Capítulo 24

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Sospechoso 2: Evan Brown

«Si quieres nos tropezamos y lo llamamos destino»

Caminaba por los pasillos hacia su salón ara buscar a Evan, cuando tropezó con alguien. El chico le pidió disculpas y ella lo miró notando quién había sido.

— ¡Evan Brown! ¡Quieto! —dijo, el castaño volteó a verla y alzó una ceja. Siguiente a eso, una sonrisa divertida apareció en su rostro.

— ¿Me buscabas? —preguntó él, se acomodó su chaqueta y la miró.

— ¿Eres tú?

— ¿El más guapo y sexy de la clase? Sí, definitivamente lo soy—Nina rodó los ojos y se arrepintió por un momento buscarlo.

Nina le entregó la nota que había recibido esa mañana.

— ¿Fuiste tú? —preguntó. Evan tomó la nota y la miró con detenimiento para luego regresársela.

—Vaya rompecorazones tienes detrás de ti—respondió—. Lamento romper tu corazón al decirte que no soy yo, cariño—mencionó—. Yo sigo un código, y no creo que sea bueno para mí si te escribiese alguna confesión de amor—mencionó—. Aparte claro, no estoy interesado en tu en este momento.

Nina lo miró con confusión.

— ¿A qué te refieres con códigos?

—No sé quién te escribe las notas, pero te aseguro que no soy yo—cambió el tema, la miró fijo a los ojos y Nina rápidamente quitó la mirada de él—. Ya puedes tacharme de la lista que tienes.

Ella sonrió y sacó de su mochila una libreta, buscó el nombre del castaño y lo tachó.

—Oh, de verdad sí tenías una lista—rió—. Te lo había mencionado en broma—tocó el hombro de la chica—. Pregúntale a Noah, para cosas cursis, él es la clave.

Nina asintió.

—Gracias Evan—él le sonrió, Nina se despidió de él y caminó a su salón.

Evan Brown podía llegar a ser egocéntrico pero ella nunca sintió alguna mala broma de él, incluso podía decir que a veces la ayudaba. En momentos se le salía su lado de superioridad pero realmente, a los ojos de Nina, Evan no era el niño mimado que Bruno y Alan siempre nombraban.

Al entrar a su salón logró ver a Stuart en su asiento, se colocó frente a él.

—Hola, Stuart.

—Te dije Nina que no voy a ayudarte con lo de las notas —respondió el de lentes.

—No dijiste eso en realidad. Saliste corriendo con Gastón y nunca respondiste—mencionó.

—Había sonado la campana.

—La de huir de una chica al parecer.

—Mira, la verdad es que no soy yo y tampoco quiero ayudarte a jugar a los detectives—dijo—; ¿le has preguntado a Alan? Siempre están juntos.

—Ya lo he hecho. Ayúdame a descifrar la caligrafía, tú eres listo. Haz algo.

— ¿Y si no son para ti las notas?

—Obvio que lo son. No llegarían a mi casa si no fuese así.

—Tal vez la persona se equivocó o quizás es para tu mamá—rió.

—Una vez es válido, dos no lo creo. Además menciona cosas que son parecidas a mí.

—Vale, ¿qué necesitas de mí? —Nina sonrió, lograría encontrar a ese chico más rápido de lo pensado.

Creí que era para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora