Capítulo 35.

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Evangeline

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Evangeline

Muchas personas que un alma gemela es una persona con la que encajas desde el primer momento, pero yo no lo veía así. Un alma gemela es como un espejo, en el que te observas cada día viendo lo más profundo de ti. Es alguien que despertará todo lo que se encuentre dormido dentro de ti.

No había tenido en cuenta que Louis vestía su típica chaqueta de cuero negro, dándome a entender que probablemente iba a salir de casa antes de que yo llegara, así que detuve nuestros apasionados besos.

- ¿Tenías pensado salir? – asintió – Está bien Louis, nos vemos mañana entonces – dejé un beso sobre su cabeza levantándome del sofá, pero su mano tiró de mi brazo hacia su cuerpo. Quedando sentada sobre sus piernas.

- ¿Y me vas a dejar así? Puedo salir más tarde, no te preocupes.

Acerqué mi boca hasta su cuello para morderlo, provocando que Louis soltara un gemido y se formara un gran bulto en sus pantalones. En un hábil movimiento me tumbó sobre el sofá, quedando encima de mí. Mis labios pedían a gritos sus labios, así que tomé su nunca para atraerle más a mí.

Louis pasó su mano por debajo de mi sudadera haciendo que toda mi piel se erizara al sentir su tacto. Sentó cómo llegaba hasta mis senos, masajeándolos con suavidad y haciendo que me estremeciera. El castaño se detuvo.

- Como no me detenga ahora mismo, me van a estallar los pantalones. No quiero que nuestra primera vez sea así, quiero que estés preparada y que sea tan especial que nunca la olvides.

- No te haces una idea de lo mucho que deseo que estés dentro de mí – Louis me sonrió y dejó un beso en mi frente.

- ¿Sabes? Hoy es el cumpleaños de mi madre e iba a ir al cementerio para visitarla y me encantaría que te conociera – mi corazón se paró por un momento al contar conmigo para algo que era tan importante para él.

- Por supuesto Louis.

Al salir a la calle estaba lloviendo, por lo que Louis se deshizo de su chaqueta para ponerla sobre mi cabeza y evitar que me mojara.

La primera parada que hicimos fue una floristería, en la que Louis compró unas preciosas gardenias blancas para su madre. Después llegamos al cementerio y agradecí que hubiera parado de llover.

Tomé la mano de Louis nada más bajarnos del coche y sentí en ella unos leves temblores debido a su nerviosismo. Acaricié su mano delicadamente para que supiera que estaba allí con él.

Estuvimos caminando hasta el fondo del cementerio, donde Louis se detuvo delante de una tumba. Pude leer el nombre de Janet Tomlinson escrito. Me quedé detrás de Louis para poder dejarle espacio y que estuviera a solas con su madre.

Dejó el ramo de flores sobre la lápida y se quedó en silencio. Lo único que se podía escuchar en aquel lugar eran las ramas de los árboles moviéndose por el viento.

Me quedé observando su figura hasta que se escucharon unos pequeños sollozos. Me acerqué a Louis para acariciar su espalda y que se sintiera mejor. Pude ver en un rostro las lágrimas caer descontroladamente. Era la primera vez que veía a Louis llorar y me partía el alma verle así.

- ¿Por qué ese hijo de puta se los tuvo que llevar por delante? – la voz resquebrajada de Louis apenas era audible.

Me puse delante de él para abrazarle con todas mis fuerzas. Sentí cómo algunas lágrimas que había estado aguantando, comenzaban a desvanecerse por mi rostro.

Nos separamos para poder observarnos y ambos limpiamos las lágrimas del otro. No podía creer cómo aquel rostro tan angelical tenía que pasar por todo este sufrimiento.

- Gracias por venir conmigo. – sonreí al castaño y él tomó mano para regresar al coche - ¿Te llevo a casa o te apetece que vayamos a algún lado?

- Prefiero ir a casa Louis porque tengo que tomarme pronto los medicamentos que me ha recetado el médico.

- ¿Mañana entonces paso a recogerte para ir al instituto? ¿O te quedarás en casa descansando?

- Prefiero ir al instituto, aunque me esté muriendo, te lo aseguro. Eso sí, creo que deberíamos quedar en una de las calles de al lado de mi casa, para evitar otro numerito de mi madre.

- Tienes razón. ¿Y cómo has conseguido convencer a tus padres para venir antes a mi casa?

- No les he convencido, les he engañado diciendo que iría a casa de Alex. Así que siéntete importante porque eso no lo hago por cualquiera.

- Eres una chica rebelde. Cada día me sorprendes más. Me encanta que mientas para estar conmigo – me mordí el labio para calmar las ganas que sentía de subirme encima de Louis y hacerle de todo en aquel auto.

Cuando llegamos a una calle perpendicular a la mía, pedí a Louis que se detuviera para evitar que mis padres no vieran.

- Hasta mañana rebelde – Louis revolvió mi pelo provocando que me despeinara.

- Yo no soy tan rebelde como tú – dejé un tierno beso sobre sus labios para después salir del coche.

Me sentía muy feliz de tener a Louis en mi vida. Con él sentía que podía crecer y creer que todo era posible.

Al entrar a casa vi que mis padres se encontraban sentados en el salón, por lo que no sospecharían nada de mi escapada con Louis. Subí a mi habitación rápidamente deseando que llegara mañana para poder volver a ver aquellos ojos azules.

REBEL BOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora