Capítulo 19.

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Evangeline

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Evangeline

Creo que estoy empezando a quererte. Las palabras de Louis se clavaron en mi pecho como una flecha lanzada por Cupido. ¿Cómo una persona podía quererme en tan poco tiempo? Los momentos que he vivido junto a él pueden contarse con los dedos de una única mano. No iba a negar que tenía sentimientos hacia él, pero creo que es muy pronto para hablar de querer.

Quería seguir conociendo a Louis porque era diferente al resto de personas y avivaba mis sentidos. No es fácil para mí aceptar que se ha empezado a colar muy dentro de mí y no sé lo que sucederá mañana, pero en lo que quería pensar ahora era en este instante para poco a poco construir un nosotros.

- ¿Qué han sido todos esos gritos? – mi madre bajó las escaleras extrañada y su cara cambió cuando vio a Louis allí parado - ¿Dónde está Kendall?

- Tuve una pequeña discusión con él, pero no te preocupes que no ha sido nada – no quería poner nerviosa a mi madre porque todavía estaba muy reciente su accidente.

- No me gusta que este chico esté en mi casa – miró a Louis con cara de asco, lo que me dolió – No es bueno que te juntes con gente de esta calaña.

- No hables así de Louis, por favor – intenté hablar lo más calmada posible, aunque estaba irritada.

- Yo ya me iba, sólo vine a acompañar a Evangeline a su casa porque la vi caminando sola – Louis se mostró educado, lo que me sorprendió porque era la primera vez que estaba siendo respetuoso – Hasta pronto.

Louis se marchó, dejándome a solas con mi madre. Temía por todo lo que iba a pasar porque conocía a mi madre y sabía que cuando se enfadaba era imposible que entrara en razón o ponerse en su contra.

- Te lo advierto Evangeline, no quiero volver a ver a ese en mi casa – sentí que mi cabeza iba a estallar en cualquier momento – Es más, no quiero que te vuelvas a acercar a él.

- Louis es una persona, como tú y como yo – nos señalé a ambas – y si me apetece le voy a ver.

- ¿Tú quién te crees que eres para hablarme así? – mi madre se puso más a la defensiva, pero no iba a quedarme callada porque no quería que separara a Louis de mi lado – ¡Sube ahora mismo a tu cuarto y no quiero que salgas de allí! – me levantó la voz y dejé que las lágrimas salieran por la impotencia.

Me tumbé en la cama para llorar por no poder hacer nada contra mi madre. Si no aceptaba a Louis, iba a ser muy complicado que él y yo nos siguiéramos viendo. Lo tendría que hacer a espaldas de ella. Sentí cómo mis ojos pesaban y caía en un profundo sueño.

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Me desperté porque mi teléfono había comenzado a vibrar. Lo tomé y sonreí al ver que se trataba de un mensaje de Louis.

Louis: ¿Estás mejor?

Evangeline: He acabado discutiendo con mi madre y digamos que estoy castigada.

Louis: ¿Y piensas cumplir el castigo? Porque quería llevarte a un sitio esta tarde...- que Louis contara conmigo para hacer planes me había alegrado.

Evangeline: ¿A dónde quieres llevarme?

Louis: Si te escapas, lo sabrás.

Evangeline: Pero si me escapo, puede que no vuelva a entrar en casa.

Louis: Puedes quedarte en mi casa – Me quedé pensando en qué hacer porque por ahora el ambiente estaba muy caldeado.

Louis: Vamos, sáltate las reglas por una vez.

Evangeline: ¿Y cómo me escapo?

Louis: Por la ventana – pensarlo me daba vértigo porque les tenía pánico a las alturas.

Evangeline: ¿Sabes qué? Mejor daré la cara.

Louis: ¡Así me gusta! Paso para recogerte en una hora. Y no olvides llevarte una mochila con algo de ropa por si acaso.

No sabía cómo había llegado a este punto, pero no iba a pensar demasiado las cosas, iba a dejarme llevar por mis impulsos y disfrutar. Tomé una mochila y metí algo de ropa y de cuidados básicos. En el bolso también metí algunos cuadernos del instituto por si la discusión duraba más de lo imaginado.

Recibí un mensaje de Louis indicándome que estaba abajo esperándome, así que tomé una bocanada de aire y me armé de valor para enfrentarme a mi madre. Me topé con ella nada más bajar por las escaleras.

- ¿A dónde te crees que vas? – se intentó interponer delante de mí para evitarme el paso – Te he dicho que no salieras de tu habitación.

- He quedado.

- Si sales por esa puerta no vas a volver a entrar.

- No lo haré.

Siempre había hecho caso a todas las órdenes que me habían impuesto mis padres y ahora les había desobedecido, lo que me hacía sentirme mal, pero me herían más las palabras de mi madre contra Louis. No se podía juzgar a una persona sin conocerla y estaba cansada de que todos trataran a Louis como una mierda cuando no sabían nada de su vida.

Vi a Louis esperándome con una amplia sonrisa. Nunca le había visto desprender tanta felicidad. Se podía notar a kilómetros cómo sus ojos brillaban. Me acerqué a él y sin pensarlo, le besé dejando mi bolso caer al suelo para poder agarrar su delicado rostro entre mis manos.

- ¿A dónde me vas a llevar? – Louis tomó mi bolso y lo metió en el maletero de su coche. Yo hice lo mismo con mi mochila.

- No seas impaciente – me guiñó un ojo. Odiaba ese gesto sexy porque siempre que lo hacía mis piernas comenzaban a flaquear. 

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