Cuando era niño ver el sufrimiento ajeno le causaba dolor, los actos de crueldad y de barbarie lo hacían sentir enfermo.
Ahora, con el antiguo Klaus enterrado en algún lugar de su interior, el dolor de otros le causaba placer, en especial el de los Cazadores.
Una pequeña sonrisa se había instalado en su rostro mientras veía cómo Lukas abría la mano de un Cazador con un cuchillo sin filo, la hoja de metal avanzaba verticalmente desde la muñeca hasta los dedos con un poco de dificultad pero no se detenía, los músculos, huesos y tendones cedían ante la fuerza que el vampiro ejercía.
Los espantosos gritos del hombre podían escucharse varios pisos arriba de donde estaban, el joven Cazador lloraba y pedía clemencia.
-¡Para! ¡Yo no sé nada! ¡Lo juro!- El rostro bañado en lágrimas mostraba a un hombre sumido en la desesperación- ¡Ellos no me dicen nada importante!
Klaus esbozó una terrorífica sonrisa, a ese punto quería llegar.
-Entonces, dime lo que sabes- Su voz era suave incluso hasta amigable pero totalmente falsa- Quieres que se acabe el dolor ¿no?
Él sabía que los pequeños detalles hacían grandes diferencias, con un movimiento de cabeza hizo que Lukas dejara de lastimar al Cazador.
-Señor, si el humano no habla permítame arrancarle los ojos- Una petición sencilla por parte de Lukas, Klaus lo miró y asintió.
-¡No! Yo... Hablaré... - Con mucha dificultad logró completar frases coherentes, el dolor bloqueba su capacidad de pensar- Mis superiores han estado divulgando la nueva alianza que los Cazadores lograron.
Eso captó inmediatamente la atención de Klaus, frunció el ceño y apretó la mandíbula, esa plaga ya estaba tomando fuerza.
-Una nueva alianza... - Le lanzó otra mirada a Lukas, éste no mostraba ni un atisbo de sorpresa- ¿Con quién?
El humano no contestó inmediatamente, con verdadero horror miraba su mano, estaba abierta en dos, parecía la mano de un alien.
El cuchillo volvió a clavarse en su mano, Lukas jugaba con los tendones cortados, gritó, gritó hasta que se le acabó la voz.
-Él te preguntó algo, escoria- Susurró en su oído con odio- Contesta.
Los penetrantes ojos de Klaus veían la escena con diversión, el aterrado corazón del Cazador latía demasiado rápido.
-Parece que no le interesan sus ojos- Klaus sabía que estaba medio desmayado pero quería ver hasta donde aguantaba- Lukas, es todo tuyo.
Ver la reacción del Cazador lo hizo reír, el miedo paralizó su cuerpo, la intención de responder grabada en sus ojos, los dedos de Lukas empezaron a acercarse al globo ocular derecho.
-¡Los licántropos...!- La sangre brotó de su garganta, las cuerdas vocales se habían roto en su desesperación.
Algo salvaje raspó su piel desde el interior, caliente y fuerte.
El silencio que reinaba se veía interrumpido por los gemidos de dolor del humano, ya le estaba molestando, suspiró con fastidio.
-Mátalo, dijo todo lo que tenía que decir- Dio media vuelta y empezó a subir las escaleras de las mazmorras, el sonido de piel abriéndose y un grito ahogado lo despidieron.
Las mazmorras, ahora estaban vacías, todas las celdas habían albergado grandes números de Cazadores, las manchas secas y añejas de sangre le daban un aspecto macabro a todo el lugar, aunque imaginar el sufrimiento de esos miserables humanos le provocaba una enorme satisfacción.