Cazadora.

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Klaus seguía en el baño, aún no lo creía, podía ver, se miró en el espejo, todavía quedaba algo del niño de 8 años que alguna vez fue.

Lentamente una sonrisa comenzó a asomarse por su rostro, hacía mucho tiempo que no sonreía, y esta vez era de felicidad.

Miró sus manos, eran grandes y fuertes, los tatuajes que tenía en los brazos le llamaron la atención, un estaba comenzando a desaparecer.

No le tomó importancia y volvió a sonreír, los oyuelos en sus mejillas se hicieron presentes, sentía que iba a explotar de alegría.

Madison, tenía que decírselo a Madison, pensó de repente.

Salió disparado del baño, abrió la puerta y al entrar en la habitación, la vio.

Era hermosa, su abundante cabello castaño claro tenía destellos dorados, lo que más llamó su atención fueron los carnosos y finos labios color coral, su rostro de porcelana mostraba que era una persona dulce, en la comisura de su ojo derecho había un pequeño lunar, eso la hacía verse adorable.

"Ella es nuestra, nos pertenece"

-Sí, es nuestra- Por primera vez Klaus lo apoyó- Pero le hicieron daño.

"Nosotros la curaremos, ella merece ser feliz"

-Ella va a ser feliz, yo me encargaré de eso- Le aseguró.

Madison se removió en la cama e hizo que los mechones de su cabello se alborotaran.

Klaus no pudo resistirse y se acercó a la cama, tocó su rostro, Madison pegó su mejilla a la mano, buscando el agradable calor que despedía.

-Madison... despierta... -

Ella al instante abrió los ojos y se encontró con Klaus, había algo extraño en él, sus ojos... eran cálidos, ya no había frialdad en ellos.

-Klaus... tus ojos- Dijo sin creérselo.

-Sí... puedo ver-

Rápidamente Madison saltó de la cama y lo abrazó, Klaus le correspondió, se sentía tan bien estar así.

-¿Cómo pasó?- Preguntó en su oído.

-No lo sé, sólo pasó- Apretó el abrazo- Estoy tan feliz.

Al separarse quedaron muy juntos, ninguno quería alejarse, se miraron a los ojos como hipnotizados, sus respiraciones chocaban, es como si no existiera nada más que ellos dos, Madison fue quién dio el primer paso al juntar sus labios.

Klaus sintió los cálidos labios de Madison sobre los suyos, eran suaves y muy dulces, le siguió el beso al instante, lo había estado anhelando, tomó su cintura y la pegó más a él, la necesitaba cerca, enterró su mano en el suave cabello de Madison.

El inocente beso que se habían estado dando se había convertido en uno muy apasionado y hambriento, Madison sentía cómo Klaus devoraba su boca, él sacó su lengua y delineó el contorno de sus labios, pidiendo permiso para entrar, ella lo aceptó gustosa.

Un gemido ronco salió de la garganta de Klaus, quería más, algo había tomado control de su cuerpo y quería mucho más, se separó un momento para tomar aire, mientras se alejaba mordió el labio inferior de Madison y lo jaló.

Juntó sus frentes y entrelazó sus manos, ambos respiraban agitados, Klaus volvió a besarla pero esta vez un poco más calmado y profundo.

Dejó que sus manos vagaran  por el cuerpo de Madison, metió las manos debajo de su blusa y tembló cuando sintió la suave piel, quería morderla y saborearla.

Cazadores de VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora