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-Preciosa...- me susurra Tom al oído. Me he quedado dormida entre sus brazos.

Me ha cubierto con la manta que tiene doblada sobre el respaldo del sofá. Su tacto es muy suave. Su pecho me ha echo las veces de almohada. Ya ha oscurecido.

Le miro a los ojos. 

-¿Cuándo te marchas?- le pregunto sin rodeos.

-Mi vuelo sale del Heathrow mañana a las 11:30 a.m.- me responde con gesto serio.

Bajo la mirada sin poder evitarlo. Sabía que esto acabaría así pero no puedo evitar sentir una pequeña punzada en el corazón. No debía haberme implicado así con él.

-Tengo sed- digo intentando cambiar de tema.

-¿Möet & Chandon?- me pregunta con intención de levantarse.

-No te molestes, sé donde está la cocina- bromeo y me levanto.

Únicamente visto un culotte rosa de raso y encaje y me alejo contoneándome. Dejo caer mi melena por la curva de mi espalda y miro hacia atrás sonriendo a Tom seductoramente. Al instante le tengo pegado a mi piel pasándome el brazo por la cintura.

-¡Te acompaño!- exclama.


Ya en la cocina Tom sirve champán en dos delicadas copas de cristal. Al beber el primer sorbo con algo de ímpetu unas solitarias gotas descienden desde mi boca hacia mi escote. Tom, ni corto ni perezoso, las lame electrizando mi piel.

-¡Mmmmmm!, más...- exige.

Yo libero parte del contenido de mi copa a la altura de mi escote. Tom hunde su nariz en mi vientre, junto a mi ombligo y recibe el líquido a lametones.

-Más...- exige de nuevo. Yo obedezco.

Esta vez Tom desciende hasta mi entrepierna bajándome la ropa interior hasta la rodilla. Dejo correr otra vez el champán por mi piel. Él lo lame sobre mi sexo observando en todo momento mi reacción.

-Más...- dice dándome la botella. Yo le obedezco de inmediato.

Sus manos me sujetan por los muslos. Tengo a Tom de rodillas frente a mí, de nuevo entre mis piernas, lamiéndome con devoción. Me devora saciándose. Querría cerrar las piernas durante un instante para poder seguir manteniéndome en pie, pero eso no está en los planes de Tom. La punta de su lengua presiona mi clítoris. Sus labios lo acarician. Su boca se lo come con gula.

Otra vez, lo único que rompe el silencio son mis gemidos. Tengo que sujetarme en la encimera, de otra modo caería al suelo. No aguantaré mucho más esta dulce tortura. Al instante tengo un devastador orgasmo con el qué caigo desplomada sobre Tom. Él me mira satisfecho.

-Buena chica...- murmura en mi pelo.

Ambos permanecemos sentados en el suelo de la cocina durante un rato. Descanso sobre Tom, saciada, mientras nos bebemos el resto de la botella de champán.

-Me vuelves loco. Con tal de qué no salieras de aquí te encerraría con llave y la tiraría al mar- afirma Tom.

-¿Vas a secuestrarme?- le pregunto con sorna.

-Quédate conmigo esta noche- me suplica.

-No puedo... Mañana por la mañana tengo que ir al gimnasio y luego a trabajar.

-Quédate. Te llevaré temprano a casa para que puedas cambiarte de ropa y te acompañaré a la oficina. De lo del ejercicio podemos ocuparnos aquí...- dice Tom mordiéndome el lóbulo de la oreja.

CITY OF LONDONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora