#21 Tu cuerpo me llama

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Gracias a la amabilidad y colaboración del portero, pude salir para seguir a Erick que no dejaba de correr de mí. Pero ya era inutil porque yo tenía mucha ventaja sobre él y aunque lo intentaba a lenguas se notaba que se había cansado. Era el pase a mi victoria y por supuesto no la iba a desaprovechar.

-¡Erick, detente! -Le grité una vez más.

Pero no hubo respuesta. Definitivamente Erick se pone muy testarudo cuando tiene rabia. Cuando se detuvo a tomar aire yo aproveché para agarrarlo del brazo con fuerza procurando que no se soltara.

-Ya rindete -Demandé-, tienes que escucharme por favor.

Apretó su puño con notable irritación para luego posar su enojada mirada sobre mí, ¿de verdad queria matarme?

-¡No importa lo que digas! ¡eres un idiota! -Gritó con un tono bastante desesperante.

-Lo siento, lo que viste no es lo que piensas. Estaba hablando con él por lo que se puso a decir, pero se aprovechó de que estábamos solos y comenzo a seducirme.

-Y tú le seguiste el juego ¿no? -Sonrió con ironía- ¡aceptalo! ¡él es más simpático que yo y te gusta! -Gritó exasperadamente

Mis ojos se abrieron bien grandes al ver su actitud tan excesivamente enojado, sus mejillas completamente rojas y su ceño fruncido a más no poder.

Joder... se veia jodidamente adorable. Me quede observando sus expresiones sin decir nada literarmente me lo estaba comiendo con la mirada y creía no poder soportarlo más, no era el sol de eso estaba seguro porque las nubes se encargaban de mantener el cielo de un hermoso gris y el clima se encontraba en un buen estado, pero estaba seguro de algo y ese algo era Erick que me tenía muy caliente. Sin poderlo soportar más jalé su camisa y junto con él caminé en dirección a mi casa.

-¡Oye! ¿qué haces? -Vociferó al tiempo que forcejeaba para que lo dejara salir de mi agarre.

Pero ignorando sus palabras sólo aceleré el paso esperando poder llegar pronto. Él seguía poniendo resistencia sin embargo no era mucha lo cual indicaba que tenía cierta curiosidad de saber hacia donde lo arrastraba.

-¡Sueltame Daemon!

-Tenemos que hablar correctamente Erick, así que te aguantas hasta llegar -Sentencié sin detener el paso.

Escuché un gruñido provenir de él e inmediatamente se quedó quieto y se dejó llevar. Estando de espaldas suyo pude hacer una sonrisa maliciosa que iba cargada de ansiedad por estar a solas con este castaño que tan mal me pone. Después de un buen rato estuvimos en la puerta de mi casa, saqué mi celular y las llaves, mirando la hora en este pude abrir tranquilamente sabiendo que a estas horas mi madre no está así que teníamos la casa sola y a nuestra disposición.

-Deja tu mochila ahí si quieres -Le señalé el mueble.

Caminé a la cocina a servir un poco de jugo para animar el ambiente, pero la verdad estaba muy ancioso de tenerlo aquí en mi casa y solo, mi mente ya se estaba llenando de pensamientos lascivos antes de siquiera procesar en que decirle. Pero lo cierto es que todo lo que le he mencionado hasta hora es verdad, lo único que me queda es esperar a que entienda que no hay nadie más que pueda hacerme sentir de esta manera que no sea él.

Cuando regresé a la sala dejé el jugo en la mesita que siempre está en el medio de los muebles. Me senté a su lado suspirando de seguido, la cosa se veía complicada ya que seguía muy enojado por lo que podía notar.

-Si quieres puedes tomar... es de naranja.

-Vinimos a hablar así que ve al grano -Exigió cruzando los brazos. Lo cual me dejo muy sorprendido pues sabiendo su actitud esto es algo que no me esperaba.

Eres todo un Reto(Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora