Infiltrado

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Ninguno podía creer lo que habían escuchado, sus mentes estaban en blanco.

Anne sabía lo que significaba que los vampiros te llevaran, desde que tenía memoria había escuchado cómo encontraban los cuerpos de los Cazadores capturados, algunos decían que entre sus filas habían vampiros tan antiguos que conocían todos los métodos de tortura creados por el hombre. Sus ojos se llenaron de lágrimas, sentía como si su corazón estuviera siendo estrujado por una mano invisible.

-No... - Susurró- ¡No!... ¡Él no puede estar muerto! ¡Él no!- Negaba con la cabeza mientras las lágrimas caían por sus mejillas- ¡Él no es un Cazador!

George al fin reaccionó y se levantó de su asiento rápidamente, fue con su mujer y la abrazó, ella se sacudía violentamente entre sus brazos, al verla en ese estado algo se removió dentro de él, después de todo sentía algo por Anne, pensó en Klaus, ese pobre desgraciado tendría la horrible experiencia de pasar por los calabozos de los vampiros, parecía mentira que la vida fuera tan irónica, él quería matarlo cuando era un bebé pero no pudo, ahora sin pedirlo, sucedía. Su hijo estaba muerto.

-George... Él no puede estar muerto... - Decía entre sollozos Anne, no podía creer que su niño ya no existiera- ¡No lo está...!

William miraba a sus padres, no sabía qué hacer, Anne lloraba en los brazos de George, su padre no parecía afectado, daba la impresión de que sólo consolaba a su madre por obligación, su cabeza era un hervidero de pensamientos, fragmentos de conversaciones, recuerdos, escenas, todo estaba tratando de ocupar su atención a la vez. Hasta que una frase lo devolvió a la realidad.

"Su hijo, Klaus, ha desaparecido"

Para cualquier Cazador eso significaba la muerte, en su mundo no existía el "desaparecer", una extraña sensación se extendió por su pecho, era algo que no lo dejaba respirar, se tocó el corazón, de ahí venía su malestar, también sintió escozor en los ojos, no sabía qué le sucedía.

Su hermano, Klaus, estaba muerto, era una completa locura, simplemente no podía creerlo, él no podía haber desaparecido.

-Anne, contrólate, debes aceptarlo- Le dijo George un poco harto de la situación- No sirve de nada llorar, él ya está muerto.

William, que miraba todo, sintió que su padre se estaba comportando como un imbécil, sabía que no quería a Klaus pero esto era demasiado.

-¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡También era tu hijo!- Anne empujó a George con todas sus fuerzas- ¡Eres un maldito!

La voz de Anne se convirtió en un horrible lamento, estaba irreconocible.

-Tú... - Lo señaló- Nunca lo quisiste, siempre lo trataste mal... ¡Era tu sangre!- Abrió los ojos con expresión atormentada- ¡Y yo... que era su madre, nunca lo defendí!- Un dolor agudo hizo que se tocara el pecho.

George dejó que ella hiciera su berrinche, al fin y al cabo nada iba a cambiar, era patético que llorara por ese inútil.

-Tenemos que encontrarlo... - Susurró para sí- Mi hijo no está muerto.

Se levantó con un poco de dificultad y salió corriendo hacia la puerta, ella estaba segura de que Klaus estaba vivo, lo encontraría.

William trató de acercarse a su madre y calmarla pero la enorme mano de George se lo impidió, instintivamente volteó a verlo.

-No, deja que se calme- Masculló entre dientes- Lo va a aceptar tarde o temprano.

Las duras palabras de su padre lo hicieron parar, Anne salió de la habitación sin parar de llorar, cerró la puerta dando un portazo.

Cazadores de VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora