Un amigo.

32 12 2
                                        

Thomas abrió los ojos con sorpresa, y lo entiendo pues lo que Jessica estaba diciendo era falso. Desde la cabaña uno se podía notar claramente el momento en que ella se acercaba a Thomas y este se quedaba quieto, viéndola nada más, aunque tampoco se lo estaba impidiendo. De todos modos lo que dice ella es una notoria mentira y no dejaría que Josh se la creyera. Aunque no fue necesario intervenir.

-¿Crees que no sé lo que vi?- preguntó ahora un chico un tanto molesto.
-¿No me crees?- él negó.- Josh yo..
-Hasta esta noche, Ewers.- se despidió y se dispuso a retirarse, hasta que me vio.

Se acercó más a mí, pero no me dijo nada. Se quedó conmigo, aún mirando hacia donde seguían Jessica y Thomas. Yo también miré hacia aquel lugar y no sabía si debía hablarle, ir donde se encontraban esos dos o simplemente quedarme con Josh y tratar de que este se encuentre bien. Él no era un chico malo, un tanto confundido quizá, pero no tenía nada de malo, no se merecía a una chica como Jessica, quien nunca dejaría de seguir a Thomas como todas en aquel campamento. Lo miré un segundo, él ya no se veía triste. Me sorprendió ese súbito cambio de humor, pero supongo que es lo mejor que se puede hacer.

-Thomas es tu pareja, ¿no le dirás nada al respecto?
-Tal vez luego.- le sonreí, restándole importancia a los otros chicos.
-Soy mejor que él. - sonrió.- ¿Me crees?
-¡Qué rápido cambias de actitud!- él casi comenzó a reír.- Creo que sí eres mejor que él.
-Y tú mejor que ella.
-¿Qué?- me sorprendí, pues no creo jamás poder ser mejor que Jessica, en atractivo, claro, pues existen cosas en las que ni siquiera deseo parecerme a ella.
-Lo eres, y sabía que lo serías desde que te vi.
-¿No crees que esto es muy repentino?
-Bueno, ya me haz visto sin camisa.- reímos.

Pero nuestras risas resonaron tanto que atrajeron a un par de intrusos hasta nosotros. Thomas y Jessica aún no se habían ido de allí y al escucharnos fueron a nuestro encuentro. Ella miraba fulminante; él un tanto perplejo, pues no sabía que yo también me encontraba oyendo la corta discusión que antes habían tenido. Su rostro denotaba preocupación, pero también le resté importancia a aquello. Él no me debía explicaciones a menos que quisiera dármelas por cuenta propia. Desvié la mirada.

-Jacklyn.- habló mi primo.

Lo miré de nuevo pero sin expresión alguna, sólo eran unos ojos mirando a otros. No decían y tampoco pedían nada, al menos los míos no lo hacían; los suyos pedían perdón. Él creyó que yo no lograba comprender lo que intentaba expresarme, pero lo cierto es que sólo no me importaba hacerlo, y al no oír una respuesta de mi parte comenzó a avanzar hacia mí.

Pero no le serviría de nada hacerlo, pues yo comencé a retroceder a cada paso que él daba. Caminó más rápido pero en ese instante no fue necesario recular, pues Josh tomó mi mano y me alejó de Thomas cuando este estaba por llegar hasta mí.

-Puedes quedarte con Jessica.- dijo, Josh, sonriendo.- Pero a Jacklyn no te acercas.- esta vez fui yo quien sonrió levemente.
-Sólo quiero explicarle.- pidió, sincero.
-No necesito explicaciones.- dije, quitando la sonrisa de mis labios.
-Ya la oíste.
-Por favor.
-Lo siento.

Y me alejé. Josh caminó junto a mí pues aún no había soltado mi mano y yo no tenía la necesidad de hacerlo, no me molestaba, y ahora sé nunca me molestaría de hecho. Pronto dejamos al par de tontos atrás y llegamos de nuevo a la cabaña uno.

Josh entró y yo lo acompañé sólo para asegurarme de que Megan se encontraba bien, y así era; estaba dormida. Parecía muy tranquila, pero eso se arruinó por completo cuando uno de los parlantes del campamento comenzó a soltar ruidos agudos. Megan despertó y al instante se cubrió los oídos con las manos al igual que Josh y yo.

El ruido desesperante se detuvo segundos después y Lucy comenzó a hablar a través de aquel parlante. Nos indicó que debíamos estar en la cabaña principal para la nueva sorpresa que nos tenía. Ya comenzamos con las sorpresas del demonio. Pienso que ya tuve suficientes sorpresas por hoy y no estaba de humor para otra más, sólo necesitaba un baño de agua tibia y un descanso largo, no pedía nada más.

-Y allí vamos otra vez.- dijo Megan para luego arrojarse de nuevo a su cama. Le sonreí.

Oí unas pisadas detrás mío y una respiración lenta que se encontraba muy cerca. Mi piel se erizó al sentir algo tan cálido luego de una tarde bastante fría. Decidí no voltearme pues no sabía de quién podía tratarse y no quería llevarme la sorpresa de que fuese alguien a quien no esperaba. Era un chico que se estaba acercando cada vez más a mi hombro.

Por favor, que sea Josh.

-Hola, Jackie..

Y lo supe. Ningún chico me decía Jackie, sólo él. De ningún chico me gustaría tanto, sólo viniendo de él.

-Hola, Andrew.

Volteé finalmente, antes de que me diera algo debido a aquel chico que no se alejaba de mi hombro descubierto, y mis sospechas fueron contestadas. Se trataba definitivamente de Andrew Martini.

Sinceramente en estos momentos no quería hablar con él, pero eso era porque no quería hablar con nadie en absoluto. Lo había extrañado, sí, pero al parecer sólo extrañaba verlo frente a mí, no precisamente hablarle.

-Te extrañé.- dijo utilizando una voz gruesa demasiado sensual que me provocó notorio sonrojo.
-Supongo que ya no.- apenas pude hablar, pues seguía con timidez.
-De hecho sí.- se acercó.- Pues no sólo extrañé verte..- caminó hasta mí, dejándonos más juntos de lo que me apetecía estar en esos momentos.- Sino también algo que hice la otra noche..

No podía decir una sola palabra al respecto; no podía contestar ni opinar ni oponerme. Su cercanía me provocaba ganas de besarlo y no parar más, pero no en ese momento sino dejarlo para un lugar más privado, en donde el tiempo que nos lleve no importe. Miraba su rostro, sus labios, cada parte en que mis ojos me permitiesen llegar.

Él ya no se acercaba, no se movía en lo absoluto y tampoco yo lo hacía pues no pensaba en dejar que eso pasará allí. Siendo sincera, no quería que me besara, sólo quería salir de allí cuanto antes e ir a la cabaña principal en donde no estaría con ningún chico cerca. O al menos tan cerca.

-Tengo que irme, Andrew.- él me miró, incrédulo.

Supongo que no esperaba que rechace un beso suyo de esa manera, pero eso fue exactamente lo que pasó y no me arrepentía tanto de haberlo hecho. Salí de la cabaña uno antes de que Andrew me pidiese alguna explicación, y también antes de que me arrepintiera de haber rechazado aquel beso.

Luego de un rato de haber salido de la cabaña y caminado en dirección a la cabaña principal, oí que la puerta de la cabaña uno se abría y se cerraba minutos después, seguido de eso, escuché pasos que se dirigían hacia mí. Me detuve un segundo y aquellas pisadas también lo hicieron, entonces supe que alguien me seguía. Y ahora sólo pedía que no fuese Andrew porque no tenía muchas ganas de darle una explicación o de hablarle siquiera. 

-No me esperaste.- dijo una voz agitada, aún detrás mío, pero ya logré identificarlo.
-No sabía que me acompañarías.
-Desde ahora lo haré. Me gusta tu compañía.

No pude evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro al oír aquello y supe que a él le puso de buenas ver dicha sonrisa. Y no tengo la necesidad de mentir, pues a mí también me agradaba ese chico y nunca pensé que sería así.

-También me gusta tu compañía, Josh.

Are You The One? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora