Capítulo 42

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Bajé con Arco de la mano los escalones que nos separaban del resto. Atham se acercó a mí y me dio un casto beso en la frente, llamándome 'mi reina'. Draco se acercó y me hizo una reverencia sarcástica.

- Mi reina - me dijo con sorna luego se fue enfadado, yo ni siquiera pude responder, todavía no me lo creía.

Dorc apareció con gran orgullo en sus ojos y me dirigió una profunda reverencia, le sonreí levemente, y seguí al siguiente consejero, y al siguiente, y al siguiente.... Los consejeros iban pasando ordenadamente dándonos la enhorabuena, las reverencias se iban acumulando en mi espalda y durante un segundo pensé que me pondría a gritar. Joan se acercó a nosotros con su andar felino.

- Felicidades Majestad - no me incluyó en sus felicitaciones - creí que no había tanta premura en la boda.

- Cambiamos de opinión Joan - dijo el Rey - ¿no vas a saludar a tu Reina? - le preguntó con voz cargada de significado. Ella sonrió falsamente y me dijo tras hacerme una reverencia.

- Majestad - la miré por un momento y posé mi mirada en el siguiente consejero al que dediqué una dulce sonrisa. Me dio tiempo de ver sus ojos cargados de odio mientras se retiraba por aquella muestra de nulo interés por mi parte, 'qué le diesen', pensé, 'perra del averno...'.

Después de saludar a todos y cada uno de los consejeros y a los demás presentes. Arco volvió a dirigirse a todos.

- Llevad mi felicidad a todos en el Reino, que no quede nadie sin que sepa que hay una nueva Reina entre nosotros. - Anunció. Luego dijo que nos retirábamos a descansar.

Anduvimos en silencio seguidos de criados hasta una parte del castillo donde nunca había estado, supuse que eran los aposentos del Rey. Allí despidió a todos los criados que se quedaron sorprendidos pero se fueron dejándonos solos. La puerta se cerró y esperó unos instantes hasta que los pasos dejaron de oírse en el pasillo.

- ¡¡¡Varanos!!!, ¿en qué demonios pensabas????, ¿sabes lo que te podían haber hecho???.

- Yo.... - ni siquiera sabía cómo defenderme.

- El maldito alfa de los varanos te ha puesto su marca, ¡a ti!!!! ¡Mi esposa!!!!. ¿Sabes lo poco que me falta para buscarlo y matarlo por tocarte? - me cogió de los hombros y me zarandeó.

- Yo no... - pero seguí en silencio.

- El original les dijo que te buscasen, ¡el original!, Senda, ¡piensa en ello!!!! ¡Y ahora son nuestros aliados!!!!. Te dejé en manos del Morlan para que no estuviesen en peligro, me alejé de ti para que nada de esto te salpicase, alejé a Draco para que no os metieseis en líos y me encuentro contigo en una maldita y apestosa cueva varana. ¡Maldita sea Senda!! ¡mil veces maldita sea!!!. ¡Esto se ha acabado! ¡No volverás a hacer nada si mi maldito permiso!!! ¡Eres mía!! ¡Mi esposa!!! Ahora nadie volverá a cuestionar mi autoridad sobre ti. ¡¡Destriparé a aquel que lo intente!!! - dijo con furia.

Me cogió entre sus brazos y me besó furiosamente, me arrancó literalmente el vestido hasta dejarme desnuda delante de él.

- Si veo uno solo de esos puntos iridiscentes varanos en tu cuerpo te juro que te lo arrancaré con piel y todo - me amenazó.

Me empujó hasta su cama besándome con pasión, después de todo lo que había pasado yo no podía pensar en nada, solo en que estaba en sus brazos, que por fin estaba en sus brazos. Me tumbó con él encima mientras seguía besándome y acariciándome, me llevó hasta un estado de locura apasionada y culminó en el mayor orgasmo que jamás había sentido. Sentí que me desvanecía hasta la cómoda oscuridad mientras él me rodeaba con sus brazos.

Trilogía Jinete de Dragón: Aprendiz de Jinete (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora