Capítulo 40

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El Plan Maestro (no realmente)

Mike había invitado otra vez a salir a Nina, averiguó junto a Sierra los lugares que Alan solía pasarse pero simplemente no consiguió nada, el rubio vivía leyendo en la biblioteca o metido en la sala de conferencias del senado en donde su madre trabajaba mientras escribía y analizaba los consejos que debía dar como Cupido.

—Es todo un cerebrito—le dijo a Sierra—. No sé cómo haré para que se entere del beso.

—Seguro Nina se lo dirá, como es tan discreta—dijo en sarcasmo—. ¿Igual no la habías besado ya? —rió.

— ¿Me darás otra entrada para el concierto de Aerosmith? —ella alzó una ceja.

—¿Por qué? ¿Irás con alguien? Pensé que no tenías amigos.

— ¿Alguien te ha dicho lo mala que eres? —Sierra sonrió.

—Todo el mundo, cariño. Ahora ve y besa a esa chica.

Mike asintió y se alejó. Decidió ir a su casa para revisar el plan que había hecho. Leyó lo que Sierra le había entregado y se estudió las cosas importantes que debía mencionar en esa cita. Cuando la hora de ir a buscarla llegó, se arregló un poco su pelo y sacó de su despensa un par de galletas que comería en el camino.

Al llegar a su casa se dio cuenta de las miradas de Bruno y Alan quienes se encontraban sentados en las escaleras de la casa del moreno. Los saludó por pura hipocresía y tocó el timbre. Nina apareció por la puerta con un lindo vestido blanco que resaltaba su tonalidad de piel, le sonrió y juntos caminaron hacia el carro que su padre le había prestado.

—No sabía que manejabas—le dijo la morena.

—Es una de las cosas que aún no te había contado—le respondió.

—¿Qué otras cosas no me has contado? —sonrió ella, Mike intentó no mostrarse tenso.

Había tantas cosas.

—¿Te gusta la comida italiana? —cambió el tema.

—Si te refieres a la pizza, déjame decirte que me encanta.

—Podemos pedir una en el lugar—le dijo—. Ponte cómoda, llegaremos dentro de unos minutos—arrancó el auto y por el espejo retrovisor vio las miradas de los dos mejores amigos.

La llevó a Apericena, un restaurante del Grupo Brown, que Sierra le había recomendado ya que era de la familia de Evan Brown. Nina quedó encantada con el lugar, era tan elegante y tan sofisticado que no sabía si podría encajar al cien ahí, sin embargo la idea fue apartada de su mente cuando Mike tomó su mano para llevarla dentro del lugar.

— ¿Vamos a comer pizza aquí? —rió ella, Mike se encogió de hombros.

—Nunca es mala idea para una pizza.

Creí que era para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora