Capítulo 32

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Me levanté para ir a los entrenamientos, Arco no estaría en todo el día, se había ido a las fronteras del Reino a negociar otros tratados. Así que me aseé y salí para vestirme y allí estaba Draco apoyado en la terraza, con los brazos en cruz mirándome. Puse los ojos en blanco, de verdad que la palabra intimidad no era tan difícil. Me vestí en un momento y salí a la terraza.

- Mmmnnn.... ¿sigo castigada? - le pregunté.

- No, después del numerito de ayer creo que no tiene lugar el castigo - bueno, avanzábamos en algo.

- ¿Están bien Zilas y su jinete?

- Sí, no te preocupes por ellos, están bien.

- Y... ¿tú y yo estamos bien? - le pregunté. Cambió de posición y se puso a mi lado.

- ¿Qué sientes?

- Que si alguien intentara apartarte de mí le arrancaría las entrañas. - Draco me sonrió.

- Yo me siento completo, pequeña. Por primera vez en cientos de años, me siento completo.

- La próxima vez... ¿podemos hablarlo con un té?, me sentiría mejor que andar perdiendo el control porque alguien intente tocarte siquiera.

- Jajajajaja.... Me parece bien, la próxima vez hablaremos. - Di un paso hacia él y le abracé.

- Me alegra que seas mío Draco. - Le susurré.

- Me alegra ser tuyo, pequeña - me dijo él.

- ¿Qué pasará a partir de ahora?.

- Eso depende de ti, ¿vas a seguir montando sobre mí?

- ¿Acaso lo dudas?, ¿después del lío que he montado? - se volvió a reír.

- Me ha gustado levantarme por la mañana y tenerte en mi mente pequeña.

- ¡Bah! Yo ni siquiera te he sentido... - le dije para molestarle.

- Ya he visto que has estado muy ocupada - me dijo con doble sentido. Me puse colorada.

- Por favor, dime que 'eso' no puedes verlo.

- Creo que vas a tener que descubrirlo por ti misma - ¡mierda! Voy a matar a alguien, no sé a quién pero lo voy a hacer. Volvió a abrazarme. - Gracias por reclamarme.

- Siempre. - Esta vez se separó y salió volando.

Cuando llegué a los entrenamientos Galadel no estaba, hice los entrenamientos yo sola pero no le vi en toda la mañana. A la hora de la comida pregunté por él pero me dijeron que estaría en la torre Raise.

Fui a buscarle, pregunté a varios aprendices de la casa pero ninguno supo dónde estaba el dragón. Iba a dejarlo pasar pero fui a hablar con los maeses, tuve suerte, tomaron mi aviso en serio y se estableció una partida de búsqueda. Nadie había visto al dragón.

Fue la comidilla del día, la misteriosa desaparición de Galadel. En la cena todavía no había aparecido.

- ¿Estás segura de que no te lo has cargado y has escondido su cadáver? - me preguntó Príus.

- Eres idiota Príus... - aunque sí que sentía un poco de miedo por haberle traumatizado durante la batalla.

- A lo mejor se lo pensó mejor y se volvió a casa después de que Senda le hiciese cortar el cuello a la jinete - dijo Luca riéndose.

Trilogía Jinete de Dragón: Aprendiz de Jinete (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora