Explicaciones 2.

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Thomas y yo estábamos unidos en un abrazo, mirando hacia una misma dirección: el lago. Y fue debido a esto que ninguno de los dos vigilaba sus espaldas, ya que estábamos concentrados en las palabras del otro, sin importarnos que otra persona pudiese asomarse a espiar de qué se trataba nuestro encuentro. Y quizá realmente no se trataba de un caso de espionaje, sino uno de pura coincidencia.

La voz provino de atrás, lugar por el que ambos habíamos venido y por el que cualquiera que yo hubiese invitado vendría. Sin dejar escapar otro minuto más para la sospecha de quien se encontraba mirándonos, deshicimos el abrazo y nos dispusimos a averiguar de quién se trataba la persona que estas horas había interrumpido nuestra charla, puesto que no se trataba de nada más que eso.

Mas ya pude imaginar de quién se trataba al oír su voz y al tener en cuenta las circunstancias.

No podía tratarse de nadie más que Megan Johanson. Y es que yo misma la había invitado, pero la muy impuntual no se había dignado a aparecer sino después de que las cosas se volvieron más íntimas entre Thomas y yo. Esta chica me las iba a pagar, aunque por el rostro de furia que llevaba podría decirse que ella no sería la única que lo haría. Y es cierto, necesito darle una clara explicación de todo esto. ¡Maldición que había llegado el momento!

-Querido primo, acabo de hacerte una pregunta seria. ¿Es que acaso no piensas responder?- habló desafiante.
-Megan, yo..- dijo con la voz entrecortada. A leguas se notaba que estaba a la defensiva y se encontraba mucho más nervioso por la presencia de mi hermana.- Lo siento.. Lo sentimos.

Ella rodó los ojos.

-¿Lo sienten?- elevó el tono de voz.- Lo mínimo que deberían hacer es sentirlo. ¿Tienen idea de lo que están haciendo?- se alteró.

Ambos nos vimos obligados a mantener la mirada baja, puesto que cuando mi hermana se ponía nerviosa era para temer de lo que fuera capaz de hacer. Y un claro ejemplo es la razón por la que estamos aquí, ella no piensa en los demás cuando da opiniones u opta por alguna opción que se le presente. Ella simplemente decide hacer lo que le venga en mente, piensa en ella y en lo que podía utilizar para sacar provecho. Espero en serio que ella logre recordar que nos inscribió en este campamento del demonio sólo para satisfacción suya.

Y no es sólo eso, pues de ese modo no tendría tanta culpa. Mas ella también nos había obligado a Thomas y a mí que finjamos ser una verdadera pareja por el tema de los estúpidos desafíos que antes de que todo el revuelo ocurriera, se daban con más frecuencia. Ya no podía esperar a decirle todo lo que estaba pensando, pero sabía que las cosa terminarían aún peor si es que le llegaba a levantar la voz a mi hermana. Claro está que esa situación no la toleraría.

Respiré profundo y traté de entrar con calma a la conversación, para no conseguir alterarla con mis palabras.

-Por supuesto que tenemos idea.- sentí la mirada de Thomas, pero la ignoré.- Es por eso que he tomado una decisión.- tomé aire.- Por esa razón te cité aquí.
-¿Y él?

Apreté los puños.

-Él ya lo sabe, pues había llegado a la hora que le indiqué.- solté. Ella se dio por vencida.
-Dime entonces, ¿cual es la maldita idea que se te ha ocurrido para que nada de esto se salga de control?- preguntó de mala gana.
-Sinceramente.., esto ya se salió de control, Megan.- ella bufó.- Y mi maldita idea es que nos vayamos de aquí.

Los ojos de mi hermana se abrieron, sus cejas se levantaron y toda ella mostró una expresión de estupefacción, asombro y un evidente desconcierto por lo que yo le había mencionado. Se supone que todos podemos tomar decisiones y, de la misma manera en que a mí me había molestado, irritado y fastidiado la osadía que ella había tomado por todos nosotros, esto también le molestaría a ella y ese no era en sí mi mayor problema.

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