Reclamo.

18 12 6
                                        

Mis manos comenzaron a temblar y no se trataba de un temblor causado por los nervios ni por la vergüenza que casi había pasado ni siquiera por el frío sino que se debía a la rabia que comencé a sentir de un momento a otro, así sin más, y sin explicación alguna.

No, no de nuevo. Y lo recordé. Soy temperamental, y soy capaz de hacer cualquier cosa sin siquiera pensarlo una vez. Esto podría ser peligroso como la última vez, la causa por la cual ahora estoy en un supuesto campamento de verano y no en una bella playa, recostada bajo el sol. No quería sufrir las consecuencias de mis estúpidos actos otra vez, ya tenía suficiente con lo que vine a aguantar aquí. Pero hay cosas que yo no puedo controlar y ahora, con esta rabia, la situación se ponía aún más complicada.

"Discúlpame, Thomas. No sé de lo que soy capaz con tanto trabajo en mi mente y es por eso que te pido perdón antes de siquiera saber yo misma lo que podría llegar a hacer."

Tomé una bocanada de aire, lo expulsé por la boca y, a continuación,  abrí la puerta.

-Jacklyn, hola, yo..
-¿Qué necesitas?
-Necesito que hablemos sobre lo que..
-Lo siento, no estoy de humor para hablar de lo ocurrido.
-Déjame explicarte nada más..
-No necesito explicaciones de nada.- tomé el pomo de la puerta e intenté cerrarla.
-¿Entonces por qué aceptaste hablar con Andrew?

La pregunta me tomó por sorpresa, claramente, hasta él lo pudo notar, ya que yo misma había impedido que la puerta se cerrará por completo al escucharlo. Y la abrí un poco, lentamente, haciendo más patente mi desconcierto. Él sólo esperó, pues ya supuso que me asombraría ante tal atrevimiento.

-¿Disculpa?
-¿Por qué no quieres hablar conmigo pero viniendo de él hasta besos aceptas?
-¡¿Disculpa?!
-Disculpada, pero ya responde que esto va en serio.

Estaba completamente indignada y pensaba demostrárselo. Apreté los puños y, esta vez, abrí la puerta por completo, saliendo de la habitación hecha una furia total. Coloqué ambas manos en frente mío y caminé hacia mi primo, haciendo que éste retrocediera a cada paso que yo daba, pues yo tenía la intención de empujarlo, haciéndolo chocar por la pared del pasillo.

Pero vi sus ojos, que me miraban fijamente, con miedo. O tal vez no se trataba de miedo sino de una notoria desconfianza acerca de lo que yo sería capaz de hacer. Y un dolor se hizo presente en mi corazón, algo parecido al choque de alguna cosa en dicho órgano.

Me detuve y mis manos volvieron a posicionarse en mis costados. Aún no aparté la vista de sus grandes ojos azules y él tampoco lo hacía, y parecía no querer hacerlo nunca. Debo admitir que tampoco yo quería dejar de verlo.. Se sentía relajante y podía ver los cambios que creaba su mirada en mí.

Me mitigaba.. Mitigaba mi enfermedad..

-Golpéame. Vamos, hazlo si eso es lo que quieres. Quizá me lo merezca.

Esta vez fui yo quien comenzó a retroceder, con pasos morosos, hasta llegar al marco de la puerta, pero no alcancé a entrar en la habitación de nuevo. Vi que Thomas se acercaba, aún intentando hacer que yo reaccione y lo golpee, pero por más que traté de moverme para entrar en la habitación no lo pude conseguir.

-¡Ya detente!

No lo soporté más y el único remedio a sus gritos era otro grito. Nunca había reaccionado de esta manera para ser sincera, no había pensado en gritar para liberar la rabia que sentía, pero desde ahora creo que podía hacerlo todo el tiempo. Thomas se paralizó al escucharme, y podía jurar que cuando ambos hicimos silencio las respiraciones de los dos comenzaron a escucharse con claridad.

-Lo siento.
-No importa.
-A mi me importa, es por eso que quería hablarte.- dijo, cabizbajo.
-Está bien.
-Nos vemos..- se volteó, pero luego reaccionó y giró de nuevo hacia mí.- ¿Qué?
-Hablemos, si eso es lo que quieres.

Are You The One? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora