, pero aun así le gustaba la idea de seguir intentándolo, quién sabe, a lo mejor la encontraba. Recordó la expresión embelesada de aquella chica al verlo, ¿Seria que acaso ella lo había reconocido? Es decir, ¿Sabía ella de Il Volo? ¿Era fan? Piero deseaba con todas sus fuerzas que la chica supiera de su existencia.

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