Un pequeño niño de 6 años trataba de esconderse debajo de su cama, por su rostro corrían lágrimas rojas, tenía mucho miedo, sus pequeñas manos temblaban sin control, volvió a abrazar a su peluche y cerró sus ojos con la esperanza de que no lo encontraran.
Se mantuvo quieto y sin hacer ningún sonido, esperó unos minutos más y decidió salir de su escondite, tenía que buscar a su mamá.
No notó nada raro al salir de debajo de la cama, a lo mejor esos hombres malos ya se habían ido.
Cuando estaba bajando las escaleras de su casa, sintió como algo lo empujaba contra la pared, al chocar contra el muro de piedra un intenso dolor se extendió por toda su cara, de sus ojos volvieron a salir lágrimas rojas, delatando su naturaleza.
-Vaya, Diana, tu hijo es precioso- Dijo un hombre vestido completamente de negro- Es una lástima que sea un vampiro.
La aludida sólo pudo gruñir en respuesta ya que en sus muñecas y tobillos tenía incrustadas varas de metal, que le impedían moverse.
-Vamos, querida, sabes que este pequeño es un monstruo, un chupasangre-
-Él no es un monstruo, tiene más humanidad que tú, imbécil- Le costó horrores hablar pero no permitiría que insultaran a su hijo.
-Digas lo que digas él morirá-
-¿Cómo puedes hacer esto, Andrew? ¡Es tu sobrino! ¡Mí hijo!- Le gritó desesperada.
El Cazador la miró con frialdad, sabía que su hermana amaba a su hijo pero el pequeño Noah era un vampiro, los seres a los que ellos combatían.
-Si hubieras seguido el plan en este momento no estarías pasando por esto-
-¡Si hubiera seguido el plan seguiría siendo una maldita asesina!-
-¡Nosotros no somos asesinos! ¡Salvamos a las personas de esos demonios!-
Diana soltó una carcajada, dejando a Andrew confundido.
-Sabes que los Cazadores matan a vampiros que son inocentes, algunos no matan a los humanos sólo toman la sangre necesaria-
Andrew ya no quiso escucharla más, él sabía lo que venía, y aunque Diana los hubiera traicionado era su hermana, no era otro Cazador desertor, pero la traición se pagaba con la muerte.
-Aunque no lo creas, lo siento mucho-
Noah seguía llorando en un rincón de la sala, tenía el rostro cubierto de lágrimas de sangre, no entendía por qué su tío le hacía eso a su mamá, siempre había sido bueno con ellos.
-¡No te acerques a él! ¡Si lo tocas te mataré!- Diana estaba fuera de sí.
Andrew recordando que venía acompañado llamó a uno de los Cazadores.
-Dispárenle un tranquilizante, uno muy leve, quiero que lo vea todo-
Los Cazadores tomaron una pequeña pistola y le dispararon a la mujer con ella.
-Dime, hermana, ¿Quién es el padre de Noah?-
-No...t...te lo...diré- Sentía su cuerpo flojo, como si no tuviera fuerza.
Andrew se acercó más a Noah, viéndolo tan vulnerable y asustado algo dentro de él se encogió, quizá el niño no fuera un peligro ahora, pero cuando creciera sería una sanguijuela más.
-Si no me lo dices, Noah sufrirá mucho- Andrew tomó a su sobrino por el brazo y lo levantó de un tirón- Pásenme el cuchillo.
Diana abrió los ojos asustada, no, Andrew no era tan despiadado ¿o si?