Lujoso y encantador.

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La tarde había llegado luego de unas horas y todos debíamos ir a nuestras cabañas pero la presentadora decidió darnos un tiempo para conocernos mejor entre todos y darnos la oportunidad de elegir quién es el indicado para cada uno. Es algo estúpido, pero entramos y ya era casi imposible librarnos de esto.

No quiero un novio y lo admito, estoy aquí porque así lo decidió mi hermana mayor, no lo busqué, lo juro, y no quiero tener nada que ver con esto en lo absoluto. Prefiero quedarme sentada en este lugar, dormir, despertar y hacer la rutina diaria como si realmente estuviésemos en un campamento, ya que esa era la idea desde un principio y no pueden echarme la culpa por tomar esta decisión.

Aún no me cabía en la mente la idea que mis padres y tíos había tenido acerca de traernos a este estúpido lugar para pasar lo que deberían haber sido las mejores vacaciones de nuestras vidas, y por supuesto que sólo estoy refiriéndome a mi hermana y a mí, pues prefiero hablar nada más por nosotras que incluir a mi primo en una situación por la que no demostró ni siquiera una mínima expresión de insatisfacción, ya que al mencionarle el tema del campamento, él sólo lo aceptó.

Estaba concentrada en mis pensamientos y en las tonterías que sólo yo puedo imaginarme, pero luego todo eso acabo. Comencé a escuchar gritos, y éstos eran únicamente femeninos. Y no lo dudé un sólo segundo. Era demasiado obvio. Todo ese escándalo estaba siendo causado por las mujeres que iban abalanzándose sobre mi primo. Y esta vez no pude contener la risa, a lo que Megan me acompañó y reímos hasta más no poder.

-¡Se ven tan ridículas!- soltó Megan sin dejar de reír siquiera un segundo.
-Creí que sólo yo pensaba eso.- le acompañé en las risas.
-¡Dejen de reír y ayúdenme!- se lo veía tan desesperado.

Esto era sin duda lo que estuve esperando durante toda mi vida. Gracias, en serio ¡gracias por esto, niñas sin una pizca de dignidad en ustedes!. Y volví a reír. No es posible que chica a ya un poco mayores estén actuando de ese modo al tener cerca a un chico como Thomas, que en sí no era la gran cosa, es sólo un chico como todos los demás, y hasta puedo decir que es peor; es un tarado, no se detiene hasta hacer que la sangre te comience a hervir de la rabia y sabe hacer que una chica lo odie con tan sólo abrir la boca.

En pocas palabras, es un chico ordinario.

No sabía lo divertido que podía ser tener a un primo con complejo de modelo. Pero ahora lo estaba aprendiendo y no estaba pensando en arrepentirme. Nos quedamos como media hora viendo todo lo que pasaba hasta que sólo quedé yo. ¿Y Megan? Pues digamos que a nosotras se había acercado un hombre alto, con músculos en los lugares adecuados, muy atractivo y pues..

-Hola, señorita.- su voz era gruesa y bastante sexy, debo admitir.
-Hola.- ella saludó a la vez con la mano. Yo no me molesté en saludar pues vi que sólo se dirigía a ella.
-Mi nombre es Mark Worrall, es todo un placer.

El chico se acercó a ella y besó lentamente su mano. Fue algo realmente placentero aunque yo sólo lo estuviese viendo desde un lado. Él chico estaba sonriendo y ella se limitaba a copiar su acto, devolviendo al chico aquella sonrisa sin agregar una palabra más. Ella lo miró por una cantidad considerable de tiempo, hasta que finalmente se percató de lo que estaba haciendo, y debo decir que de estar en su lugar me avergonzaría por completo actuar de esa manera frente a un chico tan guapo como aquel.

-Yo.. soy Megan Johanson.- habló finalmente, y él sonrió.
-Hermoso nombre.
-Gracias.

En ese momento estaba tan arrepentida de no haber llevado una cámara conmigo, pues mi hermana estaba tan ruborizaba que merecía una fotografía para el eterno recuerdo de aquel momento. Yo estaba sentada observando a ambos chicos que conversaban tímidamente a un lado mío, fijándome en cada cosa que ellos decían sin que me importara ni un poco, pues podría ser tierno y extraño a la vez, pero sabía que tarde o temprano tendría que comenzar a fijarme en otras cosas.

-¿Me acompañarías un momento?
-Yo..- mi hermana me miró un segundo, luego a él.- Claro, vamos.- tomó su mano, se levantó y lo acompañó, dejándome sola.

Y por una parte la entiendo, yo también lo hubiese hecho si se me presentaba la oportunidad.

Justo en ese momento las chicas decidieron soltar a mi primo. Y al recordar cómo lo tenían hace un rato comencé a reír de nuevo. Él se sentó a mi lado y comenzó a respirar entrecortadamente. Me miró de manera cansada pero a la vez furiosa. Lo que él no sabía es que su mirada fulminante no servía de nada luego de ese espectáculo.

-Eso fue terrible.
-Al menos tienes suerte en esto.
-¿Qué?- aún estaba agitado.
-Que tienes suerte, las chicas te adoran.- reí.
-¿Y eso es bueno?- rodé los ojos.- Creo que con una sería suficiente.- parecía sincero.
-¿Y quién podría ser?
-Ella lo sabe.- su respiración volvió a la normalidad y la conversación llegó a su fin. Aunque no lo entendí.

Le sonreí y él intentó hacer lo mismo, pero su respiración no le dejaba. Realmente no sé porqué no me dieron unas enormes ganas de vomitar cuando sonreímos pero se sintió bien, tal vez no era tan malo como parecía. Decidimos dejarlo hasta allí y luego oímos a la presentadora llamando a ambos grupos. Nos acercamos y alcanzamos a oír un poco de las indicaciones que ella estaba dando.

-Bien, chicos, el momento de integración y presentación entre los equipos se ha acabado. Es hora de ir a sus cabañas, así que ¡Acompañenme!- ella comenzó a caminar alrededor de la cabaña y nos guió hasta la puerta y luego.. a la segunda puerta. Salimos del lugar y nos despedimos para luego poder entrar a nuestras respectivas cabañas.

Al entrar a una gran cabaña, en la que se notaba un destellante número dos en el techo, pude notar que era aún mejor de lo que yo imaginaba. El número en el techo era de color rosa y muy brillante. Esta cabaña era sólo para las siete mujeres del grupo dos y los siete hombres irán a la cabaña de al lado donde el dos es de un color azul igual de brillante.

Vaya, pienso que podría acostumbrarme a todos los lujos con los que contaba este dichoso programa de televisión, porque eso es lo que era al fin y al cabo. Lo cierto es que no podía esperar menos de lo que realmente era un programa para entretener a la gente que observaba la pantalla sin nada mejor que hacer. Por mi parte la idea era grandiosa, claro, si esta no incluyera la obligación de enamorar y enamorarse de un participante.

Esto no terminará bien.

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