Mi ropa; la pijama, no me la había cambiado antes de salir de la habitación por un atuendo que, por así decirlo, cubriera un poco más.. el cuerpo. No puede ser. ¿Cómo puedes olvidarte de algo como eso, Jacklyn? Eres la chica más tonta que conocí en la vida. Y ahora era mi primo quien se había dado cuenta de mi torpeza.
-Yo..
Intenté decir algo pero al sentir aún la mirada de mi primo en la poca ropa que yo llevaba puesta, me ruboricé y no pude pronunciar palabra alguna.
-Apenas llevamos dos días y medio aquí, cariño, no te apresures en provocarlo para poder ser la primera en acostarte con él.- Jessica sonrió hasta que sus dientes pudieron notarse.- Y tampoco debes ilusionarte; se nota a una larga distancia que Thomas no es para ti.- Ella miró de reojo a mi primo y, al rato, se fue, dejándome con las groserías que tenía la necesidad de decirle, en la boca.
Ya no me contuve y volví a caer al suelo. Me sentía realmente avergonzada; sentía un asfixiante nudo en la garganta, lo cual me impedía mantenerme tranquila. Ella me había humillado de nuevo luego de que yo misma me lo haya hecho, otra vez. Sólo quería saber cuándo sería el día en que dejaría de ser tan distraída y podría hacer bien las cosas sin que este tipo de situaciones se me presenten nuevamente.
Coloqué los brazos cruzados sobre mis rodillas y allí agaché la cabeza. Mi dignidad era un fracaso.
-Thomas-
Desperté muy temprano a causa de la horrible alarma del campamento o intento de ello. Al abrir mis ojos sentí unas inmensas ganas de salir de aquella habitación, ir al baño, cambiarme la ropa, prepararme y salir lo más veloz que pudiese hasta llegar al lugar de donde provenía aquel ruido estruendoso, con la intención de que aquello se detenga de una vez por todas.
Creí que si llegaba allí quizá la alarma dejaría de sonar por fin. Por tal motivo fue que me apresuré lo más que pude a salir de la cama e ir hasta el baño, ya que sólo había uno en toda la cabaña.
Quien llegue antes se lo gana, así de simple.
Salí de la habitación, aprovechando que los dos compañeros que tenía en aquella cabaña seguían, literalmente, luchando por sus sueños. Reí ante el mal chiste y luego me alejé de aquel lugar. Crucé por el pasillo que estaba ubicado sólo un poco antes del baño y fui aumentando la velocidad de mis pasos para estar seguro de que nadie me ganaría ese tonto baño que tanto estaba deseando en esos momentos.
Corrí.
Pero no creo que eso haya sido lo más inteligente que se me pudo haber ocurrido, pues al parecer a una integrante del grupo de las chicas se le había pasado por la mente lo mismo que a mí y- de nuevo un mal chiste-, nuestras ideas se chocaron, al igual que nuestros cuerpos. Un leve dolor en el pecho se me hizo presente cuando sentí que el de aquella chica se había estrellado justo allí con brusquedad. La oí caer al piso.
Me vi alterado por aquella situación reciente y no pensaba dejar las cosas de aquella manera. Sólo que no tenía en cuenta que aquella chica sólo estaría vistiendo un traje de seda fina y casi transparente. Podía ver su piel y las largas piernas que tenía la chica. Debo admitir que se veían suaves y no podía dejar de mirarlas.
De hecho, no podía dejar de mirar ninguna parte de de ella. Excepto.. Su rostro, en el cual no me había fijado hasta ese momento. La miré y, lo primero que noté fue que estaba balbuceando, quizá decía unas cuantas groserías, pero yo con tanto espectáculo por delante no llegué a oír una sola palabra. Pero, un segundo. La miré de nuevo.. Ay no.
No puede ser. ¿Ella?, ¿en serio? Al notarla allí sentí tanta vergüenza que no podía creer las cosas que mi estúpida y morbosa mente había dicho sobre su piel.. La piel de Jacklyn. Esto no puede ser real, no podía estar viéndola allí, frente a mí de esa manera tan poco apropiada.
Pero cuando intenté reaccionar sentí que mis pies estaban atados al suelo y que todo mi cuerpo se había tensado, lo que provocaba que no pudiera mover un sólo músculo. La situación comenzó a darme miedo y vergüenza por sobre todo; la respiración se me entrecortaba y me costaba respirar más a cada minuto que iba pasando.
La miré por tercera vez.
Una mujer rubia se había acercado a ella y, por un momento creí que la ayudaría a ir hasta donde ella había estado planeando, pero, sin embargo la dejó allí luego de decirle unas cuantas cosas que tampoco pude diferenciar. Mis oídos no servían hasta un cierto momento en el que oí perfectamente que una de las dos había mencionado mi nombre.
Al rato la rubia había abandonado el lugar y, de nuevo, Jacklyn y yo estuvimos completamente solos en aquel pasillo. La tensión era desesperante y no sabía qué es lo que debía hacer para lograr despertar y dejar de comportarme como un verdadero tonto. Ella estaba tan nerviosa y eso lo podía notar hasta en las vibraciones de su cuerpo, la miraba y notaba que si le permitía ella sería capaz de matarme.
Ella volvió al piso. ¿Pero qué le había pasado? De nuevo traté pero no conseguí moverme del lugar en donde estaba estancado. Era como estar en arenas movedizas, sin escapatoria alguna. Pero luego, al lograr escuchar unos pequeños sollozos provenientes de aquella indefensa chica que seguía sentada en el suelo, no aguanté más. Ella pertenecía a mi familia, no permitiría que se sienta destrozada.
Lo logré. Moví las piernas y los brazos. Me acerqué a ella y arrodillado la sostuve. Coloqué un brazo en su nuca y el otro por detrás de sus muslos. La levanté y ella me miró. Pude notar que no se lo esperaba y, admito que tampoco yo esperaba hacer eso, pero ya no tenía intenciones de arrepentirme.
La cargué hasta el gran sofá de la sala de estar y allí la dejé sentada. Noté de nuevo su mirada sobre mí, pues mi mirada también estaba puesta en ella; en sus ojos cristalizados a causa de lo que sea que aquella rubia le haya dicho, o lo que haya sentido al darse cuenta del imbéciles quien me convertí al mirarla del modo en que lo hice; era demasiado inapropiado mas me encuentro sorprendido por haberme avergonzado.
-¿Te encuentras bien?
-Eres un tarado.Al oír eso supe que sí lo estaba, era la Jake de siempre.
-Me alegro.- le sonreí en señal de que ya me había dado cuenta de que no se había molestado conmigo.
No tenía nada grave físicamente y sabía que no lo tendría; tampoco tengo un pecho de acero, eso sería demasiado hasta para mí. Lo único grave aquí sería lo tarde que llegaríamos a la cabaña principal con la presentadora que quizá ya se encontraba esperándonos, pero la esperaría y caminara con ella si eso era lo necesario para lograr que mi prima olvide todo lo que acababa de pasar entre nosotros.
![](https://img.wattpad.com/cover/83691880-288-k110833.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Are You The One? ©
Novela JuvenilEstamos atrapados. Atrapados en un condenado campamento de verano en el cual no estaría de no haber sido por culpa suya. Thomas Parker. Sus tonterías, su comportamiento y su poco sentido común fueron los que nos causaron este gran castigo. Aunque t...