26 El miedo existe

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Carl

Mi padre y yo tomamos nuestras armas y nos dirigimos hasta la salida de Alexandria, donde en el camino observé a lo lejos que Amber se acercaba con una gran sonrisa hacia a mí.

-¡Hey! Carl, ¿a dónde vas? - preguntó.

-A buscar a Ally - dije seco, sin dirigirle la mirada.

Me alejé de ella a con mi padre, a lo que solo respondió con una mirada desagradable. Salimos en busca de Ally.

Estuvimos caminando un par de minutos sin que nadie pronunciara ni una palabra, solo podía concentrarme en Ally. No dejaba de sentirme preocupado. Esperaba que nada malo le hubiera sucedido.

-¿Quién es y qué quiere? - logré escuchar no muy lejos de donde nos encontrábamos.

Era Ally, podría distinguir su voz entre miles de personas.

-¡Papá! Es ella - grité por accidente.

-Vayamos rápido, por aquí - dijo, señalando con su dedo.

Ambos corrimos hasta que nos encontramos con varios hombres que rodeaban a Ally. Tenía la cabeza cubierta. Se la llevaban.

Traté de acercarme para salvarla, pero mi padre me detuvo haciéndome una seña para que guardara silencio.

-No vayas - dijo en voz baja.

-¿Qué? ¿Estás loco? No podemos deja... - traté de hablar, pero me interrumpió.

-Si nos acercamos ahora solo causaremos problemas y seguramente alguno de nosotros terminará muerto. Mejor hay que seguirlos hasta donde ellos vayan y silenciosamente nos la llevamos, ¿de acuerdo? - dijo él y asentí inseguro, pero igual era la única forma de que nadie saliera herido.

Un hombre tomó a Ally y se la llevaron, a lo cual nosotros los seguimos hasta que llegamos a una pequeña fabrica, donde los hombres entrarom y cerraron la entrada.

-¿Y ahora qué? - pregunté mientras mi padre analizaba cuidadosamente aquel lugar donde ella se encontraba.

-Por ahí - respondió, señalando unas escaleras que daban a una ventana totalmente abierta.

Ally

Desperté en la esquina de una pequeña habitación totalmente oscura, con mi mano vendada. Mi cuchillo... Bueno, no estaba conmigo.

Miré a mi alrededor. Nada ni nadie, no sabía dónde estaba. Mi mano ardía horriblemente. Me sentía asusta; sinceramente nunca me había sentido de esa forma: insignificante.

-¡Al demonio con todo esto! - grité furiosa, mientras el eco invadía toda la habitación.

Yo solo miraba hacia el suelo, preguntándome por qué la vida era simplemente una mierda, sin mencionar que estabamos en un apocalipsis.

-Desahógate, así te sentirás mejor - comentó un hombre alto entrando a la habitación.

Levanté mi vista y él se acercó a mí, observándome de pies a cabeza con una linterna.

-Serás genial para el negocio - comentó con una sonrisa pervertida -. ¿Qué tienes que decir?

Me acerqué a él y escupí en su apestosa y sucia cara.

-Vete a la mierda - respondí.

Él me tomó brutalmente del cabello y me acercó más a su rostro.

-Más tarde alguien vendrá por ti, y no creo que eso te agrade - contestó y me soltó para salir de la habitación.

Tenía que salir rápidamente de ahí antes de que hicieran algo conmigo.

Me levanté, sintiendo que en cualquier momento mis piernas no responderían y caería al suelo, ya que me sentía terriblemente débil. Había perdido algo de sangre. Con más motivos debía irme, si no llegaría aquel hombre y no tendría las suficientes fuerzas para defenderme.

Me acerqué lentamente a la puerta y traté de abrirla pero... Cerrada, obviamente.

¿Qué otras opciones me quedaban? No sé por qué salí de Alexandria, en primer lugar.

Estaba débil, sin armas, a punto de ser lastimada por unos hombres. No tenía idea de qué hacer.

-Esto debe ser un maldito sueño.

Me recosté en el suelo, mirando hacia la nada, y me quedé dormida, pues los párpados me pesaban.

Carl

Cuando estuvimos una vez dentro de la fábrica comenzamos a buscar entre todas las habitaciones a Ally. Algunas estaban abiertas y otras estaban cerradas; en varias de ellas habían chicas dentro que pudimos ver a través de una pequeña ventanilla. Sentí que mi corazón se destruía al ver a todas esas mujeres de distintas edades llorando en alguna esquina de la habitación.

-En una de estas debe estar ella - comentó mi padre silenciosamente -. Sigamos buscando.

Mi padre buscaba por un lado y yo por otro, donde observé una habitación abierta. Sin pensarlo entré pero no había nadie. Miré detrás de la puerta y encontré lo que era al parecer una blusa; la tomé y la miré detalladamente.

-Es de Ally - dije alzando un poco la voz, haciendo que mi padre llegara corriendo hacia mí.

-Vienen unos hombres, debemos encondernos - indicó.

Ambos entramos a la habitación y nos pusimos detrás de la puerta.

-Oye, ¿en dónde se metió Michael? - preguntó uno de ellos al otro.

-Está con una chica en la última habitación - respondió, mientras se alejaban lentamente.

-Papá, encontré esta blusa, es de ella. Seguramente está donde mencionaron hace rato - comenté preocupado.

-Vayamos ahora.

Ambos salimos corriendo hasta la última puerta del pasillo, y miramos por la ventanilla donde observamos a Ally sin blusa, asustada, atada a una silla. Sentí una gran rabia en cuanto aquel hombre se acercó a ella con deseo y comenzó a acariciar su cabello.

-A la de tres entramos y lo apuntamos con nuestras armas, ¿de acuerdo? - dijo mi padre y asentí - Uno... Dos... Tres ¡Ahora! - exclamó y entramos con nuestras armas en alto.

-¿Qué tenemos aquí? - dijo el hombre, mirándonos con una sonrisa.

-¡Suéltala! - gité furioso.

-Cálmense, no querrán que esto se ponga un poco peor de lo que ya esta. No queremos que alguien salga lastimado, ¿o si? No creo que quieran que llame a mis compañeros para que alguno termine herido - y así la sonrisa desapareció de su rostro.


Capitulo dedicado a:

YakyBernal

Amo que ames mis notas

No me abandones: Los iniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora