Último pt 3

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Enero 2020

Sonreirás
Tal como en mi memoria estás
Encontrarás
Mis ojos un rato y después te irás

Y mentiría
Si te dijera, ya no más
Porque estás
Tú siempre estás

¿Quién me dice?
Que volverás
Ya no creo más

¿Quién te dice?
Que me muero pensando en ti
Tú sonríes y más te acercas a él

Es hermosa - dijo Anna para sí misma - es una canción jodidamente hermosa.

No pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Se quitó los audífonos y comenzó a dar vueltas por la sala.

Piero - dijo - ¡Maldición, Piero, tú también estas! ¡Siempre estás!

Puso play a la canción de nuevo y la escuchó una y otra y otra vez.

Hacía ya casi un año desde la última vez que ella había sabido algo de Piero, al menos directamente, él le había enviado un mensaje a través de Twitter, y después de mucha meditación había decidido no abrirlo. Inclusive para evitar la tentación cerró temporalmente su cuenta y no la volvió a abrir hasta esa mañana en la que había llegado a vivir a su nuevo departamento, su vida había cambiado maravillosamente en todo ese tiempo; Anna, con el apoyo de León había regresado a la Hacienda de Grana, y, aunque legalmente ésta le había sido heredada a María, ella se enteró, gracias a al abogado, de la cuenta bancaria que su padre había aperturado poco antes de morir, había en ella dinero suficiente para vivir e incluso, para comprar la Hacienda de nuevo, tal y como estaba realizando el trámite en este momento, ya que, como bien lo predijo ella, María no tenía ni la más mínima idea de cómo administrarla y terminó rematándola. Anna se sintió extremadamente feliz cuando se dio cuenta de que su padre no había sido tan ciego como ella había creído, y qué, aún en contra de los deseos de María él la hubiera dejado protegida. El dinero le había permitido saldar por completo las deudas que tenía con sus amigas y con León, renunciar a su empleo y enfocarse de lleno a su penúltimo semestre en la universidad.
Su relación con León fue maravillosa durante los primeros seis meses, después todo se perdió, poco a poco las peleas se hicieron tan constantes y el amor tan escaso que decidieron separarse antes de terminar odiándose. Anna estaba muy agradecida con él, la había levantado del suelo cuando estaba destruida y le había dado todo el amor y apoyo que necesitaba, pero el momento de terminarlo todo había llegado y fue una decisión que ambos, aunque sin admitirlo, celebraron.
Ella se había desconectado por completo de Il Volo, había dejado de escucharlos como antes lo hacía, ya no estaba tan al pendiente de sus lanzamientos o sus giras y aunque ya no estaba al tanto de Il Volo, Piero siempre había sido un recuerdo constante, se acostumbró a tenerlo en su cabeza casi todo el tiempo, él era parte de ella, estaba situado siempre en algún rincón de su subconsciente como la experiencia más maravillosa e irrepetible que jamás había vivido. Y a veces, por las noches, cuando su recuerdo no la dejaba dormir, se permitía admitirse, pero solo por algunos minutos, que lo seguía sintiendo con la misma intensidad que antes, que lo seguía amando y también, muy a su pesar, que lo seguía esperando.

Durante el verano de ese año transcurrido, estuvo a punto de buscarlo, pero estaba tan desconectada de ellos y tenía tantos problemas con León que cuando se enteró de lo que supuestamente ocurría ya había salido la noticia de que todo era mentira. Ella agradeció que no estuvieran en una avioneta que había estallado en un pueblo costero, y agradeció también que hubiera sido una farsa la noticia del secuestro. Por un momento, cuando se enteró de todo aquél escandalo sintió un terrible terror, pero, por fortuna, todo había sido mentira.

Esa mañana, cuando Anna se había mudado a su nuevo hogar, había tenido un repentino ataque de ansiedad. Piero llego a su cabeza con una fuerza enorme y sin pensarlo mucho reactivo su cuenta de Twitter, no le fue difícil, siempre utilizaba la misma contraseña para todas sus cuentas. Abrió rápidamente el mensaje que seguía esperando en el buzón:

"Quiero que seas tan feliz como yo siempre soñé serlo contigo. Los siguientes versos los pondré en una canción, será tú canción... "

Y había un par de estrofas de "A chi mi dice".

El corazón le latía con fuerza, inclusive a ella le parecía imposible no conocer esa canción, la buscó de inmediato en Spotify y posteriormente buscó su versión en español. De repente, al escucharla, ella olvidó todo, era como si el lapso en el que habían estado separados nunca hubiera existido, como si él jamás hubiera salido con Alicia, pensó en buscarlo, pero sabía que ya era demasiado tarde.

Para Piero Barone el año transcurrido fue demasiado intenso. Cuando envió aquél último mensaje a Anna espero por días ansioso la respuesta. Pronto se dio cuenta de que el mensaje ni siquiera había sido leído. Comprendió que la había perdido para siempre, y solo le restaba desearle de todo corazón la felicidad que él sabía que ella merecía. Un nuevo disco se grabó. Sus ocupaciones le mantenían alejado de sus pensamientos, le mantenían alejado de ella. Salió con algunas chicas, sin que estas le produjeran nada remotamente parecido al amor que tenía por Anna, y vivió también una de las experiencias más aterradoras, estresantes e increíbles de su vida, fue perseguido y su vida estuvo en riesgo, conoció también durante esa aventura a una chica que por un momento le hizo dejar de pensar, pero que el tiempo demostró que no era suficiente dejar pensarla, que lo que necesitaba era olvidarla y eso era algo que él no podía hacer, Anna estaba metida hasta lo más profundo de su ser, ella se había convertido en parte de su esencia. Durante algunos conciertos posteriores al verano de ese año se le podía notar distante, desconectado del público y, a veces, ansioso, buscando entre la gente esperando verla.  Poco a poco fue comprendiendo que la decisión que en su momento tomó de alejarla no había sido la correcta pero el tiempo no se puede regresar y él no sería quien arruinaría su felicidad ahora.

Ojalá ambos hubieran sabido que se seguían perteneciendo el uno al otro, que su corazón y su mente seguían estando conectados, que sus pensamientos seguían siendo los mismos y que los sentimientos eran aún más fuertes que cuando todo terminó. Ojalá hubieran sabido que las noches en que se soñaban realmente existían, quizá en otro plano, pero que se amaban con tal fuerza que hacían que lo imposible se volviera real.
Trataban de ignorar sus sentimientos y vivir la vida felices, con plenitud y dignidad, pero, muy en el fondo sabían que sí de llegaban a encontrar de nuevo, y se diera la más mínima oportunidad, se volverían a amar, más que antes, más que nunca.

Fin

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