Capítulo 38.

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Louis

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Louis

Desaparecer de aquella ciudad por un tiempo no había estado nunca entre mis planes porque nunca imaginé que iban a escogerme junto a otros cuatro chicos, a los que no conocía de nada, para viajar a Marbella.

En cierta parte me sentía extraño porque nunca se me había dado demasiado bien relacionarme con gente. Sabía perfectamente que podía ser el chico más irritante de todo el país, pero conmigo no encajaba la hipocresía de la gente. Así es cómo los veía a todos. Unos hipócritas que sólo fingían ser majos para caerte bien, pero que cuando les dabas la mano, te agarraban el brazo entero. Todo el mundo era igual.

No sabía cómo iba ser llevar una relación a distancia con Evangeline durante un tiempo, pero primero tenía que buscar la manera de contárselo. La conocía lo suficiente como para saber que me iba a apoyar, pero me daba miedo la distancia corporal entre nosotros.

Por eso había decidido invitarle a cenar. Era uno de los mejores restaurantes que se encontraban a las afueras de la ciudad. Uno de esos sitios pijos en los que la gente va vestida muy formal, por eso quería sorprenderla. Allí aprovecharía para contarle lo de Marbella.

Entré en la habitación de mis padres, la cual no había pisado desde que ellos desaparecieron de este mundo. Abrí el armario y tomé un esmoquin negro que pertenecía a mi padre y que todavía conservaba aquel olor tan peculiar de él. Tomé también una de sus camisas.

Cuando me miré al espejo, no podía reconocerme. Odiaba vestirme así porque me parecía ridículo. ¿Por qué la gente llevaba estos atuendos? Pero sabía que a ella le gustaba, así que haría una excepción.

Evangeline

Estaba emocionada por mi cita con Louis. El hecho de que me llevara a un sitio especial y fuera de lo común me hacía darme cuenta de lo mucho que le importaba a Louis. No iba a negar que siempre había un pequeño miedo dentro de mí que me decía que todo no podía ser tan bonito. Pero luego recordaba en cómo el destino había puesto en mi camino a aquel chico rebelde por alguna razón y estaba segura de que era porque sabía que algo especial iba a suceder entre nosotros.

Lo más poderoso de Louis no era su belleza, sino la química que había entre nosotros. Éramos como el contacto de dos sustancias químicas, en las que, si hay alguna reacción, se transforman en una sola. En un minuto, con el suave roce de su piel con la mía, había logrado despertar en mí lo que nadie había conseguido en años.

No podía esperar más para sentir a Louis dentro de mí. Quería que nuestra primera vez fuera especial y estaba completamente segura de que él era el indicado.

Por las pocas pistas que me había dado Louis sobre el lugar en el que cenaríamos, deduje que era un sitio algo formal, por lo que amoldé mi vestimenta al lugar. Me decanté por un vestido blanco que dejaba mi espalda al descubierto y unos tacones rojos, que hacían juego con mis labios.

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