15 Trato

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-Gareth... ¿Sigue vivo? - pregunté sorprendida, al igual que los demás.

-Iremos a buscarlo - ordenó Rick -. ¿Dónde se encuentran?

-Fuera de una escuela, no muy lejos de aquí - contestó Bob con pocas fuerzas.

-Tiene fiebre. ¿Hay algún medicamento? -preguntó Sasha.

-Tenemos algunas medicinas en el botiquín, iré por ellas - Rosita dio media vuelta para ir por los medicamentos ya antes mencionados.

-¡No! ¡No! Guardenlas - gritó Bob de repente, mostrándonos una enorme mordida en su hombro derecho.

Sasha lo miró y sus ojos se aguadaron.

-Tengo un sofá en mi oficina - comentó Gabriel, como una posible opción -. Sé que no es mucho, pero puede descansar ahí.

Sasha asintió con su cabeza agradecida y nos afrecimos a ayudarla a llevar a Bob hasta el sofá.

-Iremos a buscar a Gareth. Glenn, Maggie, Rosita, Abraham, Sasha, Michonne y yo. Tomen sus armas y vayamos ahora - ordenó Rick -. Los demás quédense aquí y cuiden de Judith y Bob.

Y así, ellos partieron en busca de Gareth y su pequeño grupo.

Tomé mi pistola y mi chuchillo, abrí la puerta de una de las habitaciones de la iglesia, en la cual se encontraba Judith.

-¡Vamos! Entren - dije señalando la habitación. Todos entrarón, incluyendo a Carl - Ahora vuelvo...

-¡Oye! ¿Adónde vas?

Me volteé para mirar a Carl.

-Solo voy a la puerta a vigilar un rato - contesté despreocupada.

Y antes de salir, Carl llegó por atrás y me abrazó.

-Ten cuidado y... grita si necesitas ayuda - me susurró y se fue a cuidar de Judith.

Salí de la iglesia un poco desconcertada por el acto de Carl. Jamás creí que alguna vez me abrazaría. Me senté en las escaleras con mi pistola en la mano y me puse a pensar.

Creía que Carl se había enamorado de mí, aunque no podía asegurarlo, no sin estar totalmente segura de qué pensaba. Había momentos en lo que me creía una loca hablando conmigo misma dentro de mi pequeña cabecita.

Me levanté, abrí la puerta de la iglesia y antes de entrar escuché una rama crujir debajo de los zapatos de alguien. Me giré y a lo lejos pude visualizar a Gareth y a su pequeño grupo. Sobresaltada, entré rápidamente cerrando la puerta de la habitación en la que nos escondíamos.

-¿Qué sucede? -preguntó Tara.

-Gareth y su grupo vienen hacia acá - respondí con dificultad.

-Muy bien, no se preocupen. Cerremos la puerta y tomen sus armas. Manténgase atentos y evitemos que Judith llore - dijo Carl.

Todos recargamos nuestras armas apuntando hacia la puerta por si alguno de ellos entraba. Y así nos quedamos por unos minutos.

Escuchamos que Gareth y su grupo entraron a la iglesia, y nos quedamos en completo silencio.

-Sabemos que están aquí, los estuvimos vigilando.

Los pasos de sus acompañantes resonaron el todo el lugar.

-Rick, Michonne, Rosita, Glenn, Maggie, Abraham y Sasha salieron - se detuvo un momento, y luego prosiguió -... El padre, Tara, Bob, Carl, Allyson, Eugene y... Judith están aquí en alguna habitación.

Escuchamos cómo los chicos de su grupo se acercaban más hacia la habitación donde nos encontrabamos. Las manos comenzaron a temblarme de una forma descontrolada. Además, para nuestra suerte, Judith comenzó a llorar desconsoladamente. No pudo haber llorado en un mejor momento.

-No, no, no.

Maldije en voz baja y me acerqué a Judith para intentar hacer que se callara, pero para cuando eso sucedió ya era demasiado tarde, obviamente.

-Bueno... La pequeña me empieza a caer bien - comentó Gareth.

Los chicos de su grupo se acercarón a la puerta que daba a la habitación en la que nos encontrábamos. Y antes de que la abrieran, escuchamos unos cuantoa disparos. Pasaron tan solo dos minutos y salimos cuidadosamente para ver qué era lo que sucedía. Al salir de la habitación, observamos que todos los que nos amenazaban estaban muertos, y fueron asesinados nada más y nada menos que por Rick y los demás.

-Me alegro de verlos - dije y corrí a abrazar a Maggie.

-Y nosotros a ustedes - respondió Glenn.

-Les dije que debíamos habernos ido en cuanto pudimos a Washington. Nos iremos ahora, andando - nos dijo Abraham molesto.

Antes de dar un solo paso, recordé a Daryl y Carol. Ellos aún no volvían, y no podíamos irnos sin ellos. No pensaba dejarlo atrás. ¿Por qué no habían regresado ya?

-Aguarda - dijo Rick -. Daryl y Carol no han vuelto, no nos iremos sin ellos.

Abraham se cruzó de brazos y negó con su cabeza. En verdad era difícil negociar con él.

-Esperemos hasta la mañana - sugirió Rick -. Y si no han vuelto podrán irse, pero no iremos con ustedes si ellos no han regresado.

-Muy bien, y me llevaré a Glenn y Maggie.

Rick asintió con algo de inseguridad.

-A dormir todos - nos ordenó el antes mencionado -. Glenn y yo sacaremos los cuerpos de aquí.

Carl me tomó del brazo y ambos nos fuimos a uno de los bancos de la iglesia a dormir un poco. Estaba preocupada, por Carol y por Daryl.

¿Qué tal si les había pasado algo?

Tampoco quería que Maggie y Glenn se fueran con Abraham en caso de que ellos dos no volvieran en la mañana. Todos esos problemas que inundaban mi cabeza me provocaban nerviosismo. Por eso mismo no pude pegar un solo ojo en toda la noche, así que salí un rato al bosque, donde se encontraba Rick. Caminé hasta él.

-¿Te encuentras bien? - preguntó sin mirarme.

-Si, es solo que no puedo dormir.

Bajé mi cabeza, con un suspiro incluido.

-Regresarán, ya lo verás - me comentó, y antes de que pudiera pronunciar una palabra más, escuchamos unos ruidos provenientes del bosque.

Sacamos nuestras armas por instinto, y de entre los arbustos salió... Daryl.

No perdí un segundo más y corrí a abrazarlo fuertemente.

-¿Dónde está Carol? - preguntó Rick. Yo lo miré preocupada.

-Ya puedes salir - dijo Daryl.

Rick y yo nos miramos confundidos...

No me abandones: Los iniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora