13 Estas viva

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—¿Caminantes? — pregunté y miré a Carl.

—Si, la valla que protegía Terminus debe haberse caído — respondió Michonne.

—¿Y Rick, Glenn, Daryl o Bob?

—Vendrán por nosotros, no se preocupen — Carl trató de calmar la situación. Se acercó a mí —¿Estás bien?

—Carl... ¿Y si les pasó algo? — le dije preocupada.

—¡No! No pienses eso, es mi padre de quien hablas, ¿recuerdas? — contestó sonriéndome y le devolví el gesto.

—Muy bien, iré a ver si hay alguna salida.

Me acerqué a una pequeña abertura en el vagón para mirar un poco a través de esta, y lo único que podía ver eran un montón de caminantes que avanzaban por todos lados. No había ninguna señal de Rick, o de alguien más. Me preocupaba por ellos.

Me moví un paso hacia atrás, y al pisar una roca mi pie resbaló y caí de golpe. Observé mi mano, tenía un clavo atravesando mi piel y la sangre me inundaba por montones. Ardía horriblemente.

—¡Mierda! — exclamé llena de dolor, mientras me quitaba el clavo de un solo tirón.

—¿Qué sucede? — preguntó Carl acercándose a mi.

—Me corté — contesté, sosteniendo mi mano con fuerza.

Carl arrancó un pedazo de su camiseta para limpiar mi herida, arrancó otro y lo usó para ponerlo como venda en mi mano y lo amarró fuertemente.

—¡Agh! Esto apesta.

—Lo siento — se disculpó, aunque no tenía por qué. Con su ayuda pude ponerme de pie nuevamente.

—Gracias, Carl — le agradecí y besé su mejilla sin mi consentimiento, fue por eso que me alejé antes de que pudiera pronunciar una palabra sobre el tema.

*Carl*

Ayudé a Allyson a levantarse con cuidado.

—Gracias, Carl — dijo ella y me besó en la mejilla. Luego se acercó a Michonne apresurada.

Mi corazón dió un salto sin razón. Ally me había dado un beso... Ally me había dado un beso en la mejilla.

De alguna forma, estaba comenzando a sentirme atraído por Ally. Ella era más fuerte de lo que yo creía, en realidad la había juzgado mal. Había pasado por mucho y... aún así, seguía luchando en ese mundo tan horripilante.

Me agradaba, en serio me agradaba.

Ally

Me acerqué a Michonne, quien estaba sentada frente a la puerta con la mirada perdida. Antes de poder pronunciar una sola palabra hacia ella la puerta se abrió de repente, dejándonos ver a Terminus completamente destruida y envuelta en llamas con cientos de caminantes invadiéndola.

—¡Corran! — gritó Rick apareciendo frente a nosotros, acompañado de Daryl, Glenn y Bob.

Todos salimos del vagón y comezamos a matar a cada muerto viviente que se nos acercara. No teníamos ningún arma, pero los pedazos de madera que habíamos desprendido nos sirvieron de algo. Mirábamos a nuestro alrededor, tratando de encontrar alguna salida de ese lugar. Todo se había vuelto un caos en tan sólo unas cuantas horas.

—¡Por arriba! — nos indicó Rosita, señalando la valla por la cual habíamos entrado.

Todos corrimos hacia ella y saltamos la valla, dejando atrás todo ese lugar tan devastador. Y ahora nos encontrabamos en el bosque asalvos, por ahora.

—¿Están todos bien? — nos preguntó Rick y todos asentimos mientras descansabamos un poco.

Miré a Daryl. Se veía sorprendido y vi como después  él corría hacia alguien que venía hacia nosotros de entre los árboles. Al ver de quién se trataba la felicidad me recorrió de pies a cabeza.

—¿Carol? — dije con los ojos bien abiertos. Ella y Daryl se abrazaron tiernamente.

Creí que no la volvería a ver. Me acerqué a ella luego de que ellos se separaron del abrazo y la abracé llena de alegría.

—Te extrañé — le dije en un susurro.

—Yo también, hermosa — contestó ella y nos separamos — Vengan conmigo.

Carol nos hizo un ademán y todos la seguimos hasta una cabaña, donde se encontraba Tyresse cargando a Judith en sus brazos.

—¡No puede ser! — llevé ambas manos a mi boca y corrí junto con Rick y Carl hacia ella.

—¡Estás viva! — dijo Rick llorando, y los tres la abrazamos — Gracias.

Tyresse asintió con su cabeza sonriente. Ahora ya estábamos completos.

(...)

Seguimos caminando por el bosque hasta que cayó la noche e hicimos una fogata. Carl se sentó junto a mí y me pusó una chaqueta bastante calientita.

—¿Aún te duele la herida? — preguntó.

—Poco — respondí —. Ahora tenemos que dormir.

Carl asintió y se fue a dormir a un lado de su padre y yo a un lado de Maggie. Disfrutaba estar con ella, era como mi segunda madre.

Amaneció y todos tomamos nuestras cosas y seguimos con nuestro camino.

—¡Auxilo! ¡Socorro! ¡Ayúdenme, por favor!

Escuchamos que alguien gritaba con desesperación.

—¡Papá! ¡Vamos! — exclamó Carl.

Todos corrimos hacia donde se escuchaban aquellos gritos ahogados. Llegamos donde se encontraba un hombre con traje negro, en la cima de una enorme roca, tratando de no ser devorado por cuatro caminantes que lo acechaban.

Saqué mi arco y lancé una flecha, que fue a dar al cráneo de uno de los caminantes. Michonne, Maggie y Carl se encargaron de los demás.

—¡Ya puedes bajar! — le dije y bajó de la roca con demasiado cuidado.

—¡Gracias! — exclamó, mirándonos a todos — Me llamo Gabriel — comentó el hombre.

—¿Cuántos caminantes has matado? — le preguntó Rick sin rodeos.

—Ninguno — respondió Gabriel, un poco confundido por la anterior pregunta.

—Y ¿cuántos humanos? — lo cuestionó Rick nuevamente.

—A ninguno, el señor odia la violencia — contestó el padre, causando un gran silencio y miradas confusas entre nosotros —. Tengo una iglesia no muy lejos de aquí, puedo llevarlos si gustan.

No me abandones: Los iniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora