Capítulo 28.

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Evangeline

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Evangeline

Sobre el escenario se proyectaban muchos focos, pero ninguno de ellos tenía tanta luz como la que desprendía Louis. No sólo era su voz, era lo que transmitía cuando cantaba. Lo que había hecho hace unos segundos era magia.

- Te queremos dentro Louis – pude escuchar la voz de uno de los miembros del jurado y vi cómo el castaño hacia un gesto con los puños en señal de victoria.

Estaba muy orgullosa de él, de que se hubiera enfrentado a algo que había deseado por años.

- ¿Nerviosa? – me giré para encontrarme con una cabellera rizada y alborotada. Era un muchacho bastante guapo, pero parecía más pequeño que nosotros.

- No, yo no canto. Sólo he venido de acompañante, pero me da la sensación de que tú sí que lo haces – le sonreí y él asintió mostrándome unos graciosos hoyuelos.

- ¿Has venido por él? – señaló con la cabeza a Louis, quien aun se encontraba hablando con el jurado.

- Si, no quería dejarle solo en este momento tan importante.

- Hacéis una bonita pareja – ojalá lo fuéramos, pero dadas las circunstancias lo nuestro no tenía ningún futuro.

- No somos pareja. Sólo somos conocidos.

- Ya veo – el rizado no sonó muy convencido de haberme creído – Por cierto, qué maleducado soy. Me llamo Harry.

- Yo soy Evangeline – apretamos nuestras manos fuertemente.

- Un nombre precioso – era un chico bastante agradable.

- Muchas gracias, Harry y mucha suerte.

Vi como Louis caminaba directamente hacia mí. En otras circunstancias le habría abrazado por la emoción, pero dada nuestra situación eso no iba a ser una buena idea. No podía olvidar todo lo que había ocurrido.

- Enhorabuena. Sabía que lo conseguirías. – fue lo único que logré decir, a lo que él me respondió con una sonrisa.

Nos quedamos sumidos en un extraño silencio. Sabía que tarde o temprano me tendría que enfrentar a lo que Louis me dijera porque no se iba a olvidar de esa conversación que teníamos pendiente.

Cuando fui a su casa tenía muy claro que terminaría con esto cuanto antes porque mi única intención era que Louis pasara la última fase. Él nunca había dejado de importarme, pero lo veía todo diferente.

Ahora no tenía claro lo que quería. Mi cabeza me decía una cosa, pero mi corazón sentía otra completamente diferente. ¿Estaba dispuesta a que me pudiera volver a hacer pedazos? No lo sabía.

- ¿Podemos hablar? – sentí su nerviosismo por los movimientos que sus manos estaban realizando.

- No sé si es buena idea.

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