Capítuo 18

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La Lista Negra

—Creo que tengo a todos los chicos del curso. Sólo taché a Bruno porque está con Bianca y es lo suficientemente ególatra como mandarle cartas a alguien—Alan rió y tomó la hoja con los nombres que Nina tenía.

Leyó todos ellos y vio algo extraño, frunció el ceño y dirigió su atención a su amiga.

— ¿Por qué yo no estoy tachado?

—Porque eres sospechoso.

—Yo no escribí las notas y lo sabes—le dijo—. Ya te lo he dicho.

—Todo el mundo es culpable hasta que se demuestre lo contrario—Alan chasqueó su lengua..

—Así no es el dicho—comentó, la morena sonrió y le quitó la hoja.

—No importa, este me gusta más—dijo y se acomodó su cabello en una coleta baja—. Ahora, debo ir con Dante para ver si lo elimino o no de la lista—se marchó en dirección a la cafetería dejando al rubio en medio del pasillo.

Alan la miró cansado, no quería que Nina se llegase a lastimar con toda esa situación de las notas pero ella era terca y no descansaría hasta encontrar una cara a la cuál aferrarse.

— ¿A quién vemos? —escuchó Alan, volteó y se encontró con Irene, ella le sonrió dulce.

—Nina—le dijo—, no quiere escucharme—mencionó—. No entiendo por qué se aferra a una idea que no es, ¿por qué no puede dejar de buscar a la persona de las notas?

Irene se encogió de hombros sin tener una respuesta clara.

—Es la naturaleza del ser humano aferrarse a lo que no puede tener.

Nina llegó a la cafetería y se encontró con Dante sentado en una de las mesas con sus amigos. Se acercó a ellos y se detuvo frente al chico; uno de sus amigos lo codeó para que él se diese cuenta.

Dante miró a Nina sin comprender qué hacía ella ahí, ellos realmente nunca hablaban y pocas veces compartían clases, así que no podía tener una idea.

—Hola Dante—le dijo ella.

—Hola Nina—dijo, la chica sonrió.

— ¿Podemos hablar en privado? —preguntó, eso causó que el chico la mirara desentendido pero sólo asintió y se levantó de la mesa.

Nina caminó un poco alejándose de la mesa para que no pudieran escucharlos.

— ¿Qué sucede? —le preguntó el chico.

— ¿Quiero saber si eres tú quién me escribe las notas? —lo miró a los ojos, Dante quitó la mirada a sentirse incómodo.

—No soy yo—dijo.

— ¿Por qué no me miras cuando lo dices?

—Me estás haciendo sentir incómodo, Nina—le dijo—. Es eso.

Nina suspiró y miró al chico. Conocía a Dante desde hace muchos años pero a pesar de todo, era la primera vez que lo tenía tan cerca de ella. Lo miró, su cabello oscuro y su tez pálida lo hacían ver como uno de esos vampiros de Crepúsculo.

—S-si no tienes nada más que decirme, me voy—dijo, la miró rápido y se marchó con sus amigos.

Nina sacó su lista y colocó un punto al lado de su nombre.

Sospechoso número uno: Dante De Luca.

Creí que era para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora