Capítulo 30

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Dorc me hizo cenar y dormir en mi torre, pero por la noche no conseguía conciliar el sueño. Solo pensar en Arco encadenado me ponía enferma. Me levanté y me vestí, me daba lo mismo lo que me dijesen, solo quería verlo. Fui a la arena, estaba tal y como me lo había imaginado, grandes cadenas le sujetaban los brazos y las piernas, una enorme cadena iba desde su cintura hasta el suelo, era espantoso. Estaba de pie, pétreo como una estatua, algunos consejeros le rodeaban hablándole pero él no les hacía caso. Dude en acercarme pero de repente fijó su mirada en mí. Me acerqué y los consejeros fueron callando hasta enmudecer.

- Tú.... - llegué hasta su altura, a salvo por las cadenas.

- Dejadme hablar con el Rey, a solas - le pedí a los consejeros, estos se fueron pero dejaron apostados a los guardias - Arco... por favor, debes escucharme.

- ¿Escucharte?, ¿quieres explicarme por qué me has encadenado como a un perro???.

- Tu mente está siendo controlada por los monjes, Garrick dice que debes convertirte en dragón para liberarte. Por favor, hazlo, hazlo de una vez y dejemos atrás ésto.

- Te espera un gran destino Senda Craine, un glorioso destino pero antes te juro que te castigaré por esta afrenta - me dijo y me asusté de verdad, nunca había sido tan directo, nunca había utilizado mi apellido humano. Ver la cólera del dragón me dio escalofríos de terror.

- Arco, por favor, conviértete en dragón - le supliqué y di un paso hacia delante. El Rey fue rápido y se abalanzó hacia mí, las cadenas le obligaron a parar, gritó y las agitó. Draco aterrizó al lado mío y me echó hacia atrás.

- Aléjate de él, pequeña, es peligroso - me dijo.

- Draco, ¡no!, tengo que convencerle - le dije.

- ¡No! Es peligroso, acompañadla hasta su torre - le dijo a los jinetes, estos me sacaron de allí casi a rastras.

Volví a mi torre nerviosa y agitada, no podía quitármelo de la cabeza. Había salido el sol pero yo no conseguía dormir, estaba vestida para bajar a desayunar cuando Draco apareció en mi terraza.

- Por fin, ¿Qué ha ocurrido?, ¿se ha transformado? - Draco negó con la cabeza.

- No hemos conseguido nada, estamos intentándolo de varias maneras.

- ¿Maneras?, ¿qué maneras hay para que alguien se convierta en dragón?

- Pequeña... no, no creo que debas saberlo.

- ¿Pero qué....? - imaginé que habían optado por el dolor para intentar que se convirtiese y me callé.

- Tengo que hablarte de otra cosa, hemos parado varios ataques en distintos frentes. Vengo para que hagamos un reconocimiento por las líneas defensivas.

Asentí desanimada pero volé con él, recorrimos todos los puestos defensivos reforzando y cambiando de lugar a algunos de los jinetes. Volvimos por la noche cansados y muertos de hambre, al aterrizar en la explanada nos dijeron que no había habido ningún cambio en el Rey.

Los días se sucedieron, no me dejaban ver a Arco pero este intentaba escapar en todo momento, los guardias debían permanecer alerta para no llevarse ningún golpe del Rey. Por mi parte seguía haciendo rondas con Draco para ver las defensas, exponiendo los resultados al consejo.

Llegamos a la explanada después de un largo día, Draco se quedó hablando con varias personas y me escabullí hasta la arena, le miré desde lejos pero enseguida vi que me miraba. Bajé por las gradas hasta la arena, uno de los jinetes me interceptó.

Trilogía Jinete de Dragón: Aprendiz de Jinete (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora