Sospecha.

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Mis pasos eran firmes y mi actitud decisiva, caminé hasta la única persona en toda la habitación que comenzó a reír por la situación de Thomas. No entendía el porqué de su reacción, pero estaba casi segura de que lo averiguaría en cuestión de minutos y si no lograba hacerlo ahora, esto se llevaría a cabo tarde o temprano.

Ella captó mi acercamiento y se quedó en silencio a los pocos segundos, cambiando su rostro de dirección, al parecer tratando de hacerme creer que no se había percatado de mi presencia, pero eso sólo me hacía estar más segura de que ella tenía algo que ver con esto. Me coloqué entonces frente a ella, obligando con esto a que ella levante el rostro y me mire. 

-¿Buscas algo?
-Una explicación.
-Me temo que tendrás que buscar en otro sitio, querida Jacklyn.- habló con una expresión de burla.
-Sólo dime..- levanté una ceja.- ¿Tienes algo que ver con esa llamada?

Ella rodó los ojos y sonrió.

-¿Qué te hace pensar eso?- cuestionó, confundida.
-Sólo diré que la situación no era graciosa.- me crucé de brazos.
-¿Y eso?
-Estabas riendo. Dime por qué lo hacías.
-¿Que ahora una rubia ya no puede ser feliz?- se alteró.

-Mejor cierra la boca..

Solté un suspiro de cansancio, pues sabía que aquel no era el momento en que conseguiría las respuestas por lo que noté. Y ahora me doy cuenta de lo terca e insoportable que puede ser esta mujer todo el tiempo. Me alejé de ella sin obtener resultados y salí de la cabaña con pasos rápidos, con la intención de encontrar a Thomas y saber lo que había pasado con mi tío.

Pero no habían rastros de él por ningún sitio; lo busqué al rededor de todo el patio del campamento, también cerca del lago y no lo hallaba, entonces decidí ir hasta la cabaña dos, ya sin ganas de buscar a nadie. Entré y el lugar estaba en completa oscuridad como en la mayoría de las veces en las que entraba sin compañía. Y que conste que odio estas situaciones.

Con osadía entré en la oscura cabaña y caminé por los pasillos hasta llegar a la puerta de mi habitación, mas no conseguí entrar, pues el sonido de unos balbuceos atraparon mi atención por unos minutos, por lo que decidí dedicarme a escuchar de dónde provenían. Di unos cuantos pasos silenciosos hasta acercarme por completo al sitio de donde se escuchaban las palabras en una voz no muy elevada.

Era la habitación de los chicos. Me acerqué a la puerta y apoyé el costado de mi rostro, tratando de oír con más claridad y saber de quién se trataba. Pero no conseguí reconocer la voz, ya que la persona se encontraba hablando en voz baja y la puerta impedía que logre entender lo que decía. Decidí alejarme de la habitación, pues ya sabía que sin importar que siguiera allí, no lograría absolutamente nada más que sólo parecer una entrometida.

Me dispuse a retomar el camino de antes e ir hasta mi habitación para descansar por un rato, pero de nuevo no conseguí hacerlo a causa del ruido, mas esta vez ya no se trataba del simple sonido de un balbuceo, sino de la puerta que se abría, dejándome ver que de la habitación salía un chico alto, delgado y con el cabello bastante desordenado.

Mi primo.

Me quedé quieta y lo miré sin decir una sola palabra, él hizo lo mismo, quedándose mudo por un largo tiempo. Dejé de verlo y bajé la cabeza, para luego disponerme a girar de nuevo en dirección a la habitación de chicas, pero en eso pude notar que comenzó a avanzar hacia mí. No me moví, esperando a que llegue en donde yo me encontraba, y poder preguntarle así lo que había pasado hace rato.

Él llegó hasta mí y repitió la acción de antes; me miró detenidamente sin hablar. Parpadeaba con lentitud, como si de algo muy serio se tratara su situación, así que resolví acercarme un poco más a él instándolo a reaccionar de otra manera. Y al ver que Thomas no se movía sin importar lo que había hecho, decidí llevar una de mis manos a su mejilla y acariciarla con suavidad.

-Si quieres puedes contarme lo que pasó.

Él dejó salir un suspiro profundo.

-Esta vez si se trataba de mi padre.- miró el suelo.- Él..
-¿Se encuentra bien?- pregunté, preocupada.

Sabía que si a mi tío le pasaba algo todos deberíamos abandonar este campamento, y si lo hacíamos, los demás participantes se darían cuenta de que los tres nos iríamos en un mismo automóvil, descubriendo de ese modo que algo hay en común entre nosotros. Y muy aparte de todo esto, las cosas ya no serán igual de simples entre Thomas y yo. Si dejábamos este lugar ya no lograríamos vernos con tanta frecuencia ni hablar de situaciones personales como lo hacíamos aquí.

-Supongo que de salud sí lo está.- resopló.- Pero al hablarme parecía algo frustrado y decepcionado.
-¿Qué fue lo que te dijo?- pregunté con desconcierto.

-Él.. ya lo sabe, Jacklyn..- soltó aquellas palabras con rapidez.

Mi pulso se aceleró.

-¿Qué es lo que sabe?

Se fijó de nuevo en el suelo, movió sus pies con nerviosismo y luego volvió sus ojos a mí. 

-Sabe que estamos aquí..- cerró sus ojos con lentitud, suspiró y volvió a abrirlos.- Sabe de qué se trata todo esto..

Mi respiración se comenzaba a entrecortar.

-Sabe de lo nuestro..

Mis ojos también se cerraron con fuerza, respiré profundamente y liberé el aire por mi boca, parecía cansada mas no sentía que lo estaba. No dije absolutamente nada, sólo miré a Thomas y me acerqué a él, apoyé la cabeza en su pecho que se encontraba tieso, hasta sentir que este se relajaba. Al cabo de un tiempo reducido sentí que sus brazos se movían, para luego rodearme, respiré con lentitud e hice lo mismo con mis brazos.

-¿Tendremos que irnos, no es así?- hablé, aún recostada en su pecho.
-Espero que no.- su aliento hizo que mis cabellos se movieran.
-¿No dijo nada al respecto?
-Dijo que llamaría luego.

Me separé de él con delicadeza, haciendo que sus brazos se alejaran de mí al sentir que me movía, y lo miré a los ojos con una expresión confundida, pues no podía ser que su padre no haya hablado claramente con él luego de haberlo tratado diferente. Él también me miraba, pero en su rostro se podía notar la mezcla entre insatisfacción y tristeza.

-Ya no hay luego, Thomas.- mi tono subió.- ¿No te explicó nada?, ¿no te dejó explicar?- él negó.- ¿No te dijo.. de dónde había conseguido aquella información?

Perdí las esperanzas, pensaba que no conseguiría una respuesta a la última pregunta, pero vi que al escucharme preguntar eso, su rostro había cambiado, haciendo que mis esperanzas vuelvan de nuevo.

-Una mujer. Mencionó a una mujer.

¡Lo sabía! ¡Sabía perfectamente que la sospechosa risa de Jessica tendría algo que ver con todo esto! Al oírlo no pude evitar pensar de nuevo en ella, quería decírselo, pero casi no tenía pruebas de que ella había sido la culpable. Al parecer es momento de otro intensivo interrogatorio, que esta vez, estaba dispuesta a que me de resultados útiles.

-Acompáñame.

Él asintió y ambos salimos de la cabaña en busca de esa mujer, quien yo estaba totalmente convencida de que se trataba de aquella que había comenzado a reír con desenfreno delante de todo el mundo en el momento en que Thomas abandonó la habitación. Esta chica había tenido entonces un comportamiento demasiado evidente y digno de una sospecha por parte mía, y se había ganado un buen interrogatorio.

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