Llegamos.

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Escuché una voz detrás de mí. Se trataba de él de nuevo quien estalló en risas a penas vio que yo había hecho justo lo que él creyó que haría. Soy una tonta. ¿Cómo no lo pensé antes? Me ruboricé ante sus palabras. Es un completo tonto y no dejaría de pensarlo si él no se molestaba en dejar de tomarme por sorpresa de aquella manera. Pero admito que también comencé a reír, en mi interior.

-Mejor cállate.- solté, fingiendo estar furiosa y me mordí los labios tratando, con muchas fuerzas, de no reír.

Luego de unos minutos de estar en la cocina oímos que de nuevo se acercaban unas pisadas muy sonoras. Él se recostó en el marco de la puerta que se encontraba a la derecha, la que daba al pasillo, y bebió su vaso de jugo lentamente. Luego de terminar se acercó al lavavajillas y lavó el vaso.

Mucha información, es suficiente.

También hice lo que mi primo había hecho antes y en ese momento nuestros padres entraron por la puerta izquierda. Ellos nos miraron e interrumpieron su conversación, la cual parecía bastante interesante. De seguro hablaban de lo divertido que sería el viaje a la playa que tendrían ellos, sin mí.

-Ya nos vamos.- sonreí ante las palabras de mi padre y asentí.
-Thomas, despídete de tus primos y tus tíos. Luego irás a empacar.- él asintió. Se lo veía presionado. Esto era excelente.

Nos despedimos y luego fuimos a casa en donde nos preparamos para cenar. Lo que transcurrió de manera bastante aburrida como cada día de mi vida. Sinceramente me emocionaba saber que sólo nos encontrábamos a un día de irnos al campamento. A un día de lo que tal vez sea lo peor de nuestras vidas.

Así exagerando las cosas y todo. Pues eso es lo que yo pensaba, que todo iba a salir mal. Y admito que tenía miedo de lo que podría pasar allá. Es un lugar nuevo, una experiencia nueva, no estaba en lo absoluto acostumbrada a dormir fuera de casa. Pero estaba segura de que la mejor forma de aprender a dormir fuera sería en una choza cerca del océano y no en una enmohecida cabaña en medio del bosque.

-No está en medio del bosque, cariño.- ella quizá había leído mi mente, pero no me ayudó mucho.
-¿Entonces en dónde?
-Lo sabrás mañana.
-Bien.- Juro que mis ojos estaban por desorbitarse de tantas veces que los rodaba, pero no por eso evité volverlo a hacer.

Bien, mañana lo sabría. Querido y estúpido campamento de verano, sólo quiero decirte que estoy lista para cualquier cosa que estés dispuesto a hacerme. Y bien, allá iría el día de mañana para saber lo que me esperaba y conocer las cosas a las que me tendría que enfrentar por tres meses enteros.

* * *

07:00 AM.

Es tan temprano. Abrí los ojos con una dificultad increíble. Era extraño pues yo estaba acostumbrada a levantarme a estas horas. Supongo que todo se debía al lugar al que iríamos hoy. Yo no quería ir y eso me hacía estar tan perezosa en éste momento.

Ya me ha pasado. Pero de todas maneras me levanté y fui hasta el baño a hacer lo de siempre. Tomé las maletas que había dejado junto a mi cama la noche anterior y, con mucho esfuerzo, las bajé por cada escalón hasta llegar al suelo de la sala. Mi padre vio lo que yo había hecho, pero no creo que haya notado todo mi esfuerzo.

-¿Necesitas ayuda?
-Descuida.- apreté los puños pero luego los relajé, no quería estresarme en un día que sabía que no sería el mejor de todos. Lo mejor sería dejar que las cosas transcurran. No lo iba a arruinar tan temprano.
-Los llevaré al auto.
-Está bien.- respiré profundo.

Mi padre tomó las maletas del suelo y las llevó al auto, parecía tan fácil como lo hacía. Luego de estar admirando la simpleza con la que mi papá se llevaba mis maletas, me di cuenta de que aún no había desayunado, el estomago me daría vueltas si no lo hacía, así que fui a la cocina y en eso pude notar que mi hermana llegaba con sus maletas. Me sorprendí un poco al ver que ella también las bajaba con facilidad, y en este momento me pongo a pensar que sólo yo soy la de los brazos débiles.

Are You The One? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora