Yunuen suspiró y entró en la habitación que compartía con Ally, eran apenas las 6 de la mañana, su amiga todavía estaba dormida.
Un nudo se instaló en su garganta, pronto tendría que decirle que ya no estaría con ella, en realidad no se imaginaba su vida sin ella, eran como hermanas, lo más duro sería no hablarle.
Pero ya había tomado una decisión, no podía echarse atrás.
Parecía que la vida le arrebataba las cosas que quería, primero Klaus, luego Ally.
Recordó a la familia asesinada y su semblante se endureció, ella podía salvar a las personas, Ally lo entendería, claro, si supiera lo que sucedía.
En verdad esperaba que ella la pudiera perdonar, conociendo a Ally no lo iba a aceptar, iría con el director y le exigiría que no las separara.
Entonces tendría que explicarle... y eso sería lo más doloroso.
Escuchó como bostezaba alguien y supo que el momento había llegado, Ally ya estaba despertando.
-Ahhhh... que rico es estirarse- Comentó sin percatarse de la presencia de Yunuen- Ahora viene la flojera de levantarse.
Ally lentamente comenzó a desenredarse de las sábanas, su cabello estaba echo todo un desastre, toda su cara tenía rastros de sueño, ni siquiera abría los ojos.
-Tengo hambre... -
-Ally, tengo que hablar contigo- Dijo en tono serio.
Los ojos de Ally se abrieron con sorpresa y un poco de miedo, jamás había escuchado hablar a Yunuen así, algo muy malo sucedía.
-Yunuen, ¿Qué sucede? No me asustes-
Ally ya no estaba en la cama, se había acercado a Yunuen y la miraba con preocupación.
-Es sólo que ya no estaremos juntas- Soltó de sopetón- Te enviarán a otro equipo.
-¿Qué...? ¿Por qué?- Ally estaba muy confundida.
-El director Dagon me dijo que tu nivel es mucho más bajo que el mío- Explicó- Yo tengo que estar con los de mi nivel.
Esas palabras calaron hondo en el corazón de Ally, ella sabía que Yunuen era un poco más extrovertida y aventada pero de ahí a que fuera superior a ella...
Sus ojos se aguaron, no le importaba lo que dijeran los demás, se supone que eran amigas, Yunuen no podía creer eso.
-Pero... ¿Tú no lo crees, verdad?- Preguntó esperanzada.
Yunuen supo que lo que diría podría destruir su amistad con Ally, rezaba para que no fuera así.
-Yo... pues... no lo sé...- Ally se alejó de ella- En parte... tienen razón.
Ally era muy sensible, y Yunuen lo sabía, lo más seguro es que llorara.
-No... tu no puedes creer eso, no eres así- Su voz temblaba- Siempre dijiste que yo era alguien especial, somos como hermanas.
Yunuen tuvo que clavarse las uñas en las palmas de sus manos, respiró profundamente y aguantó las lágrimas.
-En verdad, sólo me importaba Klaus, fuiste la primera en hablarme, es cierto, pero ¿Creíste todo lo que te dije?- Yunuen se odiaba en esos momentos- Vaya que eres patética, mis padres me recomendaron que buscara amigos poderosos, aunque éstos fueran unos incompetentes.
Unas gruesas gotas salieron de los ojos de Ally, su corazón se encogía a cada palabra.
-Mmmmm... tengo que admitir que me gustaba Klaus, pero tú querida eras sólo un títere- Le escupió- Siempre hacías lo que yo te decía.