Capítulo 34.

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Evangeline

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Evangeline

Louis: Bien.

Ese fue el único mensaje que había recibido por parte de Louis. Ahora sabía que estaba molesto y no le culpaba por ello, pero debía entender que tampoco era mi culpa.

Necesitaba hablar con él en persona para poder explicarle todo bien, sincerándome sobre los temas que había tocado con mi madre acerca de él. Y mostrándole que no le iba a dejar marchar por la oposición de mi madre. Yo era la única dueña de mis sentimientos y nadie iba a arrebatármelos.

El médico vino a verme en el transcurso de la tarde y me diagnosticó un resfriado, así que me recetó algunos medicamentos como tratamiento.

- Evangeline, voy a salir un momento a la farmacia para comprar tus medicamentes – me dijo mi padre entrando a la habitación.

- No hace falta papá, mejor voy yo. Necesito que me de el aire un poco.

- Te pueden bajar las defensas y a ver qué haces si estás tú sola. Si quieres vístete, pero vamos los dos.

- De verdad papá, no hace falta. Además, seguramente me pase por casa de Alex un rato para que me ponga un poco al día sobre lo que han hecho hoy en el instituto.

- Sabes de sobra que tu madre te ha castigado. ¿Por qué no la llamas por teléfono y que te lo cuente?

- Porque no es lo mismo escucharlo que verlo. No quiero llevar ni un día de retraso. Y no es que vaya a estar de fiesta en su casa, simplemente vamos a estudiar.

- Pues dile a Alex que venga aquí a casa – no había manera de convencerle para que me dejara salir. Pensaba que no era tan terco como mi madre, pero me equivocaba por completo - ¿Te vas a venir a la farmacia entonces o no?

- Su madre nos tiene que explicar unas cosas que no comprendimos el otro día.

- ¿Y por qué no le preguntas a tu profesora cuando vayas a clase? Que para algo está.

- Te recuerdo que su madre estuvo dando clases durante varios años y a mi profesora no la entiendo cuando explica.

- Está bien, pero te llevo yo en coche.

Al menos había conseguido que accediera a dejarme salir sin él. Después de que me dejase en casa de mi amiga, iría a casa de Louis para hablar con él.

- Voy a darme una ducha caliente antes de irnos.

- No tardes que sino te quedas en casa.

❀❀❀

Mi padre me dejó en la puerta de la casa de Alex, por lo que toqué el timbre rezando por que mi amiga se encontrara en casa.

- ¡Hola Evangeline! ¿Habías quedado con Alex? – su madre me abrió la puerta.

- Buenas tardes, señora Stone. No había quedado con Alex, pero me preguntaba si se encontraba en casa para que me prestase unos apuntes.

- Lo siento cariño, pero ha salido con James y no sé a qué hora volverá – el día no me podía ir a peor.

Si mi padre veía que no entraba a casa de Alex, mi plan se iba a ir a la mierda. Me giré para ver si se seguía encontrando aparcado en el lugar donde me había dejado, pero o estaba. Suspiré tranquila porque tenía vía libre.

- No se preocupe, mañana se los pido en clase. Muchas gracias.

Esperé en la parada de autobús que se encontraba frente a la casa de Alex. No tuve que esperar mucho porque a los pocos minutos apareció el autobús por la calle. Me monté con los nervios a flor de piel por ver a Louis.

Tomé aire antes de tocar el timbre de la casa de Louis. El castaño me abrió la puerta y su rostro cambió por completo al verme. Me regaló su bonita sonrisa, dando alas a mi vida. Me sostuvo entre sus delgados brazos, apretándome fuertemente y aunque pareciera que me iba a romper, en verdad me estaba arreglando.

- Pasa que no quiero que cojas frío – me era imposible tener frío cuando estaba entre sus brazos - ¿Por qué has venido hasta aquí? Podrías ponerte peor.

- Necesitaba hablar contigo sobre todo lo que ha pasado esta mañana.

- Siéntate y hablemos – me senté sobre el sofá con las piernas cruzadas.

- En primer lugar, siento mucho todo lo que ha dicho mi madre esta mañana. Es verdad que había hablado con ella sobre ti, pero fue únicamente al principio, cuando teníamos que hacer aquel trabajo y tú te negabas.

- Fui un completo idiota en aquel momento – Louis me cogió de las piernas y me atrajo a él, haciendo que mis piernas quedaran a ambos lados de su cuerpo.

- Pero no le dije nada más que estaba harta de que me hubieran puesto con alguien que se negaba a trabajar. Ella no conoce lo que hemos vivido juntos como para juzgarte. He intentado explicarle lo especial que es el vínculo que hemos creado, pero se niega a escucharme.

- Entiendo a tu madre. Yo no soy bueno para ti. No podría darte ni un cuarto de lo que otro hombre podría darte.

- En eso te equivocas, Louis. Tú me das todo lo que necesito para ser feliz. Cuando te conocí, transformaste todo mi mundo para darle razón a mi existencia. Porque cuando me besaste por primera vez, supe que eras la persona que había estado esperando toda mi vida. Y no pienso dejar que nada ni nadie cambie eso.

- ¿Cómo puedes volverme tan loco? – atrapó mis labios para darles el dulce sabor que encendían lo más profundo de mí.

REBEL BOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora