Capitulo 18.

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Ya ha pasado un día entero y aún no tengo noticias de Annie.
Tyler me llamó para no preocuparme, dijo que ella aún no despertaba y que la habían trasladado a un hospital privado. Insistió en que no fuera al hospital ya que las cosas aún estaban tensas. Acepté a regañadientes.


Era de noche y lo único que podía hacer era dormir, mañana mismo iría a ver a Annie, sea como sea.


Cerré mis ojos cayendo en un sueño profundo, para mi no tan buena suerte.




El bosque estaba lleno de bruma, no se oía el ruido de ningún animal, solo el de las ramas crujir cuando las pisaba.
Las ramas de los árboles se azotaban fuertemente a causa del viento, hacía frío, y yo caminaba sin dirección alguna.


Encontré de pronto un sendero, estaba rodeado de rosas rojas y terminaba cerca a una cabaña, para ser más específica, en la puerta.


A diferencia de los otros sueños, en este podía visualizar con claridad por donde mi dirigía solo si caminaba por el sendero, nunca antes había visto un sendero en los otros sueños

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A diferencia de los otros sueños, en este podía visualizar con claridad por donde mi dirigía solo si caminaba por el sendero, nunca antes había visto un sendero en los otros sueños.


Llegué a la puerta de la cabaña encontrándola abierta. Entré y por instinto subí las escaleras. La madera del suelo era vieja, por lo que subía con cuidado para no romperla.


Llegué a la segunda planta y encontré un pasillo pequeño, al final había una habitación, y al lado de esta, había otra.


Me dirigí a la habitación del final, con ansias, como si por alguna extraña razón, yo conociera este camino. Me sentía familiarizada con la cabaña en general.


Abrí la puerta y lo que vi adentro me dejó helada. Una mujer, muy hermosa, estaba pálida, acostada en la cama, vistiendo solo un camisón blanco. De su pecho brotaba sangre, o eso parecía, ya que el líquido era negro, y apestaba.


Me acerqué a ella y caí de espaldas al observar mejor su rostro, esa mujer...¡Era idéntica a mi! lo único que nos diferenciaba era el color del cabello, ella era rubia. Al parecer le habían arrancado el corazón.


Sin poder evitarlo, lágrimas brotaron de mis mejillas, y comencé a llorar, sintiendo que una parte de mi moría.


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Black Brother's ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora