21 La chica extraña

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-Está mintiendo - contestó Rick de mala gana

-Bueno, hagamos que nos lleve hasta allá, así sabremos si es verdad o no. Supongamos que esta diciendo la verdad, esta es una gran oportunidad de... volver a tener una vida sin peligro, como era antes - dije y Rick me miró pensativo.

-Y... ¿Si miente? - cuestionó Sasha.

-Nos haremos cargo, no son rivales para nosotros - contesté.

-Iremos. Aaron, ¿tienes algún auto? - preguntó Rick e inmediatamente le sonreí.

-Sí, dos de hecho - contestó mientras desatabamos sus manos.

-Bien, en uno de los autos iremos Glenn, Aaron, Allyson y yo. En el otro irán los demás detrás de nosotros, ya que seremos quien los guíe. Así que, muestranos dónde están los autos - habló Rick y todos asentimos, saliendo del granero hacia donde se encontraban los autos.

Cuando llegamos, cada quien subió a sus respectivos transportes, pero antes de que yo subiera al mío Carl me tomó del brazo.

Una vez que nos pusimos en marcha Aaron iba guiándonos​ en el camino, mientras que todo se oscurecía de poco a poco.

-¿Ya casi llegamos? - preguntó Rick impaciente.

-Solo unos kilómetros más - contestó Aaron y todo volvió a ser un total silenció.

Miré hacia el frente donde alcancé a observar unas cuantas figuras en el camino.

-¡Caminantes! - grité, pero fue demasiado tarde.

Rick logró arrollar algunos de ellos, dejando todo el parabrisas lleno de su asquerosa sangre, y el auto dejó de moverse.

-¿Están todos bien? - preguntó Glenn. Todos asentimos.

Miré atrás y me percaté de que unos caminantes venían hacia nosotros.

-¡Rick! ¡Arranca el auto! - exclamé, pero por más que lo intentó no logró moverse.

-Mierda - maldijo en voz alta -. Bajen del auto y vayamos con los demás.

Bajamos todos del auto con nuestras armas en mano, y para cuando buscamos a los demás con la vista ya no estaban.

-¡No están! -dije preocupada - ¿A dónde fueron?

-Creo saber en donde están, síganme - dijo Aaron y nos adentramos en el bosque, matando a todo caminante que se nos atravesaba en el camino.

Escuché un ruido de una rama crujir que venía por detrás mío. Me di la vuelta, haciendo que todos dejaran de caminar repentinamente.

-Ally, ¿qué haces? - susurró Glenn.

-Shhh... Escuché algo, debe ser un caminante.

Busqué con la vista al estúpido caminante que venía siguiéndonos y... Lo encontré. Rápidamente lo apunté con mi arma desde lejos.

-Solo atraerás a más de ellos, Ally. Ya déjalo, solo es uno - habló Rick, tomándome por el hombro.

-Tengo el silenciador puesto, no pasará nada - respondí y solo disparé, dándole al dichoso caminante.

Los gritos de una chica erizaron mi piel.

-¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude, estoy herida! - comenzó a gritar una extraña chica que al parecer se encontraba en dirección a donde disparé al caminante.

Quizás no era un caminante después de todo.

-¡Diablos! - exclamé -. Rick, vamos a ayudarla.

Nos acercamos hasta la chica que se encontraba tirada en el suelo con la pierna ensangrentada.

Por suerte, tuve tan mala puntería que no le dí a la cara.

-Te ayudaremos, solo guarda silencio o vendrán más - le indicó Rick.

Tomó a la chica del suelo y volvimos a seguir a Aarón, quien nos llevó hasta una pequeña cabaña dentro del bosque donde se encontraban Maggie, Michonne, Eugene, Sasha, Abraham, Rosita, Judith, Gabriel, Noah, Tara y...

-¡Carl! - grité y corrí a abrazarlo.

-Que bueno verte sana y a salvo - susurró y nos separamos.

-Rápido, entremos a la cabaña - ordenó Rick, cargando a la extraña chica. Todos entramos cerrando la puerta.

-Ally, busca algo para cubrir la herida, le sacaré la bala - habló Maggie.

Corrí en busca de algún trapo, camiseta o venda que pudiera servir, pero no encontré nada, así que me quité mi delgado abrigo y corté una tira con mi navaja, entregándosela a Maggie.

-Gracias - exclamó, y sin pensarlo dos veces sacó de la pierna la bala de la pierna de aquella chica, quien no tardó en gritar como loca.

En menos de dos segundos, cayó en desmayo, mientras Maggie trataba de cerrar la herida y la cubrió con el abrigo que le dí.

-¿Estará bien? - pregunté, ya que era culpa mía que estuviera en ese estado.

-Sí, solo tenemos que cuidar que la herida no se infecte - contestó Maggie -. Ven, ayúdame a llevarla al sofá.

Asentí y la recostamos con su pierna vendada en un pequeño sillón a esperar que despertara, mientras tanto los demás ideabamos un plan para poder seguir nuestro camino a Alexandria.

-¿Y ahora? ¿Cómo llegaremos? - preguntó Glenn - No tenemos más autos.

-Esperen, claro que tenemos. En este lugar, detrás de esta cabaña, dejé una casa rodante antes de ir a buscarlos - respondió Aaron.

Él nos guió hasta detrás de la cabaña, en donde se encontraba la casa rodante.

-Excelente.


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RusherBTRdelgado

No me abandones: Los iniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora