Capítulo 33.

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Evangeline

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Evangeline

Sentí cómo mi pulso se aceleraba cuando vi a mi madre entrar por el marco de la puerta. Su rostro comenzó a enfurecerse cuando vio a Louis junto a mí en el salón. La guerra estaba a punto de comenzar.

- Así que para esto has dicho que estabas mala. Para traer a este desgraciado a mi casa. ¡A escondidas de mí!

- Mamá, no hables así de Louis. No le puedes juzgar cuando ni siquiera le conoces – me daba igual que a mí me gritara, pero no iba a consentir que insultara a mi novio.

- Lárgate ahora mismo de mi casa – dijo apuntando a Louis con el dedo, pero antes de que Louis se diera la vuelta le detuve.

- Él no se va a ninguna parte porque sólo estaba cuidando de mí. Deja de meterte en nuestra vida porque no te pertenece.

- ¿Tú te crees que son maneras de hablarle a tu madre? – ella elevó el tono de voz y cuando me quise dar cuenta su mano había impactado contra mi mejilla.

- Ni se le ocurra volverla a tocar – Louis se puso delante de mí hecho una furia al ver el golpe que mi madre me había dado.

- Tú no eres nadie para decirme lo que debo hacer con mi hija. Lárgate ahora mismo o llamo a la policía porque estás en una propiedad privada – Louis abrió la boca sin poder creer lo que mi madre estaba diciendo.

- Estoy con ella porque ambos queremos estar juntos –se acercó a mí y acarició con su dedo pulgar la parte donde mi madre me había dado el bofetón – Y a diferencia de usted yo la respeto.

- Ella no te quiere. No sabes cuánto te odia, me lo ha contado todo, así que márchate ahora mismo –Louis agachó la cabeza y se separó de mi para luego salir por la puerta.

Sentía una enorme impotencia por las palabras de mi madre hacia Louis. Lo único que sabía ella sobre él era lo relativo al trabajo de Historia. Quería salir corriendo tras él para decirle que no hiciera caso a mi madre porque lo único que quería conseguir era separarnos.

- Ni se te ocurra salir por esa puerta. Sube ahora mismo a tu cuarto. Cuando regrese tu padre del trabajo vamos a tener una conversación contigo.

Nada más tirarme sobre la cama dejé que todas las lágrimas que había contenido allí abajo salieran de golpe. Me sentía inútil por no poder hacer nada para que aceptaran mi relación con Louis. Si tan solo se detuvieran un minuto a conocerle, verían lo que veo yo en él y es un gran corazón.

Temía que Louis estuviera herido porque no merecía esto. Él debe saber que es una de las personas más importantes de mi vida y que si no fuera por él, no habría arcoíris para mis días más grises.

Louis

Salí de aquella casa con la rabia recorriendo cada parte de mi cuerpo. No podía creer que aquella mujer le hubiera puesto la mano encima a Evangeline. Ella no estaba haciendo nada malo, aunque en cierta parte comprendía que no quisiera que su hija estuviera con un tipo como yo.

También me sentía confundido por lo que hubiera podido decir Evangeline a su madre sobre mí. No paraba de rondarme en el cabeza porque no sabía si simplemente lo estaba diciendo para que me alejara de su hija o era cierto que ella le había contado algo sobre mí.

Me subí en la moto para dirigirme a algún bar donde pudieran venderme una buena copa a estas horas de la mañana. Lo necesitaba para calmar todos los monstruos que estaban peleando en mi cabeza.

Cuando llegué a un pequeño bar vacío, me cargaron una buena copa de Whiskey. La camarera no paraba de observarme desde que había entrado y a decir verdad era bastante atractiva, pero ella no era mi Evangeline.

Ella realmente me volvía loco. No sabía qué clase de hechizo había hecho en mí, pero me tenía muy calado porque sólo me basta con ver su sonrisa para que mi día se volviera más azul.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por una vibración en mis pantalones. Tomé el teléfono móvil para leer un correo electrónico de uno de los organizadores de X Factor. En él me habían adjuntado un billete de avión para viajar a Marbella en dos semanas y poder comenzar con las grabaciones del programa.

No sabía cuánto tiempo iba a estar fuera ni tampoco cómo se lo iba a contar a Evangeline. Lo mejor para ella en estos momentos era que yo me alejara de su mundo, aunque eso suponga un gran sufrimiento para mí.

Evangeline

Cuando llegó mi padre del trabajo me negué a salir de mi habitación. No me sentía con las fuerzas suficientes para enfrentarme a ellos y que se limitaran a soltar insultos hacia Louis. No podían hablar mal de él.

La puerta de mi cuarto se abrió, dejándome ver a mi padre y a mi madre allí parados.

- Evangeline, cuéntale a tu padre lo que ha pasado esta mañana – ella se cruzó de brazos como si yo hubiera cometido un crimen.

- No me apetece hablar porque no quiero tener una conversación con alguien que no respeta a las personas.

- ¿Y ese chico si te respeta? Sé cómo son las personas como él. Te comen la oreja para luego darte una patada.

- ¿Cómo él? No te has parado a conocerle ni un mísero segundo. Si al menos abrieras los ojos y te fijaras en cómo me trata y lo feliz que soy cuando estoy con él cambiarías de opinión.

- Cariño, lo que tu madre intenta decirte es que eres muy joven como para sufrir por un chico. ¿Qué te puede dar él?

- Problemas, eso es lo que le va a dar – mi madre interrumpió sin dejarme hablar a mí con mi padre. Ella tenía que ser la protagonista de la discusión.

- Creo que soy lo suficientemente madura como para darme cuenta de quién me conviene y quién no. Louis ha sufrido mucho durante los últimos años y ha salido adelante él sólo, porque es fuerte y me transmite esa fuerza a mí diariamente.

- Él no te quiere, sólo se va a aprovechar de ti – mi madre estaba empezando a consumirme.

- Mira mamá no quiero seguir discutiendo este tema porque contigo nunca voy a estar de acuerdo.

- Tu madre lleva razón. Es un chico que está repleto de tatuajes y que llevaba la palabra problemas tatuada en la frente.

- ¿Estáis juzgando a una persona por su físico? Esto ya es el colmo. De verdad, no quiero hablar más de este tema con vosotros.

- Claro que no vamos a volver a tocar este tema porque vas a dejar de ver a ese chico. Y me da igual cómo te pongas. De momento estas castigada sin salir hasta nueva orden.

- En un cuartel me dejarían más libertad que vosotros. Aunque claro, vosotros no sabéis lo que es la libertad – recordé cuando hablé con Louis sobre la libertad y era verdad cuando le dije que no me sentía plenamente libre.

- Como se te ocurra salir por la puerta de calle se te va a caer el pelo. Te lo advierto.

- ¿Igual que la otra vez? ¡Me escaparé a verle si quiero! Y si no me aceptas en esta casa por las personas a las que quiero, estaré encantada de marcharme.

Mi madre se fue de la habitación y mi padre se acercó para sentarse sobre los pies de mi cama.

- Pensaba que Kendall y tú teníais algo especial.

- No papá, él y yo sólo somos amigos. La única persona con la que quiero estar es Louis y por mucho que me digáis no me van a cambiar los sentimientos hacia una persona.

- Duerme un rato. Te llamaré cuando llegue el médico – me dio un beso en la frente como cuando era pequeña y después se marchó.

Tomé rápidamente mi teléfono móvil para enviar un mensaje a Louis porque necesitaba saber si estaba bien o si estaba dolido.

Evangeline: Louis, ¿cómo estás? Siento mucho todo lo que ha pasado hoy.


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