Capítulo 25.

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Evangeline

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Evangeline

Sientes que todo tu mundo se desmorona cuando descubres que una persona importante de tu vida no era quien pensabas que era. Yo había creado en mi mente una imagen idealizada de Louis como una persona dolida por el fallecimiento de sus padres, pero que estaba intentando encontrarse a sí mismo. Y ahora no solo había descubierto que estaba dañado sino también que llevaba una vida que podía poner en peligro la de todos los que estuvieran a su alrededor.

El mundo estaba lleno de gente mala que había nacido para hacer daño, que disfrutaba golpeando y matando a otros. No tenían empatía. Y lo único que les preocupaba era su negocio para conseguir dinero ilegalmente. No sabía mucho de aquel mundo de drogas, pero sí tenía claro que no quería estar relacionada con ello ni con nadie que lo estuviera.

Al llegar a la comisaría, un hombre de unos cincuenta años nos llevó a su despacho para hacernos algunas preguntas sobre Louis.

- Al no tener cargos antecedentes, podrá ser puesto en libertad mediante al pago de una fianza.

Esperamos hasta que el cuerpo de Louis apareció frente a nosotros con unas esposas en sus muñecas. Aquella imagen me atormentó. La mirada de Louis se oscureció al ver que a mi lado se encontraba Kendall.

Salimos de la comisaría sin decir nada. No tenía ganas, solo quería que esto terminara cuanto antes.

- Lo siento mucho Evangeline – dijo el castaño a mis espaldas. No iba a volver a caer en su perdón.

- No me dirijas la palabra – le dije seca. No le estaba mirando porque no era capaz. Sabía que si veía sus ojos iba a volver a caer en él.

- Gracias por venir a buscarme. Juro que te pagaré por todo esto.

- El problema no es el dinero. El problema eres tú. ¿En qué estabas pensando para meterte en toda esta mierda? – me terminé enfrentando a él sin sentir ningún remordimiento por mis palabras.

- No pienso hablar nada con éstedelante – dijo refiriéndose a Kendall – Vamos a mi casa y lo hablamos.

- No pienso ir a ningún lado contigo. Y que sepas que éste – señalé a Kendall – sabe valorar y cuidar lo que tiene mientras que tú – señalé a Louis – no eres más que un imbécil que no sabe ni cuidar de sí mismo.

- Puedo cambiar – sabía que era mentira. En él era imposible cambiar, estaba lleno de sombras y yo no podía ser su luz.

- Ya es tarde – caminé hacia el coche de Kendall dando por finalizada la conversación. No tenía nada más que decirle.

- ¿Dónde te vas a quedar esta noche? – me cogió del brazo y pude ver su mirada perdida, pero me armé de valor para zafarme de su agarre.

- Se vine a mi casa – dijo Kendall por mí. Y sentí cómo toda su rabia se comenzaba a acumular en él.

Me monté en el coche junto a Kendall para desaparecer de allí, viendo por el retrovisor cómo la silueta de Louis estaba en medio de la carretera observando cómo nos marchábamos.

Louis

Había perdido lo único bueno que se había colado en mi vida sin yo buscarlo. Ella era la única persona que podía sacar lo mejor que había dentro de mí, pero ahora sentía que ya no había nada dentro, sólo vacío.

No me había acostumbrado aún a una vida sin mi familia. Cada vez que llegaba a casa pensaba que estaría mi madre en la cocina, preparándome aquellas galletas caseras que tanto me gustaban, pero lo único que encontraba al llegar, era el silencio.

Ahora no tenía nada por lo que luchar. Aunque mi cuerpo físicamente no estaba muerto, mi alma sí que lo estaba. Había intentado encontrar razones por las que este mundo era bueno, pero por más que las buscaba no encontraba ninguna. Estaba perdido.

Evangeline no merecía estar con alguien que no ere capaz de entregarle su alma. Ella necesitaba a alguien que la hiciera sentirse plena. Odiaba a Kendall con todas mis fuerzas, pero él si iba a poder darle a ella todo lo que yo no había sido capaz de darle.

Me había comportado como un auténtico capullo al haber aceptado aquella apuesta porque probablemente ahora nos encontraríamos en mi cama, dándonos el amor que necesitábamos. Sin embargo, ahora probablemente había perdido mi moto y lo más importante, la había perdido a ella. Había perdido a la única persona que me hacía saborear la vida cuando estaba a su lado.

No iba a mentir al decir que lo que más me había dolido de aquella noche era que Evangeline se hubiera marchado a casa de aquel imbécil. Probablemente ahora se encuentren acurrucados mientras él cura todas las heridas que yo había abierto en ella.

Evangeline

El camino a casa de Kendall se me hizo eterno. No podía dejar de dar vueltas a lo sucedido y tampoco me podía olvidar de la imagen de un Louis perdido en la carretera lamentándose por haberlo dejado allí.

Pero no podía seguir sufriendo. Era la primera vez que tenía sentimientos hacia un chico y dejarme llevar no había sido la mejor opción porque ahora me encontraba hecha pedazos.

El amor es el mejor refrigerio de la vidas egún decía Pablo Picasso. Pero yo sentía que aquello no había sido amor, porque el amor no hace daño. Sabía que sacar a Louis de mi mente y de mi corazón iba a ser un gran reto, pero lo primero que tenía que hacer era aceptar el dolor que él había causado en mí.

Yo tenía que continuar adelante, sin estancarme en el paréntesis que había sido Louis en mi vida.

- Deja de darle más vueltas. Has cometido un error, pero te has dado cuenta a tiempo para solventarlo.

- Lo sé Kendall, pero pensaba que había algo especial entre nosotros.

- A veces somos ciegos o nos queremos hacer los ciegos. Siempre llama más la atención aquello que resulta más difícil de conseguir que lo que realmente tenemos delante de nuestras narices y no vemos.

Sentí que Kendall se estaba refiriendo a él con esas palabras y no le faltaba razón porque él siempre había estado para mí cuando le he necesitado y esta noche ha sido un ejemplo más de ello.

- Siento que hayas tenido que sufrir. Sinceramente creo que me obsesioné con Louis porque era un misterio para el mundo, pero nada más. No debí haberme acercado más de lo debido.

- Olvidemos ya este tema. Ese idiota no merece ni ser el protagonista de esta conversación.

Kendall me cedió su cuarto para dormir, mientras que él decidió pasar la noche en el sofá a pesar de que yo me negara a que hiciera eso.

Las llamadas de Louis no cesaban, por lo que terminé apagando el teléfono móvil para que dejara de molestar.

REBEL BOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora