9 "Tengo miedo"

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—Allyson — habló él.

—Carl — me acerqué y lo abracé — Me alegro tanto de haberlos encontrado. ¿Dónde está Rick? — le cuestioné, apartándome de su cuerpo.

—Está dormido desde hace mucho; no ha despertado — contestó con la voz un poco ronca y apagada.

Salí de la cocina con Carl detrás de mí y miré a Rick que estaba recostado en unos de los sillones de la sala, la cual bloqueaba la puerta.

—Por eso no podía entrar — me dije en voz baja.

Me acerqué a Rick y lo observé con preocupación.

—¡Rick! ¡Despierta! — grité, mientras lo zarandeaba de un lado a otro con brusquedad.

—Eso no funcionará. Créeme, lo intenté — me comentó Carl mirando el suelo. Pasé mi mano sobre el pecho de Rick.

—Su corazón late, debe estar desmayado — comenté, poniéndome de pie —. Carl, ¿qué fué lo que sucedió? ¿Por qué me dejaron ahí?

—No quisimos hacerlo, Ally. Creímos que te habías ido, así que decidimos irnos de ahí. Supuse que nos toparíamos contigo en el camino — dijo, mirándome directo a los ojos —¿Qué te pasó? — preguntó, señalando con su dedo mi brazo derecho.

Llevé la vista a mi brazo, donde poseía una enorme cicatriz que obtuve en aquel accidente donde murió mi padre.

—Tuve un accidente de automóvil — expliqué, bajando mi cabeza. Carl pasó su mano por mi hombro y me miró con tristeza.

—Vayamos arriba, hay algunos cómics que talvez te gusten — me dijo, lo cual formó una sonrisa en mi rostro.

Subimos a la habitación que Carl me indicó y leímos un rato hasta que me quedé dormida.

(...)

Desperté y miré alrrededor, notando que Carl no estaba. Ya comenzaba a oscurecer, seguramente se encontraba abajo.

Bajé las escaleras y vi a Carl sentado debajo del sillón donde estaba Rick. Me acerqué a él para sentarme en un sillón en frente de ellos dos.

—¿Estás bien? — dije mirándolo.

—Si, y ¿tú? — preguntó con su cabeza baja.

—Eso creo — le respodí y me recosté en el sillón, quedándome dormida al igual que Carl en tan pocos minutos.

En verdad que el sueño hacía de las suyas conmigo.

*Carl*

Desperté y vi cómo Ally dormía tranquilamente en el sillón que se encontraba en frente de mí.

Volteé a un lado donde pude ver cómo el brazo de mi padre (el cual colgaba del sillón) comenzaba a moverse de una manera extraña mientras su boca emitía sonidos raros. Me sobresalté e inmediatamente me alejé de él, haciendo que Ally accidentalmente se despertara.

—¿Qué sucede? — preguntó ella, pero no respondí.

Tomé mi pistola para apuntarle a mi padre, quien cayó al suelo de inmediato. Comencé a llorar al igual que Ally. Estaba a punto de jalar el gatillo, pero simplemente no tuve las agallas de hacerle eso a mi padre.

—¡No puedo! — exclamé — Solo hazlo — dije entre lágrimas.

—¡Caaarrl! — exclamó mi padre con la voz ronca. Estiró su mano hacia mí y se volteó, quedando tirado en el suelo boca arriba.

Sentí un enorme alivio al ver que mi padre no era un caminante como yo creía.

Ally bajó del sillón en el que estaba y se acercó a mi padre con lágrimas en sus ojos.

—Tengo miedo — expresé, recargando mi frente en la de él —. Tengo miedo... — repetí en susurros.

Ally

Me acerqué a Rick después de creer que se había convertido. Luego me levanté y decidí dejar a Carl y a Rick solos, así que me fui a la cocina a comer un poco de cereal; estaba muy hambrienta. Cuando salí de la cocina vi a Carl que dormía al lado de Rick. Me senté en el suelo a lado de él y me quedé observándolos hasta que amaneció. Ambos despertaron y Rick se quedó mirándome.

—Regresaste — me dedicó una sonrisa, alegre.

—Sí — le sonreí.

—Me alegro que encontraras comida — comentó Rick, mirando a Carl.

—Había más pero... lo comimos — contestó Carl, mirándome con una pequeña sonrisa divertida.

¡Wow! ¿Carl dedicándome una sonrisa? Algo muy malo iba a pasar, quizás un huracán.

—¿Y qué era? — preguntó con curiosidad.

—Tres kilos de pudding — le respondí a Rick mientras reía.

Me levanté y subí las escaleras dejando a Rick y Carl hablando solos. Después de unos veinte minutos Carl subió a la habitación donde yo me encontraba.

—¿Quieres comer ? — preguntó, mirándome.

—Claro, me muero de hambre — lo seguí hasta la sala. Los tres nos sentamos y comenzamos a comer unas latas de sopa.

Alguien tocó la puerta y los tres nos miramos sobresaltados. Rápidamente nos levantamos y tomamos nuestras armas.

Rick miró por un pequeño orificio en la puerta y comenzó a reír como un loco.

—¿Qué? — dijimos Carl y yo al mismo tiempo.

—Es para ustedes — respondió Rick.

Carl se acercó a la ventana y sonrió.

—Es Michonne — contestó y me miró sonriente.

No me abandones: Los iniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora