Caminé hacia Daemon una vez mas y él me sostuvo en sus brazos mientras me reclamaba por algo que no podía escuchar claramente. Habían pasado más de tres horas en las que estuve bebiendo, bailando y disfrutando de toda la fiesta que no estoy seguro de cuán borracho estoy, pero puedo intuir que ya no puedo ser capaz ni de mantenerme en pie.
-Erick estás muy ebrio, es mejor irnos a casa ya -alcancé a oír con más claridad que las anteriores. Me dediqué a hacer muecas y negar frenéticamente con la cabeza.
-No, no, no. Yo estoy perfecta...mente... bien...
-Por supuesto que no -lo oí suspirar.
Estaba dispuesto a seguir protestando porque por alguna razón no quería hacer caso a ninguna de sus peticiones, pero antes de que pudiese siquiera procesar las palabras, un orrible revoltijo se hizo presente en mi garganta provocando que diera una arcada sacando todo lo que había consumido en toda la noche. No supe quien tuvo el gusto de recibirlo, no podía verlo ya que mi vista se tornó borrosa y lo único que hacia era vomitar.
-¡No puede ser! -se escuchaban quejidos.
Vomité una vez más, luego no pude ver nada más que unos bellos ojos azules que me miraban ceñudo, después de eso todo se me hizo oscuro y caí preso de la inconsciencia.
. . .
-¿Erick? ¿Ya estás consciente? -susurró una voz cerca.
Mis ojos se comenzaron a abrir lentamente, cuando lo hicieron por completo un dolor de cabeza del infierno se hizo presente.
¿Qué diablos había pasado? No podía recordar nada desde que empecé a beber como loco, luego de lo que pasó con Daemon en el baño. Después de eso todo me era borroso.
-¿Estás bien? -escuché cerca. Mi vista se giró en dirección del dueño de aquella voz. Era Daemon que estaba sentado a un lado mío.
-¿Qué pasó? -solté varios quejidos, mi cabeza dolía a muerte.
Daemon soltó una pequeña risita como burlándose de mí, lo cual me molesto un poco. ¿Qué cosa tan mala había hecho para que se burlara de mi?
-¿Qué es tan gracioso? -pregunté molesto.
-Oh, nada -me sonrió tranquilo-, sucede que bebiste más de lo que tú cuerpo puede resistir y te desmayaste cuando no pudiste más.
Bueno, eso explicaban el dolor de cabeza, el por qué no recordaba nada. Pero, ¿en dónde estaba? ¿ya era de día?
Miré rápidamente a la ventana que estaba cerca de la habitación, dandome cuenta que ya había salido el querido sol. El lugar claramente mostraba que no era mi cuarto ni el de Daemon... eso significaba que no había llegado anoche a mi casa... ¡Mi padre! Abrí grande los ojos por saber las consecuencias que eso podría traer.
-Tranquilo -habló una vez más el rubio-. Jack le dirá a tu padre que te quedaste aquí.
-P-Pero...
-Pero, él no se tendrá que enterar que conmigo -musitó de manera coqueta.
Traté de reclamar por eso pero el dolor en mi sienes se intensificó evitándolo. En ese mismo momento Daemon se levantó de la esquina de la cama en donde se encontraba hace unos minutos, acercándose al velador que estaba cerca de esta, tomó unas cosas y se volvió a sentar pero esta vez más cerca de mí.
Me extendió dos píldoras que parecían ser para el dolor de cabeza y un vaso con agua. ¿Ya tenía eso listo? Debió haber previsto que me dolería la cabeza... es tan amable.
-No te preocupes, no soy Han -dijo guiñando un ojo.
-¡Eso ya lo sé! -le grité sonrojándome cuando me di cuenta de su indirecta.
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Eres todo un Reto(Yaoi)
RomanceDaemon Steel un joven de 17 años de edad, tranquilo, serio y poco sociable. Él solo se concentra en estudiar, ser el mejor en clase, no le interesan las relaciones ni pretende tener alguna. Es muy popular con las chicas y a pesar de eso no se da el...