17 Adentro es peor

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Mis ojos comenzaron a aguadarse y saqué mi pistola de su funda. Quería hacerlo, deseaba vengar el cuerpo de Beth. Estaba dispuesta a matarla.

Me acerqué lentamente hacia Dawn, pero antes de que yo pudiera acabar con su vida, Daryl corrió y le disparó en la cabeza con lágrimas en sus ojos.

Bajé mi arma y me heché a llorar desconsoladamente.

-Tranquilos. Pueden quedarse. Aquí estarán a salvo - dijo con desesperación una de las habitantes del hospital.

-No... Es peor que allá afuera - respondió Rick entristecido -. Y me llevaré a todo el que lo desee.

Noah no lo pensó dos veces y se unió a nosotros. Nadie más decidió acompañarnos, y la verdad no me interesaba que alguien lo hiciera.

Daryl tomó el cuerpo de Beth entre llantos y todos salimos del hospital, dejándonos ver a Glenn, Rosita, Tara, Carl, Michonne, Abraham, Eugene, Judith, Gabriel y... Maggie.

Una sonrisa se formó en Maggie al vernos salir del hospital, pero su felicidad no duró mucho. Al ver a Daryl cargando a su querida hermana sin vida se tiró al suelo y comenzó a llorar mientras que Glenn trataba de consolarla.

Me senté en el suelo con la cabeza entre mis piernas y pusé mis manos en mi cabeza, escuchando cómo los gritos de Maggie invadían todo el lugar.

-Oye - dijo una voz cerca de mí.

Levanté mi cabeza con mi vista un poco nublada y me encontré con Carl.

-Vamos, es hora de irnos.

Me ayudó a levantarme, guiándonos hacia un camión de bomberos, que fue dónde ellos llegarón. Todos subimos y yo me senté a un lado de Carl frente a Daryl. El cargaba a Beth todo el camino.

Me acerqué a él y tomé la cabeza mi querida amiga, recargándola en mis piernas mientras acariciaba su rubio cabello hasta llegar a la iglesia.

Bajamos todos del camión y cada uno tomó una pala, comenzado a cavar la tumba de Beth, excepto Carol, quien se sentó a descansar y Tyresse que cargaba a Judith.

Al terminar, Daryl se aproximó con él cuerpo de Beth y la enterramos envuelta en una manta blanca, junto con una pequeña cruz hecha de ramas, pues en ese mundo lo único que quedaba era improvisar.

El padre Gabriel dijo algunas palabras para despedirnos de ella, que ya se encontraba sin vida. Al terminar, solo vi como Maggie​ se alejaba hacia el bosque para poder estar sola. Traté de seguirla, pero supuse que necesitaba su espacio. Necesitaba estar a solas por un momento, así que me fui a buscar a Carl.

-Hola - le saludé con pocas ganas y mi cabeza baja.

-Hola, ¿te sientes bien? Mi padre dijo que iríamos con Carol, Maggie, Gabriel, Abraham, Rosita, Eugene, Tara y por supuesto Judith en un auto en busca de provisiones.

-Y ¿los demás? - pregunté, alzando una ceja.

-Irán a buscar a la familia de Noah en una pequeña comunidad, como a treinta minutos de aquí - respondió.

Rick nos dio la orden para que cada uno subiera a su auto correspondiente y nos pusimos en marcha.

Abraham manejaba el camión de bomberos, Carol iba de copiloto y los demás en los asientos de atrás. Todo era un completo silencio, estábamos devastados.

Iba con mi cabeza baja pensando en Beth... A Maggie le dolió mucho perderla. ¿A quién no le dolería perder una hermana?

En todo el camino se la pasó sentada en una esquina del camión con su cabeza entre sus piernas. Quería consolarla, pero ella solo quería estar sola, por lo que decidí no molestarla y me senté a un lado de Carl.

No pronuncié ni una palabra en todo en camino, la muerte de Beth me había dañado en cierta forma, Beth era mi única amiga en quien yo podía confiar. Creí que después de rescatarla todo seguiría bien, pero me equivoqué. Las personas morirían, y no podemos encargarnos de que eso no pasé, era nuestro destino ahora... Y creo que talvez hasta lo merecíamos

(...)

Llegamos a una gasolinera y todos bajamos del camión. Me aproximé a un caminante que se encontraba comiendo lo que era al parecer un conejo, saqué mi cuchillo insertándolo en su cráneo cuidadosamente.

Giré mi vista hacia un lado y observé una pequeña tienda a la que todos estaban entrando, así que fui con ellos y saqué mi pistola por si acaso.

Comenzamos a buscar entre los estantes de la tienda al igual que los demás, y lo único que encontraba eran medicinas. as tomé, ya que nos serían muy útiles.

-¡Oye! - dijo alguien que no pude reconocer.

Me giré sobre mis pies y lo apunté con mi arma, dejándome ver a Carl delante mío.

-Oh, Carl, casi me matas del susto - puse la mano derecha sobre mi pecho.

-Lo lamento, no quería asustarte. Quería ver si te encuentras bien - dijo. Se acercó un poco más a mí.

-Sí, estoy bien, no te preocupes - contesté y me alejé de él, dando media vuelta.

-Ally, espera - Carl me tomó de la mano, y me posicionó justo frente a él.

Quise decirme algo, pero cerró la boca al instante y se quedó quieto, mirándome a los ojos.

No me abandones: Los iniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora