Estamos atrapados. Atrapados en un condenado campamento de verano en el cual no estaría de no haber sido por culpa suya.
Thomas Parker.
Sus tonterías, su comportamiento y su poco sentido común fueron los que nos causaron este gran castigo. Aunque t...
Las mejillas me comenzaron a hervir, pero no sabía exactamente cuál era la razón de todo eso; si era porque Josh sabría lo que había pasado con Thomas, o sólo se trataba de la rabia que sentía por Jessica, pues se me hace insoportable el hecho de que ella se mantenga firme mientras se entromete en nuestras vidas, teniendo siempre esa maldita sonrisa.
Sentía vergüenza a la vez, pues los rostros de Emma, Francois, Megan y Mark estaban sobre nosotros, y ellos no tenían ni la menor idea de las cosas que habían pasado con él, salvo Emma, que allí era la única excepción. A parte de ella, todos pensaban que entre nosotros jamás ha ocurrido nada, y es muy probable que Megan le haya dicho a Mark que somos primos, por lo que la sorpresa será mayor para ellos.
No permitiría bajo ninguna circunstancia que mi dignidad se derrumbara por culpa de una tontería que esta mujer era capaz de decir, y a pesar de que lo que diría sería cierto, ella no tiene la necesidad de irrumpir en nuestras vidas con la única intención de hacernos totalmente miserables a su antojo. Debía pensar en una solución y ya mismo.
Miré fijamente a Thomas y él entrecerró un poco los ojos, pensando al igual que yo, hasta que luego pude ver que giraba la cabeza en dirección a Jessica y esta lo miraba con odio, pero es obvio que no era precisamente eso lo que ella sentía por él.
-¿Quieres bailar?- preguntó, mientras extendía el brazo para que ella lo tomara. -Esta es una trampa.- suspiró, estiró el brazo y tomó la mano de Thomas.- Mas no le hace daño a nadie.
Y caminaron hasta la pista de baile, sin que la situación se tornara desagradable para ninguno de nosotros.
Thomas Parker, eres un maldito genio.
-¿Y tú quieres bailar?- habló esta vez Josh. -Por supuesto.
Le dediqué una sonrisa no tan sincera como hubiese esperado que fuera, pero era bastante para alguien que me había hecho esperar más de media hora por su compañía. Caminamos entonces hasta la pista de baile y, sólo cuando él se colocó frente a mí pude darme cuenta del atuendo que vestía. Se veía realmente bien, con un traje en tono de azul oscuro, una camisa con diseño de puntos y un bonito sombrero. Estaba tan encantador, pues también llevaba una pequeña rosa en el bolsillo de su saco, por lo que le dediqué mucho tiempo a observarlo y luego de un rato haciéndolo me percaté de la manera en que él me miraba.
-¿Me veo bien?- sonrió.
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Pero por supuesto que sí.
-Te ves muy bien.
Él volvió a formar una curva en sus labios, para luego tomar mi mano con la suya, y mi cintura con la otra, acercándome a su cuerpo sin pedir permiso, lo cual no me molestaba demasiado. Dio un paso, haciéndome retroceder y yo hice lo mismo segundos después, comenzando así un nada incómodo baile. La pista se había llenado de personas y todas bailaban de la misma manera, lentamente, abrazadas a la silueta de sus parejas. Era un gran momento y yo no había esperado que lo fuera.