Capítulo 26

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Eres tú

Alan llegó lo más rápido que pudo a la casa de la morena. Tocó la puerta y de ella apareció el hermano más joven de ella.

— ¡Alan, que bien que llegas! Mi mamá me compró un nuevo video juego de zombis y podemos jugarlo juntos—dijo el pequeño niño de ocho años.

—Claro Oli, jugaremos más tarde ¿sí? —le dijo sonriendo—. ¿Está tu hermana? —le preguntó y él asintió.

—Ven, está en su cuarto—le dijo llevándolo de la mano hasta el cuarto de la morena. Abrió la puerta y Alan logró verla sentada en su cama con varios papeles en ella—. Nina, Alan está aquí.

Ella volteó y le sonrió haciéndole señas de que entrara.

—Me voy a jugar, Alan te espero cuando termines con mi hermana—dijo el pequeño para irse del cuarto, Alan cerró la puerta y se acercó a su cama.

—Estás son todas las notas que tengo del chico—dijo la morena—. Y aquí tengo unos test falsos que hice con los amigos de Stuart—le entregó varias hojas—. Ya eliminé a todos, sólo me queda uno—lo miró—. Aunque quedé asombrada, debo decir que me gusta que él sea el de las notas.

— ¿Y quién es entonces?

—Tú—Alan frunció el ceño.

— ¿Qué?

Ella sonrió y tomó la mano del chico.

—Alan, eres tú—le dijo—. Oye, realmente prefiero mil veces de que seas tú que algún acosador.

—Es un acosador si sabe en dónde vives, Nina—mencionó el chico soltándose de ella, Nina rió.

—Ya no lo escondas. Toda su faceta de "no tengo sentimientos Nina" era para hacerme dudar, lo noté, es lindo que lo hicieras.

—Nina, no soy el de las notas—la miró a los ojos—. En serio, no soy yo. Ni si quiera sé cómo llegaste a esa conclusión.

—El test no falla.

—Nunca hice un test, Nina.

—Stuart me dijo que se lo dio a todos. Comparé tu caligrafía con las notas, ¡Eran las mismas! —ella mostró la hoja en donde se encontraba la letra que decía.

Alan la tomó y frunció el ceño.

—Esto no tiene nombre Nina, ¿por qué crees que fui yo?

—Stuart dijo que pensaba que eras tú.

Alan miró nuevamente la hoja y analizó la situación por un momento.

— ¿Te has dado cuenta?—le dijo—. El chico está en nuestra clase—mencionó. Ella lo miró sorprendida.

—Oh dios—dijo y sonrió.

Ya tenían poco que descubrir.

Creí que era para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora